El bitcoin, una moneda sin dueño
La detención del presunto creador del dinero virtual no afecta a su futuro ni a su expansión
A las personas físicas se las detiene; a las monedas virtuales, no. La identificación del presunto creador de la moneda virtual bitcoin es la segunda en dos años. La anterior fue en Los Ángeles (EE UU), esta en Sidney (Australia). Entonces, como ahora, los implicados negarán hasta el final ser los fundadores de esta divisa virtual, pues en ello les puede ir la imputación del delito federal más grave en EE UU: atentar contra el dólar. Pero, a diferencia de un delito físico, la expansión mundial de la moneda virtual no se va a acabar con una detención física. El bitcoin es una moneda sin dueño, sin control de un Banco Central (¡Ay!, ni de un Gobierno ¡Ay!). Craig Wright —la persona investigada en Australia— no es el Draghi de la moneda virtual.
La historia oficial del bitcoin dice que fue creada en 2009 —eso sí— por un tal Satoshi Nakamoto, y no se sabe si el nombre ficticio responde a una persona o a un grupo. Era, en teoría, una moneda virtual más de las muchas que circulan y han circulado por internet, por otra parte, algo tan común como los trueques o las monedas comerciales que se implantan en algunas ciudades, los cupones o las mismas monedas virtuales de juegos como Second Life o World of Warcraft. Actualmente circulan por la red unas 200 monedas virtuales (litecoin, namecoin..). Entonces ¿cuál es el problema?
El problema es su éxito. El bitcoin acapara el 90% de las transacciones con monedas virtuales, con una capitalización superior a los 6.200 millones de euros. El problema es que se ha extendido por todo el mundo virtual, pero también por el mundo físico. Existen cajeros automáticos que cambian dólares o euros por bitcoins; y cadenas como Starbucks comienzan a aceptar esta moneda como pago. Su expansión es tal que ha alertado a los bancos centrales mundiales, del Europeo a la Reserva Federal de los Estados Unidos o a los Bancos de China y Rusia. En la mayoría de los países, el bitcoin opera en la alegalidad, aunque en Rusia y China está absolutamente prohibida; aún así, el bitcoin es una moneda refugio en aquellos países con crisis monetaria o amenazas de "corralito"
"El bitcoin sobrevivirá", contaba el presidente de la fundación, Jon Matonis, en una entrevista a este periódico el pasado año, cuando la moneda virtual fluctuó entre los 20 y los 1000 euros. Ahora cotiza por encima de los 400 euros, y su salud no se quebranta con sucesivas detenciones a bandas de delincuentes que operan con esta moneda, o al hundimiento de casas dedicadas a su almacenaje de cuentas. Bancos de inversiones ya recomiendan tener en la cartera de sus clientes una parte en esta moneda virtual, no en otras.
El bitcoin es un sistema monetario descentralizado, anónimo y seguro, independiente de las fluctuaciones que alienten las políticas de Gobiernos y bancos centrales; es una moneda cifrada y con sistema de circulación P2P, entre iguales.
Nakamoto dejó trazado todo el sistema monetario: creación periódica de moneda hasta los 21 millones de bitcoins en el año 2140 (actualmente hay 14,9 millones), con recompensas a los informáticos que validan las transacciones con complicadísimas operaciones matemáticas en miles de ordenadores y que impiden que un mismo bitcoin sea usado en más de una operación (esa es la gran dificultad de una moneda virtual sobre una física).
La moneda es un código criptográfico que la gente se intercambia como pago. Cada propietario posee uno o varios monederos electrónicos, con una clave pública para recibir pagos y una clave privada para efectuarlos. Un sistema para que nadie, ni siquiera Nakamoto o Wright o el detenido de turno, pueda ser dueño o administrador de la moneda y manipular su valor.
A Wright, ahora -o a Nakamoto hace un año-, podrán acusarle, podrán confiscarle su ordenador y tocarle sus discos duros, pero ni él es un Tío Gilito, con la casa abarrotada de bitcoins, ni él tiene la llave para hacer desaparecer todas las monedas virtuales que son y que serán.
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