Cómo hablar con los accionistas
El III Foro Anual del Consejero destaca la importancia del diálogo con el inversor y la transparencia para crear valor empresarial
La transparencia y la comunicación constante con los accionistas son dos recetas de éxito para crear valor en las empresas. Este fue una de las principales conclusiones del coloquio que mantuvieron los directivos de cuatro grandes compañías del Ibex 35 durante el III Foro Anual del Consejero que, organizado por KPMG, IESE, EL PAÍS, y Talengo, se celebró esta semana en Madrid.
El diálogo con los inversores se convierte en una pieza clave para un grupo cotizado, sobre todo en un mercado como el español donde el capitWal está cada vez más disperso —consecuencia de la venta de las carteras industriales de bancos y cajas— y que tiene en los grandes fondos extranjeros al principal grupo de propietarios de acciones. “Le dedicamos mucho tiempo a las relaciones con inversores. Nuestro capital flotante ha subido mucho en los últimos años y ya es del 95%. Esto hace que la transparencia sea vital para la compañía. Incluso antes de tomar una decisión estratégica sondeamos a los inversores para ver qué les parece. Hay que estar siempre disponible cuanto te llama un accionista y darle la información que necesite”, comentó Antonio Llardén, presidente de Enagás.
Las grandes compañías cuentan con un potente equipo de relaciones con inversores y los road shows (giras en el exterior para ver a accionistas o potenciales accionistas) se mantienen como un canal de comunicación esencial. Sin embargo, los avances tecnológicos están abriendo nuevas vías de diálogo con los inversores. “Debemos huir de posturas más estéticas que prácticas. Hay que entender cuál es la relación directa con el mercado y llevar la transparencia al límite de lo razonable facilitando herramientas que faciliten la transmisión de información. Este año, por ejemplo, hemos retransmitido on line la junta de accionistas”, señaló Antonio Huertas, presidente de Mapfre.
El creciente peso de los inversores institucionales extranjeros en el capital en las compañías españolas plantea otro debate en torno a la comunicación. Los grandes fondos de inversión y de pensiones internacionales tienen intereses en miles de compañías de todo el mundo y tienen difícil involucrarse en todas ellas y ser activos en su día a día. Por eso, cuando llega la junta de accionistas suelen confiar en unos consultores especializados —proxy advisors— para orientar su voto para cada uno de los puntos del orden del día. Las compañías reconocen que es muy importante tener una comunicación fluida con estos asesores dado su poder de influencia.
“El debate sobre los proxy advisors va a ir a más por que su peso será cada vez mayor, llegando a ser un interlocutor para las compañías como las agencias de rating. Estos consultores suponen una línea de trabajo para cualquier compañía porque les puedes explicar cuál es tu modelo de negocio y tus principios en materia de buen gobierno”, subrayó José Sevilla, consejero delegado de Bankia.
Dentro de la comunicación con el mercado, las compañías se han centrado hasta ahora en transmitir sus planes estratégicos, analizar la evolución de la cuenta de resultados o explicar sus políticas de retribución al accionista. Sin embargo, en los últimos años, y como consecuencia de los excesos cometidos en los años previos a la crisis, los inversores demandan cada vez más información acerca de las políticas de gobierno corporativo de las empresas. Las buenas prácticas empresariales se han convertido en un factor muy importante a la hora de que un gran fondo apueste por una compañía u otra.
“Los inversores son de todo menos tontos y quieren que se les garantice que la compañía cuenta con un buen gobierno que garantice que se está supervisando la aplicación de la estrategia”, según Francisco Reynés, consejero delegado de Abertis. Este ejecutivo ha participado en los últimos 10 años en la salida a Bolsa de dos compañías y conoce de primera mano cuáles son las demandas de los inversores: “Lo que buscan son tres pilares. El primero, que la compañía tenga una buena estrategia de crecimiento; en segundo lugar, que cuente con un buen equipo de gestión para aplicarla; y por último que disponga de prácticas de buen gobierno eficientes para defender los intereses de aquel que invierte en la empresa”.
La reciente reforma del Código de Buen Gobierno corporativo tiene precisamente como objetivo mejorar la transparencia de las compañías para atraer más flujos de capital al mercado español. En este sentido, el Foro del Consejero también contó con la presencia de la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, quien comentó las novedades en materia de gobernanza empresarial. “Una empresa no es una isla, forma parte de un entorno. El papel social de una compañía importa cada vez más”, dijo Rodríguez. En este sentido, una de las principales novedades de la reforma del Código es la incorporación de principios de responsabilidad social corporativa (RSC). “El concepto de RSC es fundamental para lograr el objetivo fundamental del Código que no es otro que construir las bases para que las empresas logren beneficios sostenibles, minimizando el impacto negativo de sus actividades”.
El foro se celebró en la sede de IESE en Madrid y Juan José Toribio, profesor de Economía de esta escuela de negocios, dibujó una serie de retos a los que se enfrentan los consejeros en la nueva fase de mejora económica que se abre tras la larga crisis. “Es la hora de que las empresas vuelvan a plantearse desafíos de crecimiento, la incorporación de las novedades tecnológicas y la captación de talento”, recordó.
El evento también contó con la participación de John Scott, presidente de KPMG en España y vicepresidente global de la firma, quien subrayó la mayor importancia que el buen gobierno corporativo adquiere en una economía globalizada. “Con la internacionalización es necesario asegurar que hay un control real de la totalidad del grupo desde la matriz”. Scott también señaló que los consejos de administración deben entender muy bien el negocio de la compañía y apoyar a los equipos directivos en un contexto de transformación empresarial motivado, principalmente, “por los cambios tecnológicos y geopolíticos”.
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