El exceso de oferta mundial tira los precios del porcino
La pérdida media del sector por animal sacrificado supera los 10 euros en España
El exceso de producción de porcino en los principales países proveedores del mundo ha provocado una caída generalizada de los precios. En el caso de España, esta situación se refleja en una caída de los precios a 0,95 euros el kilo vivo, frente a unos costes de producción de entre 1,12 y 1,15 euros el kilo, lo que supone unas pérdidas medias superiores a los 10 euros por animal sacrificado.
Para tratar de superar esta situación, la Comisión Europea ha puesto en marcha desde este mes ayudas para el almacenamiento privado que faciliten la retirada de la producción excedentaria. España es, hasta la fecha, el primer país en aplicar esta medida, con la retirada de unas 15.000 toneladas.
España, con una producción de 3,7 millones de toneladas, es el segundo país productor de porcino de la UE, solo por detrás de Alemania. El porcino ha experimentado en las últimas décadas un considerable proceso de transformación hacia un modelo de grandes explotaciones y grandes empresas de integración, con una mayor eficiencia productiva. Ello supuso pasar de más de 150.000 explotaciones a solo unas 86.000, un aumento en los censos hasta los 26 millones de animales, y el sacrificio anual de más de 43 millones de cabezas.
Veto ruso
En las dos últimas campañas, el sector ha experimentado un crecimiento anual del 7%, repunte que también se ha registrado en el conjunto de la Unión Europea (un 3% más), así como en otros grandes países productores como China, Brasil o EE UU. De una producción mundial de 115 millones de toneladas, unas 56 corresponden a China, 33 a Brasil y 23 a la UE.
Junto a ese incremento generalizado de la producción, la crisis actual del mercado del porcino respondería, entre otras razones, al veto a las importaciones de Rusia, así como a la menor demanda global provocada por la crisis de la economía.
España exporta una media de 1,6 millones de toneladas, casi el 45% de su producción. Los principales mercados son el resto de los países comunitarios, donde comercializa un millón de toneladas, especialmente en Francia y Portugal. Asia se ha convertido en el segundo mercado fuera de la UE tras el cierre de las fronteras rusas. China destaca por el volumen adquirido, mientras Japón es el que compra los productos más caros.
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