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Cavalera resurge de sus cenizas

La firma brasileña de moda joven resucita y se prepara para tomar por asalto las tiendas de Latinoamérica

Desfile de Cavalera para presentar la colección del verano de 2017
Desfile de Cavalera para presentar la colección del verano de 2017FERNANDA CALFAT

Resurgir de las cenizas: el tópico de una empresa que consigue resucitar en época de vacas flacas. Pero en el caso del empresario brasileño Alberto Hiar, de 51 años, la figura mitológica griega del Ave Fénix significa mucho más. El ave es el logo de Cavalera, la marca de ropa para jóvenes fundada por Hiar hace más de 20 años y que es hoy una referencia en Brasil, con 35 tiendas propias y más de 1.000 puntos de venta distribuidos por todo el país.

No fue casualidad que Hiar escogiera ese logotipo. Además de ser el símbolo de la renovación, la leyenda del ave proviene de Heliópolis, en el antiguo Egipto. El mismo nombre de la favela del sur de la ciudad de São Paulo donde el empresario nació y empezó a coser sus primeros sueños. “Allí, o surges de las cenizas o el fuego te destruye. Me gusta mucho ese lema para hacer frente a la vida y a mi profesión”, explica. Una vida con sufrimientos. Durante su juventud vivida en la favela, el empresario perdió dos hermanos: uno se suicidó por causa de las drogas y el otro fue asesinado. La mayoría de sus amigos de infancia también murieron, según recuerda Hiar.

Actualmente, con una producción de casi 500.000 prendas al año y 385 empleados, Cavalera pretende emprender otros vuelos y ya empieza a pensar en el mercado internacional. “Enviamos nuestro trabajo al grupo El Corte Inglés y se interesaron por la marca. Sin embargo, primero queremos expandir la empresa a América Latina y abrir tiendas en Chile y Argentina”, explica Hair, que garantiza que ya ha pensado en toda la logística internacional. “Somos una marca con proveedores en todo el mundo, no sería un problema globalizarnos más”, concluye.

Sin miedo a la recesión

A pesar de la fuerte recesión por la que atraviesa la economía brasileña, el empresario dice que todavía no ha sentido la crisis. En los últimos dos años, la facturación de Cavalera ha crecido un 20%. Su estrategia para enfrentar los tiempos de vacas flacas ha sido la de escoger prioridades y simplificar las áreas menos estratégicas. Además, supo comprar mercancía y materias primas importadas antes de que el dólar subiera el segundo semestre del año pasado.

En los últimos años, la empresa también decidió diversificar sus productos para no depender solo de un mercado. Hace cuatro años, Cavalera empezó a producir calzados, una apuesta acertada ya que el sector es uno de los más fuertes y rentables de la empresa actualmente. La marca también ha apostado por locales diferentes: las barberías Cavalera, decoradas al estilo de los cuarenta, venden cosméticos de la marca.

Este año, Hiar todavía ha tenido energía para emprender nuevas aventuras. Junto con su esposa, Valéria Hiar, ha comprado la marca brasileña de ropa Zoomp, famosa en los años ochenta, que había decretado suspensión de pagos. La pareja planea relanzarla el año que viene.

Según el empresario, parte de la producción de la empresa se lleva a cabo en São Paulo, pero el resto depende de la demanda y los precios. “Hoy podemos comprar unos vaqueros en Turquía y mandarlos a algún país africano para que les hagan los bordados. No tenemos solo un punto fijo, hay que ser competitivo”.

Desde joven, Hiar se destacó por su espíritu emprendedor. Hijo de inmigrantes libaneses, a los 14 años empezó a trabajar con su padre en un puesto de ropa en un mercadillo. Considera que allí aprendió a hacer negocios. Poco después atendía en una tienda de telas en el centro de la ciudad. Enseguida decidió que lo que en realidad quería era crear su propia marca y su propia ropa. A los 17 empezó a vender camisetas que él mismo estampaba con imágenes de surf y skate. En esa época empezaron a llamarlo El Turco Loco (tradicionalmente, en América Latina se llama turcos a los descendientes de libaneses) por aparecer en un anuncio de televisión gritando y lanzando al aire las prendas de ropa. Es un apodo que aún conserva.

Al poco, Igor Cavalera, exbatería de la banda de trash metal Sepultura, abrazaba el estilo de la ropa streetwear, o de calle, diseñada por el empresario. En 1995, el músico le propuso a Hair que crearan una nueva marca de ropa con su nombre: Cavalera. La sociedad con Igor, que solo duró algunos años, introdujo la música en el diseño de las prendas, que se convirtieron en las favoritas de los rockeros.

“Igor era el más moderno de la banda y empezamos a crear muchas cosas juntos. Funcionó bien, empezamos a vender mucho y a ganar tanta repercusión que entramos en la semana de la moda de São Paulo”, cuenta. A partir de ahí, aumentó la demanda de las prendas de la marca, cuyos principales productos eran camisetas con eslóganes divertidos y vaqueros. Como consecuencia, también aumentó el número de tiendas.

La irreverencia se convirtió en la marca registrada de las prendas y los desfiles de Cavalera, que muchas veces contaban con la presencia de personalidades del mundo de la música. Los lugares escogidos para los lanzamientos también eran insólitos. En 2008, por ejemplo, la marca realizó el desfile de la colección de invierno en el río Tieté, el más contaminado de São Paulo. Un desguace, el Museo del Ipiranga y el Minhocão, un viaducto situado en el centro de la capital, también fueron escenario de los lanzamientos. “Es una forma de protesta. En el caso del desfile en el río Tieté, por ejemplo, era una manera de preguntar: ‘¿Por qué este río está contaminado?’. Y en el caso del Minhocão, ‘¿por qué no se ocupa este espacio público?”, explica.

A la marca le gusta luchar contra los prejuicios y Hiar no pierde la oportunidad de provocar. En la presentación de su colección de verano 2017, por ejemplo, el fondo musical era la música sertaneja (una especie de country brasileño), un estilo bastante diferente del universo rockero que dio origen a la marca. “Tenemos una identidad, pero las diferencias pueden ser constructivas”, cree el empresario, para quien la fuerza de su negocio reside precisamente en la coherencia de la identidad, y siempre que puede se rebela contra el sentido común con el objetivo de sorprender. “A lo largo de todos estos años ha prevalecido el alma de Cavalera”, destaca.

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