La cervecera ecuatoriana Nacional se bebe la crisis
La mayor industria del sector en ese país confía en la fuerte demanda para mantener sus resultados
Se dice que fray Jodoco Rique, un religioso franciscano originario de Malinas (en la actual Bélgica), veía cómo sus hermanos conventuales, nacidos en España, solo bebían vino. Hijo de su tierra, se remangó el hábito y fermentó por primera vez cereal para hacer cerveza en Latinoamérica. Fue en Quito, hace 450 años. Hoy, el mercado del pionero de las Américas está dominado por Cervecería Nacional (CN), la primera cervecera del país y una de las cinco compañías con más beneficios desde hace años. Desde 2005, la empresa es propiedad de la multinacional anglosudafricana SABMiller.
La marca dominante es Pilsener: la bebida que se sirve en los bares, que se toma en las terrazas, que acompaña a las fiestas improvisadas en la calle y a los altavoces en las playas. La empresa no solo está presente en el mercado cervecero, sino también en el de la malta (con una bebida sin alcohol a base de cebada) y en el del agua mineral.
El anuncio de la inminente fusión entre SABMiller y su gran rival, la belga ABInbev —una operación valorada en 93.852 millones de euros—, afectará de lleno a Cervecería Nacional. Las condiciones de la Superintendencia de Control del Poder del Mercado para autorizar la fusión en Ecuador implican la entrada de un nuevo rival, ya que obligan a Cervecería Nacional a deshacerse de su marca Dorada y, lo que es más importante, a reducir su gasto en publicidad.
Cronología
1885. Los inmigrantes alemanes Heinrich Stagg y Martin Reinberg fundan una fábrica de cerveza en la ciudad costera de Guayaquil.
1913. La empresa introduce la marca Pilsener, que se convertirá en la más popular de la compañía.
1976. Se fusiona con uno de sus grandes rivales, la Cervecería Andina de Quito.
2005. SABMiller compra la empresa.
Hacer recortes, y no solo en anuncios, empieza a ser una prioridad. La caída de los precios del petróleo y la situación económica del continente han sumergido a Ecuador en una crisis que ha encarecido los insumos importados y reducido la liquidez en el país. En 2015, el PIB ecuatoriano creció solo un 0,3%.
Por si fuera poco, en abril un terremoto en el noroeste del país causó la muerte de 661 personas y obligó al Gobierno de Rafael Correa a subir los impuestos para pagar la reconstrucción. Entre las tasas que aumentaron están las que gravan los consumos especiales como el alcohol, los cigarrillos o las gaseosas. La bebida de malta se encareció en 0,25 dólares (0,22 euros) por cada litro y la cerveza igualó su tasa a la de los demás licores: 12 dólares (10,7 euros) por cada litro de alcohol puro que se usa en la elaboración, cuando antes eran 7,24 dólares (6,49 euros).
Eso afecta de lleno a uno de los productos estrella de la compañía, el refresco Pony Malta. La empresa ya advirtió a la Asamblea Nacional que, si los impuestos subían, la producción del producto dejaría de ser competitiva frente a la misma industria en Colombia, cuya elaboración se beneficia de la devaluación del peso frente al dólar.
La reforma también haría caer las ventas casi un 12%, según estimó Carlos Vinicio Troncoso, vicepresidente de Asuntos Corporativos. De hecho, los nuevos impuestos provocaron un desacuerdo entre Cervecería Nacional y las grandes empresas de distribución. Mientras se decidía quién iba a pagar las nuevas tasas, los productos de la compañía empezaron a faltar en las estanterías de los mayores supermercados del país.
Por fortuna, crisis como estas no empañan las expectativas a largo plazo de la compañía, dado que el negocio parece asegurado. El 80% de los ecuatorianos que consume alcohol prefiere la cerveza a cualquier otro tipo de bebida, según las últimas cifras oficiales de 2014. Y, en una especie de compensación por los nuevos impuestos, el Gobierno decidió levantar la prohibición de venta y consumo de alcohol los domingos, que regía desde 2010.
El año pasado la firma se anotó 451,1 millones de euros en ventas, invirtió 49,3 millones en activos y cerró con beneficios de 106,4 millones de euros, lo que la situó como la cuarta empresa más rentable del país. Una solidez que se consolida aún más si se suma el buen resultado de su socia: Dinadec, la compañía que se encarga de los 16 puntos de distribución repartidos por las provincias del país. En 2015, fue la sexta mayor empresa nacional por ingresos con unas ventas de 716,8 millones de euros.
No es raro que muchos ecuatorianos ambicionen trabajar en Cervecería Nacional. No solo por su solidez, sino porque, por ley, las empresas del sector privado deben repartir entre sus empleados el 15% de sus beneficios anuales. No van solo a los 1.154 accionistas de CN, sino que los 2.111 trabajadores directos —1.359 operarios, 42 ejecutivos y el resto mandos intermedios medios— se meten cada año en el bolsillo varios miles de dólares que complementan su sueldo. En el país, el salario básico unificado es de 366 dólares (328,2 euros) al mes, y la industria cervecera nacional lleva años entre las cinco primeras empresas con más beneficios.
Unos 4.000 agricultores ecuatorianos cultivan la cebada, que, junto con la levadura, el agua y el lúpulo, es la materia prima del negocio, pero la empresa ha ido ampliando su cartera de materias primas locales en los últimos tres ejercicios. En 2012, creó en el ámbito interno la Dirección de Desarrollo de Proveedores, en consonancia con los incentivos gubernamentales para sustituir las importaciones por producto nacional. Hoy, de los 1.963 proveedores que le proporcionan botellas, etiquetas o chapas, entre otros, el 87% son ecuatorianos.
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