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La plantilla de Abengoa espera que el acuerdo acabe con los atrasos en las nóminas

La multinacional ha planteado ocho ERTE que afectan a unos 500 trabajadores

Javier Martín-Arroyo
Planta de energía solar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor.
Planta de energía solar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor.PACO PUENTES

Los 17.000 empleados de la multinacional andaluza Abengoa repartidos por todo el mundo ansían que el acuerdo para salvarla acabe con los retrasos en los salarios y despeje –o al menos aclare- su futuro laboral. “Nos han dicho que con el acuerdo van a poner al día el pago de la extra de verano y las indemnizaciones pactadas. Porque para quitar el clima de confrontación y que la gente confíe, tiene que cobrar. Una conflictividad permanente no es buena ni para la empresa, ni para los trabajadores, ni para los servicios que ofrece a terceros”, sostiene Jesús Ordóñez, del sindicato UGT.

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El acuerdo para el rescate debería atajar el retraso en la paga extra de verano y las indemnizaciones del reciente ERE, pero sobre todo debería aliviar la dura negociación colectiva entre la empresa y los sindicatos para ocho ERTE (expedientes de regulación de empleo temporales) planteados en sendas empresas, según las previsiones de las centrales. El plan de la multinacional supondría mandar a casa a unos 500 empleados durante 15 meses, cuando lo habitual son turnos de seis meses. Pero de momento la empresa guarda silencio sobre sus próximos movimientos en materia laboral. Ni siquiera confirma cuántos trabajadores mantiene en España (hace un año eran 5.000) tras un ERE y numerosas bajas voluntarias. Sevilla aglutina el grueso de la plantilla, también presente en Madrid, Salamanca y Alicante.

“El acuerdo es muy positivo, pero nos gustaría que se plasmase en la mesa de negociación. De momento solo han bajado de 15 a 14 meses –de paro forzoso para los trabajadores afectados- y el ERTE afecta a 48 de 96 empleados en Abengoa Research. No entendemos un expediente de 14 meses, cuando solo tienen que decidir si quieren o no investigar”, lamenta Gonzalo Rincón, secretario del comité en esta filial. Abengoa Research investiga en campos como la bioenergía y con materiales para mejorar espejos, receptores en plantas y transmisores de calor. Unos conocimientos punteros que luego se trasladan a las filiales de tecnología y de ahí a las filiales de construcción para los proyectos.

De los ocho ERTE, el de Nicsa ya está en prórroga del periodo de consultas, el de Abeinsa EPC se cierra hoy, mañana el de Abeinsa BD y el martes Abengoa Research. Además, el grupo tiene planteados otros cuatro expedientes. “El dinero no va a llegar de la noche al día, pero esa refinanciación debe estar reflejada en el empleo mediante un plan social de viabilidad”, reclama Agustín Mazón, de UGT, sindicato mayoritario en las negociaciones. La empresa ha rechazado ofrecer su versión sobre el ajuste de plantilla planteado. “Abengoa quiere que 500 trabajadores se vayan 15 meses al desempleo. No tiene sentido ninguno porque no tenemos plan de viabilidad específico para cada empresa. Vemos inviable una solución a 15 meses, necesitamos una solución a corto plazo. Es muy sencillo: la gente quiere saber si va a trabajar, y sobre todo cobrar si se trabaja”, añade.

De momento, las posiciones de empresa y sindicatos están muy alejadas en las ocho negociaciones abiertas para los ERTE. Está por ver si el grupo opta por rebajar sus exigencias o presentar los expedientes sin acuerdo y pelear a posteriori su postura en los tribunales.

Además de la plantilla, las empresas proveedoras –a las que Abengoa adeuda millones de euros- también han respirado con algo más de oxígeno tras el acuerdo. Miguel Martín, de la consultora EFC Group, que logró un acuerdo de mínimos con pagos a corto plazo y poca quita, cree que la liquidez es fundamental para la supervivencia del grupo. “El hecho de que reciba liquidez nueva te hace creer que van a cumplir los acuerdos firmados. El dinero en caja te ofrece mayores garantías. El tiempo con caja es más fácil de soportar”, resume.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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