Mauricio Macri reabre las importaciones y golpea a la industria
Argentina busca el difícil equilibrio entre abaratar los precios y mantener los puestos de trabajo
Argentina, uno de los países más proteccionistas de América Latina, ha entreabierto la puerta a las importaciones. Abrirla del todo abarataría el precio de los bienes de consumo, que son los más caros de América Latina, pero enviaría a la quiebra a centenares de pequeñas y medianas empresas industriales, incapaces de competir con la oferta externa. El Gobierno de Mauricio Macri "debe encontrar un equilibrio entre el empleo y los precios", resume el economista Mariano Lamothe, de la consultora Abeceb. Caminar por la cuerda floja sin caer hacia uno u otro lado no parece fácil y los pasos dados hasta el momento han sido suficiente para hacer saltar las alarmas de la industria local, golpeada de antemano por la caída del consumo interno, la inflación desorbitada y los fuertes aumentos en las facturas de luz, gas y agua.
Ante la escasez de dólares y las dificultades para conseguir crédito foráneo, el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) impuso a partir de 2011 severas restricciones a las importaciones. Se volvió obligatorio asociarse con empresas que exportaran para poder importar otro producto del mismo valor y muchos de los permisos de importación quedaban paralizados durante semanas. Esos obstáculos han desaparecido. "Ha habido un gran cambio, ahora es mucho más fácil importar", admite el presidente de la Asociación de Importadores y Exportadores de Argentina (Aiera), Daniel Solda.
A la cabeza del aumento de las compras desde el exterior -en cantidades- figuran los vehículos, con un incremento del 40,2%, seguidos de los bienes de consumo, con un ascenso del 20,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Aun así, las importaciones tienen una participación en el PIB argentino de solo el 10%, de acuerdo a un informe de la consultora Muñoz y Asociados publicado por El Cronista, que sitúa a Argentina y Brasil como las economías más cerradas del continente.
"Entre enero y julio las importaciones textiles aumentaron un 17%, ingresaron cerca de 20.000 toneladas de productos", detalla Jorge Sorabilla, presidente de la Fundación Pro Tejer. que nuclea a la cadena de valor de la indumentaria en Argentina. En el mismo periodo, según Sorabilla, la compra de productos textiles en el mercado interno ha caído un 12%. "Ambas variables está generando una caída en el nivel de actividad del sector de entre el 20% y el 25%", asegura el empresario textil, quien dirige TN&Platex, la hilandería de algodón más grande de Argentina. La caída de la producción ha provocado la suspensión de unos 5.000 trabajadores "y goteos de despidos" en el sector, que aumentarán si la economía no se reactiva hacia finales de año, tal y como promete el Gobierno.
La industria textil argentina no puede competir con los bajos precios de los productos chinos y se ve amenazada también por otra modalidad de importaciones, el comercio "puerta a puerta" habilitado por el Gobierno el mes pasado. Miles de argentinos se han lanzado a adquirir productos online después de años de cierre virtual de fronteras para las compras individuales, que eran sistemáticamente paradas en la aduana independientemente de su valor. Sacarlas de allí requería atravesar un laberinto de trámites, pagos y oficinas. Con la nueva legislación, se pueden hacer libremente hasta cinco adquisiciones online al año, por un valor máximo de 1.000 dólares y un límite de 50 kilogramos por envío.
Ley para limitar importaciones
La polémica por las importaciones ha ido in crescendo y ha saltado esta semana a la arena política. La oposición peronista se ha alineado con la industria y presentará en el Congreso un proyecto para limitar gran parte de las importaciones durante 120 días con el objetivo de "proteger el trabajo", según Sergio Massa, líder del Frente Renovador. Macri se opone radicalmente. "No podemos condenar a los argentinos a que, encima que el salario alcanza con lo justo, que cada cosa que tengan que comprar valga mucho más que en el resto del mundo", dijo el presidente argentino desde China, donde participó en la cumbre del G20. Macri aseguró que el Gobierno ha abierto un diálogo con los distintos sectores industriales para elaborar planes de productividad que permitan cuidar los empleos.
"El Gobierno ha llamado a los importadores y está tratando de regular la suba", confirma el presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Alberto Sellaro. La producción de calzado ha mermado un 30% respecto a 2015 por la combinación de aumento de las importaciones y la reducción del consumo. "Si la importación crece mucho, va a haber despidos y van a afectar al consumo", advierte Sellaro. Los despidos son por ahora escasos, sostiene, ya que la mayoría de empresas "está aguantando" y espera a ver cómo arranca en las próximas semanas la temporada de primavera-verano.
"Estamos en un proceso de transición, que va a durar varios años. Habrá que fortalecer algunos nichos en los sectores más competitivos, para que se fortalezcan y tomen empleo, ya que algunos sectores perderán empleo", vaticina Lamothe. Las trabas a las importaciones se mantendrán parcialmente en algunos sectores, como el textil y de calzado, que emplean a una gran cantidad de mano de obra, mayoritariamente en pequeñas y medianas empresas.
Otro de los sectores sensibles es el automotriz, que se ve complicado por el aumento de las importaciones procedentes de Brasil y, a su vez, por la caída de las exportaciones al gigante vecino, su principal socio comercial. Cerca de 6.000 trabajadores están actualmente afectados por suspensiones rotativas en las principales fábricas de automóviles y de autopartes del país, que tienen previsto mantenerse hasta fin de año, según los sindicatos.
El difícil equilibrio buscado por Macri depende en gran parte de que las expectativas de mejora económica para final de año se cumplan.
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