Consumir más sin ganar más

Luis Linde, el gobernador del Banco de España, es un buen economista, liberal hasta las cachas. Siempre lo ha sido. Como muchos economistas liberales ha trabajado la mayor parte de su vida en el sector público (altos funcionarios, diplomáticos, cátedras, servicios de estudio, empresas públicas…), amparados por unos puestos de trabajo para siempre, que ganan por oposición. Linde compareció en el Congreso de los Diputados y defendió la necesidad de mantener la moderación salarial, evitando el retorno a las prácticas de indexación salarial.

El gobernador —que es consciente de que el crecimiento de la economía se basa en el peso creciente de la demanda nacional— quiere que los ciudadanos consuman más sin ganar apenas más. Todo un reto para la vida cotidiana de estos. Una semana antes se supo que en 2014 su sueldo subió un 5,8% respecto al año anterior.

Las palabras de Linde se enmarcan en el contexto de dos encuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE): la de Presupuestos Familiares y la de Estructura Salarial. ¿Qué dice la primera? Que existe una mejora del consumo de las familias, que esta corrección es todavía muy moderada (0,3% en 2014 respecto al ejercicio anterior) y que se ha aliviado el ánimo de los ciudadanos puesto que han gastado más dinero fuera de su casa (comida, vacaciones,…). La Encuesta de Estructura Salarial (correspondiente a 2013), elaborada con datos de la Agencia Tributaria y de la Seguridad Social, dice que ha bajado el sueldo medio, situado en 22.697,86 euros anuales; que el salario mediano (el que divide en dos partes iguales a los que más cobran y los que menos cobran) asciende a 19.026 euros, y que es menor que el de un año antes, lo que confirma la devaluación salarial. Las mujeres ganan, como media, el 76% del salario medio anual masculino, y entre las actividades que menos cobran (13.851 euros) está la de hostelería, uno de los sectores con mayor dinamismo en el crecimiento. Por supuesto, los trabajadores con contrato indefinido ganan más que los temporales (pero la inmensa mayoría de los contratos que se firman son de estos últimos) y los que están a tiempo completo, mucho más que los que firman a tiempo parcial (ídem de la circunstancia anterior).

De estas cifras se podría deducir que la subida de los salarios parece ser una condición necesaria, aunque no suficiente, para que la recuperación general de la economía española se haga sostenible, se universalice y se alcancen al menos los niveles de bienestar anteriores a la crisis. Si la economía crece y los salarios no, la situación será aún más dual que ahora.