Montoro, el parapeto de Rajoy

Cristóbal Montoro (Jaén, 1950) está acabando la legislatura agotado. Es uno de los miembros del Gobierno que más desgaste ha sufrido por las críticas recibidas. Ha tenido que asumir algunas de las medidas más impopulares como las subidas de impuestos y los recortes de gasto. Ha sido el parapeto sobre el que se han refugiado otros miembros del Ejecutivo. Al ser el responsable de las cuentas públicas se ha erigido como el guardián de la estabilidad presupuestaria y el que ha tenido que decir que no en repetidas ocasiones a propuestas de otros compañeros de Gabinete. Por eso lamenta que en ocasiones se ha sentido solo en el Gobierno. "Yo soy el de los datos: la empatía y el cariño se los dejo para otros", aseguró hace unos meses.

También han sido sonadas sus críticas sibilinas a sectores disconformes con su gestión como artistas, medios de comunicación, deportistas o grupos de la oposición. Se le ha acusado de utilizar su poder y la información de la Agencia Tributaria para amenazar a sus adversarios políticos. Sus intervenciones parlamentarias han estado jalonadas de comentarios ácidos y ásperos. Él justifica que cuando España estaba a punto de ser rescatada y les pedían sacrificios a los ciudadanos algunos evadían impuestos al fisco y eso, explica, le crispa.

Montoro es doctor en Económicas y catedrático de Economía Aplicada por la Universidad de Cantabria. En la biografía que figura en la web del Ministerio explica que comenzó su carrera como subdirector del servicio de estudios del Banco Atlántico. Por eso, cuando le preguntan, asegura conocer los entresijos del sector financiero, aunque su trayectoria política ha estado más centrada en asuntos de Hacienda. Es un veterano del Partido Popular. Ha sido diputado durante cinco legislaturas por el PP. Aunque de lo que verdaderamente se muestra orgulloso es de haber sido el ministro de Hacienda que más tiempo ha ocupado el cargo, aunque en dos etapas, la primera con José María Aznar entre 2000 y 2004. No obstante, en realidad se disputa ese honor con el socialista Pedro Solbes.

Montoro ha sido el artífice de la primera subida de impuestos que aprobó el Gobierno del PP nada más alcanzar el poder pese a que en su programa electoral prometía rebajas tributarias. También cargó con la subida del IVA pocos meses más tarde a pesar de haber criticado la medida cuando el anterior ejecutivo de Zapatero lo hizo en 2010. Reconoció haber tomado la decisión por la difícil situación económica y las presiones de Bruselas. "Lo de subir impuestos se me da fatal", confesó en una entrevista en EL PAÍS. Este capítulo lo enfrentó con el sector del cine, que durante toda la legislatura le ha recriminado que la subida del IVA cultural ha lastado a la industria. "Soy un entregado al cine, un devoto", explicó hace un año. En los últimos meses se ha centrado en la reforma fiscal que ha aprobado el Gobierno, que en realidad consiste en deshacer la subida del IRPF que aprobó a finales de 2011. De hecho, si se observa el sistema tributario en su conjunto, Montoro cerrará la legislatura con los impuestos más altos que cuando desembarcó por segunda vez en su despacho del número 9 de la calle de Alcalá de Madrid, "el bunker", como lo llama él coloquialmente.

Le gusta recordar que él ha sido responsable del Ministerio de Hacienda durante las dos crisis más profundas de la reciente historia española. Fiel defensor de la austeridad presupuestaria, ha conseguido meter en cintura a las comunidades autónomas. Cuando ocupó el Ministerio en esta legislatura, los Gobiernos autonómicos registraron un déficit de más de 50.000 millones de euros. El año pasado habían reducido los números rojos a unos 16.000 millones de euros. Lamenta que algunos de los suyos, las comunidades gobernadas por el PP, le han puesto las cosas más difíciles que Andalucía o Cataluña. Otra de sus ocupaciones durante la legislatura ha sido precisamente enfriar las tensiones con el Gobierno de Artur Mas. Para ello diseñó un sistema de créditos a las comunidades que, a cambio, le ha permitido tener más control sobre su gestión presupuestaria.

Montoro encara la recta final de la legislatura cansado. Considera que ha sido el parapeto del Gobierno. Pero no duda en asegurar que si Rajoy le pide continuar, en caso de que el PP gobernara la próxima legislatura, cumpliría fielmente la encomienda.