Una decena de socios europeos sella un pacto político para la ‘tasa Tobin’
Los socios de la UE que quieren impulsar el recargo a las transacciones financieras avanzan en su acuerdo pero no fijan porcentajes. Dejan fuera del gravamen la deuda soberana
La denominada tasa Tobin no cumple el calendario previsto entre los socios del euro. No será tan ambiciosa como estaba previsto. Pero al menos sigue en pie: una decena de países llegaron este martes a un principio de acuerdo político en Bruselas sobre las líneas generales del futuro impuesto para transacciones financieras, que gravará la compra de acciones.
Prácticamente ninguno de los responsables de la crisis financiera que originó la Gran Recesión ha ido a la cárcel. Los ejecutivos de banca despedidos de forma fulminante a ambos lados del Atlántico recibieron jugosas indemnizaciones. Pero la crisis sí tuvo un efecto inmediato: los líderes europeos y estadounidenses se conjuraron para anunciar una refundación del capitalismo, que de momento ha quedado en agua de borrajas. Hay más regulación, pero las propuestas quedan lejos de la ambición inicial.
Bruselas lucha con los lobbies para imponer un sector financiero más robusto. E incluso hay alguna propuesta heterodoxa que sigue adelante: un puñado de países europeos (entre los que destacan Alemania, Francia y España) llevan años trabajando en una tasa sobre las transacciones financieras, que grave la especulación.
“Se han fijado los elementos básicos que deberá tener esa nueva figura fiscal, y Bruselas preparará los detalles para tener una propuesta antes de junio”, dijo el comisario Pierre Moscovici. El impuesto gravará tanto las acciones como los derivados, pero, tal como quería España, no tendrá impacto sobre la deuda soberana.
El ministro Luis de Guindos se felicitó por el pacto, pero explicó que quedan aspectos fundamentales —como el tipo impositivo final—, por lo que estará listo para aplicarse “en los próximos trimestres”, un limbo temporal que deja a las claras que sigue habiendo problemas. Londres anunció que irá a los tribunales si la tasa tiene impacto extraterritorial en los países que han decidido quedarse fuera. El ministro alemán, Wolfgang Schäuble, defendió la medida, diseñada para disuadir la especulación. “Si no hay nada más, cuando llegue la próxima crisis nos preguntarán: ¿Qué han hecho? ¿No han aprendido nada?”.
Los detalles, en junio
La tasa Tobin, que debería aplicarse desde 2017. Según el texto presentado hoy, se prevé que se graven todas las transacciones con acciones que se negocian intradía, así como las operaciones de todos los negociadores, salvo las de los agentes y miembros de cámaras de compensación (cuando actúan como facilitadores). Los diez países sostienen que el gravamen "debe basarse en el principio de la base más amplia posible y tasas bajas, y no debería impactar en los costes de la deuda soberana". El porcentaje con el que se pretende gravar las transacciones no se aclarará, al menos, hasta junio.
Otro de los elementos complicados del debate de esta tasa Tobin europea es el alcance territorial. Si un país aplica el gravamen, ¿la soportarán todas las acciones emitidas en ese país? ¿O todas las compradas por residentes de ese país, sea cual sea el origen de la empresa que las emite? En este punto, señala la introducción del texto, se está tratando de determinar "si es más sensato" empezar la tasación solo con las acciones emitidas en los países que están dentro del acuerdo.
Por último, con el fin de mantener la liquidez en mercados que sufren falta de liquidez, señala el texto preliminar que se puede implantar una exención "reducida". Añaden un pequeño epílogo en el que apuntan que todavía hay que estudiar el efecto de la tasa sobre la "economía real" y en los esquemas de pensiones, así como "la viabilidad" de la tasa en cada país.
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