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ENRIQUE GARCÍA | Presidente del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina

“El Gobierno de Macri ha hecho una labor interesante en su primer año”

El directivo del banco multilateral defiende una mayor integración económica de América Latina

Enrique García, presidente del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, este lunes en Madrid.
Enrique García, presidente del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, este lunes en Madrid.JAIME VILLANUEVA

El exministro boliviano de Planeamiento Enrique García (La Paz, 1941) deja este año su cargo como presidente del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, al que ha dirigido desde 1991. La institución, que en un principio se circunscribía a cinco accionistas, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, ahora cuenta con 19 miembros iberoamericanos, entre los que se cuentan España y Portugal. Su crecimiento fue una respuesta a la prevalencia en los años noventa de las directrices de organismos como el Banco Mundial en la región. “Somos un banco de desarrollo de propiedad de países emergentes, que no es lo mismo que el modelo tradicional de la banca multilateral”, afirma García este lunes a su paso por Madrid, adonde ha venido a despedirse de representantes e instituciones oficiales tras más de 25 años de gestión en el banco.

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Pregunta. ¿Cómo mantiene el banco la estabilidad pese a los giros ideológicos en el continente?

Respuesta. Precisamente por la filosofía de respetar las diferencias y por el hecho de que CAF ha mantenido una presencia permanente en los países miembros, en las buenas y en las malas. Somos el banquero que saca el paraguas cuando llueve. Por lo menos en los 25 años que he estado en CAF no ha habido país miembro que no haya pasado por momentos difíciles y nosotros nunca hemos dejado de respaldarlos. En su momento, Perú estaba en una crisis tremenda, Ecuador, Bolivia, Argentina… Otras fuentes se cerraban, nosotros los hemos ayudado. El resultado ha sido que los países tienen lealtad con el banco, lo que ha hecho que ninguno en la historia de la institución haya incurrido en default [cesación de pagos].

P. ¿Cómo es la relación con Venezuela, donde está la sede central del banco?

R. Siempre hemos mantenido una relación cordial. Venezuela, evidentemente, está atravesando una situación muy difícil, pero, al igual que hemos hecho con el resto, lo hemos apoyado en iniciativas que son sanas y transparentes. Y vamos a continuar, con la esperanza de que la situación difícil que tiene en términos económicos y políticos encuentre una solución de consensos entre las partes. El Gobierno no ha tenido ninguna interferencia con la institución.

P. ¿El crecimiento de la región a un ritmo más lento ha afectado la financiación del CAF?

R. En los momentos de las vacas flacas somos más importantes. Pero, si bien el ritmo de crecimiento de la región ha disminuido, no todos los países son iguales. El peso de las economías más grandes muestra que ha habido un decrecimiento el año pasado y que en este va a ser apenas un crecimiento positivo marginal. Cuando un Brasil cae 3,5%, Venezuela tiene una caída tan grande, y Argentina… Si quitamos esas economías, los países no están creciendo igual que hace cinco años, pero tienen un nivel de crecimiento positivo con perspectivas a mejorar.

P. ¿Las medidas liberalizadoras de Macri en Argentina forman parte de esas perspectivas?

R. Desde luego. Creo que el Gobierno de Argentina ha hecho —no hay ninguna duda— una labor interesante en el primer año de mandato al haberse resuelto el problema que tenía con los mercados. El ambiente para la inversión es positivo.

La llegada de Trump hace pensar en la importancia de la integración de América Latina”

P. ¿Cómo cambia la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el panorama de la cooperación económica de Latinoamérica?

R. Las señales que ha dado el presidente Trump en este primer mes indican, obviamente, una tendencia hacia un mayor proteccionismo, el tema de migración… Eso tiene implicaciones en la región, especialmente con los países que tienen acuerdos con Estados Unidos, como el tema de México con el Nafta [siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte]. Hay que esperar, no ha pasado más que un mes.

En lo positivo, esas señales hacen que debamos volver a pensar en la importancia de una integración regional pragmática. En los últimos años ha habido un deterioro en el tema, con mucha fragmentación. Por un lado Mercosur, la Alianza del Pacífico, el grupo del Alba… Eso no conduce a nada positivo, hay que repensar esto en forma pragmática para ser más competitivos, lograr mejor infraestructura, tecnología, y llegar a una posición común en las relaciones a nivel mundial.

P. ¿Cuáles son los obstáculos para esa integración?

R. El primer desafío es que haya voluntad política para tomar el tema en serio. El segundo es que los países estabilicen su equilibrio macroeconómico, aunque la mayor parte ha hecho un trabajo excelente, más allá de las ideologías. Por otro lado, hay señales interesantes, como los esfuerzos de conversar cada vez más entre Mercosur y la Alianza del Pacífico. Creo que estamos en un momento de inflexión.

P. ¿Cuán lejos está la unión de esos dos bloques?

R. Va a tomar tiempo. Si comparamos lo que pasaba hace dos o tres años, cuando comenzaron algunas reuniones en Santiago de Chile promovidas por la presidenta Bachelet, con lo que pasa en este momento, hay un avance por las condiciones globales, pero es prematuro hablar de una consolidación. Hay que promover que se acelere esto.

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