La OCDE insta a Latinoamérica a estrechar lazos con China
El informe presentado aboga porque la región afronte una transformación estrutuctural para evitar la dependencia en las materias primas
Las economías de América Latina podrán remontar a partir de 2016 y cambiar esa lánguida tendencia de desaceleración si son capaces de replantear sus vínculos comerciales con China. Esta es una de las conclusiones que la OCDE, el club de los 34 países más industrializados, planteó el viernes durante la presentación del informe Perspectivas económicas de América Latina 2016, en el marco de la I Reunión de Cancilleres de la región que se celebra en Cartagena de Indias. “Este es el resultado del fenómeno conocido como ‘desplazamiento de la riqueza mundial”, justifica el documento.
La expansión comercial de inicios de la década de 2000 que impulsó el crecimiento de países de América Latina a un ritmo del 4% de su PIB, propició el despegue de la clase media y redujo la disparidad socioeconómica. La segunda década del nuevo siglo marcada por el estancamiento global ha desvelado las debilidades de la región con una previsión que no llega al 3%. "Los bloques comerciales son la respuesta a la recesión mundial. El comercio crece menos que el producto interior de los países por primera vez desde el final de la segunda guerra mundial", planteó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.
La dependencia de un desarrollo basado en la exportación de materias primas, es una de las claves en las que más incide el informe. Las ventas de productos mineros y combustibles fósiles a China crecieron al 16% anual y las de productos agrícolas al 12%, durante la primera década del siglo XXI. Estas altas tasas ahora se han esfumado hasta quedarse en un 4% para el período de 2012 a 2030, con especial incidencia en el caso de Brasil y Venezuela, países en tasas de decrecimiento. “Un crecimiento económico global debilitado, la bajada de los precios de las materias primas y la contención de los flujos de capital están haciendo hoy mella en la actividad económica”, describe el informe para argumentar “la transformación estructural pendiente” que se debe acometer.
"No es una crisis generalizada", especificó Rebeca Grynspan, secretaria general iberoamericana, "esta no es una situación similar a los años ochenta, la denominada década pérdida en América Latina". La responsable de la SEGIB recordó que los niveles de endeudamiento son menores, los estados pueden recurrir a la devaluación y el acceso al crédito internacional es mayor que entonces. "No es el fin del mundo, pero con una previsión para los próximos tres años de menos del 3% de crecimiento será difícil llevar a cabo políticas de inserción de grandes estratos de la población", apostilló el representante del CAF, el banco de desarrollo de América Latina
La institución plantea, siempre reconociendo las particularidades de cada uno de los países de América Latina, que es determinante acabar con la deuda educativa en la región. En formación secundaria, la brecha entre el rendimiento de los estudiantes latinoamericanos y el de los estudiantes de los países de la OCDE es equiparable a más de dos años de escolarización, según los resultados de las pruebas PISA 2012. “Las tendencias actuales apuntan a que China puede ser el principal país proveedor de personas con educación terciaria del mundo, con una fuerza de trabajo mucho mayor y más formada que América Latina”, recuerdan. A mayor formación, mayor capacidad de especialización en áreas como ciencia y tecnología. “Una prioridad para la región”, señala el estudio. "Se necesitan personas en los niveles intermedios de la educación", se planteó desde la CAF, en referencia a la necesaria apuesta por la formación profesional.
La especialización trae aparejada otra de las reclamaciones de la OCDE: reorientación hacia las tecnologías de la información y las telecomunicaciones y otros servicios empresariales. América Latina tiene que ser capaz de combinar una política económica de exportaciones de materias primas adaptada a la nueva cesta de la compra china (la que demanda esa nueva clase media salida de un proceso de urbanización), con una profunda reforma estructural que incorpore logística, infraestructura y servicios.
El problema no quedará solucionado si, además, no se aprueban reformas que aumenten la presión fiscal, especialmente en Centroamérica y la región andina, acompañados de un mayor compromiso con la transparencia y el buen gobierno. “La participación excesiva del sector público en la economía podría tener efectos perjudiciales al desplazar al sector privado que ya se ha visto perjudicado por la incertidumbre política y la falta de reformas en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador y Venezuela”, avisan desde la OCDE, recordando, al mismo tiempo, que, hasta el momento, las partidas presupuestarias se han demostrado insuficientes para compensar esta tendencia. Estos factores, según el documento, pueden contribuir también a reducir el elevado coste medioambiental que la dependencia en las materias primas ha provocado.
La integración es la última palabra clave remarcada en el informe. La OCDE reconoce los tratados bilaterales, pero no deja de recordar a los países latinoamericanos que China busca profundizar en la integración comercial y de inversiones mediante la adhesión a plataformas multilaterales como CELAC, Mercosur o la Alianza del Pacífico. "Son necesarios buenos marcos legales para que todos los países puedan influir de igual manera, con el mismo peso en las futuras negociaciones", planteó Grynspan. Y así consolidar esa buena relación de principios de 2000 y que la región pueda volver a ser una prioridad para el gigante asiático.
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