La industria mexicana del I+D es 10 veces menos productiva que la de EE UU
México aun continúa en los eslabones del ensamblaje y la manufactura en la cadena de valor tecnológica
Las plantas de la industria aeronáutica, del software o del automóvil situadas en el centro y el norte de México suelen citarse como ecosistemas económicos ejemplares. Proyectos empresariales que superan el tópico mexicano de la manufactura barata y apuestan por la innovación, la tecnología y la generación de valor. Una mirada más profunda revela sin embargo que aun mejorando en muchos apartados estos sectores también adolecen de las flaquezas habituales de la economía del país. De acuerdo a un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la industria tecnológica mexicana es 10 veces menos productiva que la de EE UU.
“El motivo es que dentro de la cadena de valor de las industrias basadas en ciencia el sector mexicano está concentrado en la parte menos intensiva en tecnología”, explicó el jefe de desarrollo económico de Cepal México Ramón Padilla durante la presentación del informe. En esa escalera de valor, México continúa quedándose en los escalones del ensamblaje y la manufactura de piezas, mientras el podio de la ingeniería o la investigación continúa reservado para las empresas matriz estadounidenses, europeas o japonesas.
Pese al sesgo manufacturero, estos sectores son de los más punteros en productividad. “El problema es que hay otros sectores con mayor absorción de mano de obra y mayor peso en la economía donde la productividad es muy baja”, añadió Padilla. Los servicios –comercio, alimentación, distribución– son el ejemplo más diáfano que muestra el informe donde los factores que inciden en la productividad –tecnología, eficiencia, costes, educación– apenas entran en juego.
La productividad apenas ha crecido un 1% en los últimos 15 años, menos de la mitad que en EE UU
La relación entre crecimiento económico y productividad es una de las variables clásicas analizadas en el informe, que abarca el periodo de 1990 a 2014. En estos 25 años el crecimiento del PIB mexicano ha sido plano, anclado en un 2% de media. La línea del avance de la productividad apenas ha crecido un 1%, menos de la mitad que en EE UU.
“Para avanzar hacia un cambio estructural con igualdad es necesario contar con un Estado activo que diseñe y ponga en práctica una estrategia integrada y sistémica de largo plazo en los ámbitos de la política industrial, macroeconómica, laboral, social y ambiental”, señaló por su parte el director de Cepal México, Hugo Beteta.
El informe del organismo dependiente de la ONU señala en concreto seis socavones estructurales en materia de productividad donde México debería concentrarse. Relacionada con la brecha por sectores, las diferencias también son territoriales. Los Estados del centro y del norte –Querétaro, Zacatecas, Nuevo León- donde se sitúan los motores industriales sacan varios puntos a los del sur –Campeche, Guerrero, Nayarit- donde apenas hay pulso industrial. Otra derivada de la misma lógica es que las actividades más centradas a la exportación son de media un 80% más productivas que las de baja intensidad productiva, como por ejemplo la elaboración de pienso para animales.
La lenta incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y las enormes diferencias entre la cualificación educativa de los mexicanos completan el mapa de la productividad en México dibujado por Cepal.
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