Al Espírito Santo le embargan la iglesia

Primero perdió público y ahora ha perdido hasta su propiedad. La misa de los domingos dejará de ser el último refugio tranquilo de Ricardo Salgado y de otros miembros de la familia Espírito Santo. La capilla ha sido embargada por la policía judicial, así como 500 posesiones familiares, en previsión de posibles indemnizaciones a que la familia y, concretamente Ricardo Salgado, tenga que hacer frente por las 29 causas abiertas contra ellos.

La capilla es un anexo a la propiedad familiar en Cascais, aunque vecinos, amigos y allegados asistían también a esta cita matutina de los días de fiesta. Pero eso era antes de que Ricardo Salgado y otros miembros de la familia se vieran envueltos en la caída del banco y de todo su imperio. Desde entonces, y con Salgado en libertad bajo fianza, el público de la misa se redujo drásticamente; apenas su esposa y miembros del servicio y algunos familiares que aún no le habían retirado el saludo. A veces, los fotógrafos a la salida eran más que los asistentes a la misa. Y los que asistían ya no se entretenían a la salida a charlar con el cura y el llamado Dono disto tudo.

La capilla es parte de los 500 bienes embargados por la policía judicial. Es el más simbólico del círculo de la familia, pero también el menos valioso, ya que también han sido embargadas viviendas de lujo en diversas localidades del país y sus propiedades turísticas de Comporta, una lengua de arena de varios kilómetros, donde se pretendía desarrollar urbanizaciones y hoteles para el turismo.

El repentino embargo de bienes, casi un año después de la destitución de Salgado, puede dar a entender que ya se están ultimando las investigaciones del Departamento Central de Investigación y Acción Penal (DCIAP). A raíz de la intervención del Banco de Portugal en el Banco Espírito Santo, en agosto pasado, ya quedaron bloqueadas todas las cuentas de familiares de la saga hasta el nivel de los nietos.

El embargo se ha extendido a residencias en Quinta da Penha,  Estoril, Quinta Patino, Portimão, y apartamentos en la Avenida de Liberdade, la más cara de Lisboa.