Robots para apostar en Bolsa
El gestor automatizado Indexa Capital inaugura una nueva forma de inversión
"Imagina que tu cartera de inversión pierde un 10% de su valor en un mes, ¿qué harías?”. Quien pregunta no es un asesor financiero, tampoco un dependiente de banca. El interlocutor es un programa informático: después de haber contestado a esta y a otras nueve preguntas a golpe de clic, el internauta estará listo para saber cuál es el tipo de inversión que mejor se adapta a su perfil. Quien ofrece este servicio es Indexa Capital, el primer gestor automatizado de inversiones de España.
El funcionamiento de Indexa Capital se basa en la gestión pasiva de la inversión: la empresa invierte en fondos indexados —que replican índices, tanto de renta fija como variable— y cobra comisiones un 80% inferiores a las exigidas por el sector financiero, al reemplazar la intervención de un asesor personal por un algoritmo. Es la maquina quien asigna las carteras, de manera automática, en función de los objetivos de rendimiento, edad, ingresos y aversión al riesgo de los usuarios. Al reducir costes, la rentabilidad prometida es un 3,1% superior a la de la media de bancos y fondos.
“Las carteras se distribuyen en una escala de uno a 10, donde uno se corresponde a menos riesgo, y 10 a más riesgo; lo ideal es invertir durante un periodo de al menos cinco años”, detalla François Derbaix, cofundador y consejero delegado de la compañía que empezó a trabajar a pleno ritmo el pasado diciembre, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le concedió la autorización para operar en España. En función de las carteras modelo, el porcentaje de renta variable puede variar desde un 10% hasta un 90%. “Ofrecemos lo que creemos que es mejor para el cliente”, asegura el directivo.
Todo es digital
Todo está automatizado, desde la inversión hasta el cobro de dividendos o los ajustes por desvío. El punto de partida de Indexa Capital es que la gestión activa, llevada por un asesor, genera escaso beneficio para el cliente. “Los costes medios que cobran los fondos son del 3,4%, y del 2% los bancos, frente al 0,73% de Indexa”, apunta Derbaix. Este 0,73% se compone en un 0,2% de gestión, otro 0,25% de custodia y corretaje —la inversión se realiza a través de una cuenta de Inversis, del grupo Banca March—, y un 0,25% de la gestora de activos Vanguard, en cuyos fondos indexados invierte Indexa. Además, al tratarse de fondos registrados en la CNMV, no se tributa por las plusvalías al realizar traspasos.
“La gestión activa en la mayoría de los casos destruye valor, porque intenta batir el mercado y no siempre lo consigue”, alerta Derbaix. “Pero los gestores venden productos que generan mucho margen para ellos y poca rentabilidad para el cliente”.
A día de hoy, el patrimonio que los inversores han confiado a Indexa Capital ha alcanzado los 2,6 millones de euros. “El objetivo para este primer año era conseguir cinco millones; vamos muy por encima de las previsiones”, se complace Derbaix. Este empresario belga, ya cofundador de start-up como Toprural o Rentalia, se unió a Unai Ansejo Barra —inversor institucional con más de 10 años de experiencia en la gestión de planes de pensiones, y también CEO de Indexa— y Ramón Blanco, doctor en economía, para dar vida a este nuevo proyecto.
La cantidad mínima para poder invertir a través de Indexa es 10.000 euros. La ponderación de los fondos que componen la cartera, sin embargo, nada tiene que ver con el patrimonio gestionado: a igual perfil de riesgo, idéntica composición de portafolio, independientemente del importe. El modelo que se usa es el elaborado por el premio Nobel Harry Markowitz. El economista estadounidense, egresado por la Escuela de Chicago, es el artífice de la Teoría Moderna de Carteras, que estudia cómo maximizar el rendimiento y minimizar el riesgo de una inversión a través de la diversificación del portafolio. El objetivo es encontrar la solución que proporcione el mayor retorno para un riesgo dado. ¿Ha llegado el low cost de la Bolsa? El modelo de negocio propuesto por Indexa no es una novedad en el mundo de las finanzas. En otros países, sobre todo en Estados Unidos, los llamados robo-advisors (asesores robots) empezaron a operar hace más de un lustro y su crecimiento parece imparable. Betterment, Wealthfront, MoneyFarm o FutureAdvisor son algunas de las firmas más populares.
A finales de 2014, el patrimonio gestionado por las 11 principales compañías de este sector en EE UU, el país donde están ganando popularidad al ritmo más rápido, ascendía a 19.000 millones de dólares, según Deloitte. De acuerdo con el análisis de la consultora, solo es el inicio: estas empresas, asegura, tienen el potencial para revolucionar el mercado.
Interés de los grandes
Señal de ello es el interés que los grades grupos financieros están reponiendo en estas compañías. Blackrock, la mayor gestora de activos del mundo, adquirió el año pasado FutureAdvisor, mientras el fondo de pensión estadounidense Vanguard lanzó su propia plataforma de gestión automatizada de patrimonio. “Antes se acudía a la oficina bancaria, ahora está la banca online. Con la gestión del patrimonio está ocurriendo lo mismo”, dice Santiago Simón, profesor del departamento de Economía y Finanzas de Esade Business School. “Pero de momento es un servicio enfocado a un cliente de bajo volumen, porque si el patrimonio es importante lo que se espera es un asesoramiento, que es lo que genera costes. Es un modelo de gestión low cost, la idea es buena e irá creciendo”, reflexiona el docente.
El potencial de este nicho de mercado es enorme. Tan solo en España, el patrimonio invertido en sociedades y fondos de inversión a finales de febrero superaba los 350.000 millones de euros, según Inverco. Sin embargo, hay quien alerta acerca de estos nuevos modelos. “Se pueden automatizar muchas cosas, y es el camino que hay que buscar, pero también hay que tener cuidado. Hay situaciones en las que no es suficiente un simple reajuste automático”, alerta Luis García Langa, agente financiero y experto independiente de iAhorro.
Para Simón, el riesgo existe, pero no se aleja mucho del que tiene el mercado tradicional, ya que todavía no existe asesor capaz de predecir el comportamiento de los mercados. “Se da al cliente lo que quiere y, si pierde, al fin y al cabo se le ha dado lo que quería. Al final el ordenador va a comprar o vender lo que le has dicho”, matiza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.