España se prepara para apostar otra vez por Argentina
El giro político de Macri abre expectativas para 2017 pero la inversión española en el primer año de su mandato se desplomó
Las empresas españolas han vuelto a confiar en Argentina. Quedó atrás el golpe que en 2012 supuso la nacionalización de las acciones de Repsol en YPF y la apertura económica impulsada por el presidente Mauricio Macri ha convertido al país, otra vez, en atractivo para los inversores. Macri está apurado por conseguir dinero desde el exterior y cada uno de sus gestos busca ganar la confianza de los empresarios. Así lo hizo en septiembre durante el Foro de Inversión que organizó para más de 1.900 altos ejecutivos de todo el mundo y en octubre en el coloquio de IDEA en la ciudad de Mar del Plata, el encuentro más importante del año con el sector. Al gobierno le han sobrado muestras de apoyo del empresariado español al giro que dio a la economía kirchnerista. Pero el inicio de año, sin embargo, fue más de observación que de hechos concretos. Pese a la ansiedad del gobierno, la inversión bruta española se derrumbó de 109,8 millones de euros en 2015 a apenas 10 millones de euros durante el primer semestre de 2016, una cifra casi simbólica.
El mapa de las empresas españolas en Argentina es heterogéneo. Comenzó a dibujarse en los años 90 con la llegada de grandes actores como Telefónica, Repsol y Gas Natural Fenosa y la expansión del sector bancario con el BBVA y Banco Santander a la cabeza. Con el tiempo se sumaron decenas de pymes que se animaron a la internacionalización. La Cámara Española de Comercio de Argentina (CECRA) tiene 200 empresas con sus casas matrices en España, de las cuales 180 son pequeñas o medianas. La mayoría ha sobrevivido a la debacle económica de 2001 y, con matices, al kirchnerismo, cuya política de tarifas de servicios públicos congeladas fue especialmente dura para las empresas de servicios. Hoy el panorama ha cambiado en forma radical. “Se han restablecido tres temas importantes”, dice Guillermo Ambrogi, presidente de CECRA. “Primero, la seguridad jurídica esencial para decidir una inversión; segundo, un clima de negocios en el cual se respeta a la empresa como motor de la economía; y tercero, un diálogo institucional con el gobierno. Son tres pilares que favorecen la inversión que antes no estaban”, explica.
Inversiones en picada
Desde 1993 la inversión bruta directa española en Argentina fue de 34.000 millones de euros, según el DataInvex de la Secretaría de Estado de Comercio. La mitad de esa cantidad se concentró en 1999, cuando Repsol compró al Estado las acciones de la petrolera YPF. España es hoy el segundo mayor inversor extranjero en Argentina, por detrás de Estados Unidos. Perdió el podio tras la expropiación, justamente, de Repsol en 2012. Desde entonces la caída de las inversiones españolas en Argentina no se ha detenido: 430 millones en 2012, 386,5 millones en 2013, 206 millones de euros en 2014, 109,8 millones en 2015 y sólo 10 millones en el primer semestre de 2016, evidencia de que los inversores están a la espera de que se aclare el panorama.
El comercio, en tanto, fue en 2015 deficitario para España. Exportó a Argentina vehículos, maquinarias, combustibles y otros productos industriales por 1.318 millones de euros, y compró alimentos, minerales y productos químicos por 1.376 millones de euros. En el primer semestre de este año, fruto de la parálisis económica argentina, las exportaciones hacia Buenos Aires se derrumbaron hasta los 489 millones de euros, con un déficit comercial de 303 millones de euros.
La posibilidad de repatriar dividendos, prohibida por el kirchnerismo para evitar la salida de dólares, completó un escenario económico propicio para nuevas inversiones. El número de consultas de empresas españolas interesadas en Argentina ya ha duplicado este año al registrado en todo 2015, según las cifras que maneja el consejero económico de la embajada de España en Buenos Aires, Diego Moleres. “Hay empresas interesadas en vender en el mercado argentino, otras que se fueron y quieren volver y otras que proyectan ampliar sus inversiones”, explica. Con todo, el dinero no llegará enseguida. “Los empresarios que quieren invertir son optimistas con lo que serán los próximos meses pero quieren ver que los propios argentinos inviertan y el desarrollo de las leyes”, dice Moleres. Entre las nuevas normas que discute el Congreso “hay una muy importante que permitirá que los privados gestionen ciertos servicios del Estado”, agrega Ambrogi.
El nuevo clima inversor es especialmente atractivo para los bancos. Santander Río puso en marcha un plan de inversiones a 2018 de 1.200 millones de euros destinados a tecnología, modernización de sucursales y un nuevo edificio corporativo. Pero la estrella ha sido la compra de la banca minorista del Citibank, una operación que está a la espera de la autorización oficial. “La decisión tuvo que ver con una visión positiva del sistema financiero. Argentina es un país subdesarrollado financieramente y en un contexto más propicio puede duplicar su tamaño en un quinquenio”, dice Sergio Galván, gerente principal de comunicaciones de la entidad. Para el ejecutivo, el cambio de gobierno “representó para las empresarios españoles lo mismo que para todos, esto es, un canal de diálogo más fluido y reglas claras de juego. Es lo que busca todo empresario: crecer, generar empleo y que las reglas se mantengan”.
Las empresas de servicios también han festejado el cambio de rumbo económico. El gobierno actualizó en abril las tarifas de gas, electricidad y agua que se encontraban prácticamente congeladas por ley desde la crisis de 2002, pese la inflación. Para Bettina Llapur, directora de comunicación de Gas Natural Fenosa, “ahora hay un intento por reconocer el costo de las distribuidoras y vamos a tener un nuevo cuadro de tarifas que nos permita la con rentabilidad normal de cualquier país del mundo. Este año ya tenemos inversiones comprometidas por 357 millones de pesos (21 millones de dólares)”. Las inversiones en infraestructura abrieron un nuevo horizonte de posibilidades, sobre todo porque Macri apuesta a la creación de empleo mediante la obra pública. Allí encontró un nicho la empresa Acciona, presente en grandes licitaciones en Buenos Aires. Rómulo Betnaza, a cargo de las gestiones institucionales para el desembarco de la empresa en Argentina, dice que el país sudamericano es atractivo para desarrollar empresas que en Europa están paradas y obligadas a internacionalizarse”. “En esa internacionalización”, explica, “resulta que Argentina pasa a ser uno de los principales atractivos mundiales”.
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