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Desplazados laborales, el daño colateral de la inteligencia artificial

Los empleados con salarios más bajos, sin enseñanza media y del transporte serán los más expuestos a ser sustituidos por programas o máquinas

Un coche autónomo de Google por las calles de Washington
Un coche autónomo de Google por las calles de WashingtonKAREN BLEIER (AFP)

El asistente virtual Echo, desarrollado por Amazon, se agotó en Estados Unidos una semana antes de la Navidad. Se supone que está pensado para sincronizarlo con el ordenador y los sistemas domóticos y así poder pedirle que suene una canción o que apague las luces. Pero el entusiasmo por este altavoz que responde al nombre de Alexa es tal, que cientos de miles de usuarios le han pedido incluso matrimonio. Y es que mientras los humanos se dedican a mandarse mensajes de texto dando golpes a la pantalla del móvil, este sistema desarrollado por Amazon responde hablando.

Es el ejemplo más evidente de cómo el avance en la inteligencia artificial está logrando que las máquinas desempeñen cada vez más tareas de personas. La propia Amazon tiene un supermercado piloto sin cajeros. Los tractores sin conductor ya están dando en Estados Unidos los primeros pasos para cuidar y recoger cosechas. Hace dos meses un camión autónomo recorrió 200 kilómetros con un cargamento de cerveza. Cada semana un experimento empresarial azuza el miedo a que los robots escalen la pirámide laboral hasta hacerse con todos los empleos.

Un estudio de la Casa Blanca calcula que en el sector del transporte se perderán hasta 3,1 millones de empleos en EEUU

Como indica Hod Lipson, autor del libro Driverless (MIT Press, 2016), la tecnología crea siempre retos económicos. Lo hizo la irrupción de Internet, por ejemplo, con las librerías tradicionales y los videoclubs. Pero estos cambios masivos, explica, crean nuevos modelos de negocio y hacen que nuevos sectores evolucionen. Los expertos anticipan que llevará un par de décadas para que los sistemas automatizados dominen nuestras vidas y por eso urgen una estrategia para evitar que desplacen a millones de empleados.

Nuevo informe de la Casa Blanca

El consejo de asesores económicos de la Casa Blanca acaba de publicar un estudio en el que analiza el impacto de esta transformación y hace recomendaciones para proteger los empleos que está en riesgo de quedar desplazados por las máquinas. El temor es que esta rápida mutación agrave aún más la brecha económica y social. Pero el progreso es, al mismo tiempo, esencial para mejorar la productividad.

La OCDE publicó recientemente un estudio similar dedicado a los desplazados por la popularidad creciente de la inteligencia artificial. El Instituto sobre el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford estima que el 47% del empleo total en EE UU está a merced de la computación. El sector más afectado será el del transporte, por el desarrollo de coches, camiones y autobuses autónomos.

El estudio de la Casa Blanca anticipa en concreto la pérdida de hasta 3,1 millones de empleos en EE UU en el gremio de los taxistas, repartidores, camioneros y en el transporte público. Lipson no cree que los conductores profesionales sean una especie laboral en peligro de extinción. Pero sí advierte que tendrán que buscar trabajos en otros sectores que evolucionen a su alrededor.

De hecho, como admiten los autores del estudio, las predicciones son complejas porque la inteligencia artificial no se aplica a una función específica, sino que son múltiples las innovaciones que emergen a la vez. El agrícola ya está dando los primeros pasos en ese proceso, con la adopción de sistemas completamente automatizados para cuidar y recoger las cosechas. Otras industrias avanzan más lentamente.

Pero los diferentes estudios de impacto coinciden en un punto fundamental: los empleados con salarios más bajos y sin títulos de enseñanza media serán los que estén más en riesgo de que sus puestos de trabajo se automaticen. “Si estas estimaciones se cumplen”, advierten, “la vida de millones de estadounidenses se verá alterada de una manera significativa y tendrá graves consecuencias económicas”.

Trabajadores complementarios

Subiendo más la escalera, es posible que algunas funciones de la jornada laboral se automaticen pero eso no significa necesariamente que vayan a quedar completamente apartados. Y ahí entra en juego el impacto positivo de la inteligencia artificial. Jason Furman, presidente del consejo de asesores económicos, explica que la innovación “ayuda a complementar el trabajo de los empleados mejor preparados”.

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La tecnología, como explican los autores del estudio, es clave para mejorar la eficiencia de la economía y que puedan subir los salarios al tiempo que se reducen las horas de trabajo. Por eso la Casa Blanca defiende que se inviertan más recursos en la inteligencia artificial. Accenture estima que la productividad laboral puede mejorar entre un 11% un 37%, dependiendo del país, para 2035.

El panorama, por tanto, no es tan oscuro. Pero como admite Furman mirando a lo sucedido las últimas dos décadas, la tecnología contribuyó en parte al incremento de la desigualdad económica y social. El informe sugiere, por tanto, que esta tendencia continuará con la inteligencia artificial. Por eso habla de manejar bien el proceso para rebajar el impacto en las ocupaciones que están más en riesgo.

El reto está, precisamente, en conciliar estas dos visiones. La lógica es que el camionero puede ser más productivo en la carretera si se adapta a la nueva realidad y las nuevas tecnologías, a su vez, permiten reducir en paralelo el coste del transporte. En este sentido, plantea tres estrategias generales para aprovechar las oportunidades que brinda la innovación en el ámbito de la inteligencia artificial.

La educación es necesaria

La tecnología, insiste Furman, “no es un destino”. Es su forma de decir que con la política adecuada se puede ir por delante del cambio y mitigar su impacto. El informe recomienda así que se amplíe el acceso a la educación técnica de los jóvenes y a la formación de los adultos en áreas de la economía que crecerán en un futuro automatizado. Eso requiere de una mayor inversión en las escuelas.

Al mismo tiempo, se propone expandir el alcance de los apoyos públicos a los que quedan al margen y cambiar reglas básicas que rigen las prácticas laborales, porque se necesitarán menos horas para producir lo mismo. Este último aspecto es un toque de atención a la administración de Donald Trump, que en un mes entra en funciones con una agenda muy clara de recortes en los programas sociales.

Lo que se trata de evitar, concluyen a modo de advertencia los expertos, es que la inteligencia artificial acabe beneficiando a un grupo de personas muy restringido que pueda permitirse adquirir esta tecnología y lograr gracias a la formación que los humanos compensen las debilidades de las máquinas y viceversa, como ya se hace en el ámbito de la medicina con el sistema Watson de IBM.

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