Ferrovial alivia una de las zonas más congestionadas de Estados Unidos
La constructora española inaugura en Texas una autopista con tres meses de antelación
"Se acabaron las peleas con la carreta", comenta con alivio Tommie Callahen mientras un grupo de operarios en el tramo entre Luna Road y Preston Road daban los últimos retoques en la víspera de la apertura de la nueva LBJ Express, en el norte de Dallas, con el cielo amenazando un diluvio. Es uno de los encargados de supervisar las obras de la infraestructura más compleja acometida en los últimos años en Texas. Y para sorpresa de los vecinos, el grupo español Ferrovial la inaugura tres meses antes de lo prometido.
Es una estructura masiva, de una veintena de kilómetros, con 27 cruces y un entramado de carriles que en algunos puntos llega a cinco niveles, el más alto a 40 metros de la base. Al principio se pensó hacer un túnel para aliviar la congestión que sufre el corredor, uno de los más cargados de Estados Unidos. La alternativa de Ferrovial fue más ingeniosa: crear un cañón artificial en el interior de la autopista I-635 reservado a los carriles de peaje sin barrera de la TEXpress.
La LBJ es una de las principales arterias de la cuarta mayor área metropolitana del país, con 6,7 millones de habitantes. Solo la superan las ciudades de Nueva York, Los Ángeles y Chicago. Pero lo más complicado para la gestión del transporte es que está sumando 10.000 nuevos residentes al mes. "Es un paraíso para cualquier gestor de autopistas", comenta Antonio Álvarez-Cedrón, máximo responsable del proyecto, a la vista del potencial de clientes.
La autopista original, que debe su nombre al presidente Lyndon Baines Johnson, fue construida en 1967 para poder aguantar 180.000 coches al día. La demanda actual es de unos 270.000 vehículos, volumen similar al de la M-30. El nuevo complejo tendrá capacidad para 360.000 coches. "Es la octava maravilla del mundo", asegura Michael Morris, la principal autoridad en materia de transporte en el centro de Texas, al que se le atribuye el concepto "vías gestionadas".
Luis Muñoz, consejero delegado del consorcio de empresas que participaron en la obra, da más cifras para entender la dimensión del trabajo realizado por Ferrovial durante los últimos cinco años y que asciende a 2.630 millones de dólares. El trayecto consta de 6.000 vigas de hormigón que dan soporte a 600.000 metros cuadrados de tablero de puentes sobre el que transcurre la autopista libre de pago. El canal de peaje está forrado con 200.000 metros cuadrados de pared, con la Estrella Solitaria presidiendo cada cruce.
La autopista tiene un mínimo de nueve carriles por sentido, que llega a sumar 28 en el punto más complejo del trayecto. Todos combinados equivalen a cerca de 350 kilómetros de carril. La superficie de hormigón equivale a 120 campos de fútbol y el pavimento de rodadura a otros 280 campos. Además, se escavaron siete millones de metros cúbicos para poder realizar este cañón artificial en el metroplex de Dallas. En la obra participaron 9.000 trabajadores y 200 empresas.
Lo más complicado, comenta Muñoz, fue realizar la construcción manteniendo la actividad en la autopista. "Si hubiera sido un trayecto completamente nuevo nos habría llevado un año y medio menos", explica. Además de mantener el tráfico hubo que conservar las cotas existentes y no se pudieron realizar expropiaciones de terreno para ampliar las vías. "Tuvimos que demoler lo que había y reconstruirlo de tal manera que pudiéramos doblar la capacidad", explica.
Cuando circulas por la vía de peaje siempre ves el cielo pese a ir por un canal. La sección en U, como explica Álvarez Cedrón, es más compleja de construir que un túnel porque te obliga a realizar la obra en varias fases para poder mantener el tráfico. Pero a largo plazo, añade, su gestión es más sencilla. No necesita sistemas de ventilación ni un iluminado especial. Y en casos de emergencia, las operaciones de evacuación son más efectivas y rápidas.
El acto de inauguración de la LBJ Express estará presidido este jueves por Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, e Íñigo Meirás, consejero delegado del grupo constructor. También participan el alcalde de Dallas, Mike Rawlings, el presidente de la Comisión de Transporte de Texas, Tryon Lewis, y Gregory Nadeau, de la agencia que gestiona la autopistas entre otras autoridades. Cintra lidera el consorcio que operará la concesión las próximas cinco décadas.
"El futuro del transporte está en dar opciones", señala Morris. Para ello se crea esencialmente una autopista de peaje dentro de una autovía libre. Lo único que debe tener muy claro el conductor es cómo quiere atravesar este corredor y decidir muy rápido si le sale más rentable en ese momento pagar el peaje para que el viaje le sea más liviano. El precio se muestra en cada segmento de la autopista.
El coste del peaje varía en función de la carga de tráfico en la zona. Más congestionado está el carril Express, más sube el precio. De esta manera se consigue que menos gente use el peaje y así se rebaja la carga de tráfico para que se pueda mantener la velocidad mínima a 50 millas por hora, unos 80 kilómetros. Como explica Álvarez-Cedrón, hay sensores cada media milla que miden el volumen y la velocidad para poder establecer el precio adecuado en cada zona.
Actualmente hay unos tres millones de vehículos registrados para circular por peajes en Texas, de los que una tercera parte se consideran activos. Los vehículos registrados a su vez al programa de dos pasajeros pagan la mitad del precio indicado. Además, se ha desarrollado una aplicación propia para este trayecto que permite al conductor acogerse a la tarifa especial. Si no se dispone de placa de peaje, hay una penalización del 50% para el conductor.
El objetivo con esta manera de gestionar la infraestructura viaria es dar más valor al tramo de pago evitando el tráfico de corto recorrido. Se trata así de lograr una especie de armonía entre los conductores locales y los que recorren distancias medias para acudir al trabajo desde los suburbios en un entramado rápido, seguro y fiable. "Al final de lo que se trata es de ser coherentes con el precio que se ofrezca", concluye Antonio Álvarez-Cedrón. La TEXpress tendrá 124 millas de peaje para 2019, la red de pago más grande del país.
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