Cara a cara sindical
Los dirigentes de los dos grandes centrales españolas responden al mismo cuestionario sobre los principales retos que afrontan
Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez encaran los mismos desafíos como líderes de dos organizaciones distintas, CC OO y UGT, las dos principales centrales sindicales en España. Al contestar al mismo cuestionario, los dos ofrecen su visión sobre los logros y los fallos de las confederaciones que encabezan, su actual papel en la sociedad española y la capacidad de adaptarse a la economía cada día más globalizada del siglo XXI.
Pregunta. Según el CIS, los sindicatos son los peor valorados tras el Gobierno y los partidos políticos. ¿Por qué?
Ignacio Fernández Toxo. Algo estamos haciendo mal para que nos vean de ese modo. En CC OO venimos tomando medidas para cambiar el sentido de esta percepción social. Entre otras, mayor participación interna, más información directa a la afiliación, más transparencia sobre nuestra gestión y cuentas, un exigente código ético que plantee una incompatibilidad radical con las malas prácticas e incentivos para la acción sindical en el centro de trabajo. No se puede obviar que los poderes públicos y mediáticos están empeñados en debilitar el poder de los sindicatos, cuyo papel ven con recelo. Pero que no suene a excusa; debemos corregir de raíz las conductas incompatibles con el proyecto sindical que dicen defender.
Cándido Méndez: Estos porcentajes se leen de forma más completa añadiendo la opinión que los españoles, según el CIS, tienen de algunas profesiones. ¿Las peores valoradas? Jueces y periodistas. Seguramente al estar expuestos directamente al escrutinio ciudadano tenemos un plus de penalización. Esto es saludable e imprescindible en democracia.
P. El porcentaje de afiliados está en declive. ¿A qué lo achacan?
IFT. El sindicalismo está en declive sobre todo en los países anglosajones por la desindustrialización y el intento de individualizar las relaciones laborales, pero en los países nórdicos se ha incrementado en los últimos 30 años, según la OCDE. En nuestro país, la afiliación es del 18%, y aunque se ha reducido ligeramente por la crisis, se encuentra en la zona media de los países de la UE. Un 19% tiene menos de 30 años —no olvidemos que más del 50% de los jóvenes está en paro—. Sin embargo, la representatividad del sindicalismo en España es alta y esto no gusta a los grupos políticos y económicos más conservadores, cuyas últimas reformas laborales parecen dirigidas a neutralizar esta realidad.
CM. Con datos de la OCDE en el periodo 2001-2011, la afiliación en España es la más estable de Europa. ¿El porcentaje que fija la OCDE es poco? No. España es el único país donde un derecho sindical, la negociación del convenio, se ejerce por un organismo no sindical: el comité de empresa. El convenio se aplica a todos. Así es difícil incentivar la afiliación. Por eso es importante informar de que los derechos que asegura el convenio lo han protagonizado los sindicatos y sus afiliados.
P. Tarjetas black, EREs fraudulentos, sobresueldos… ¿Han actuado de forma convincente?
IFT. Se ha actuado con decisión en los casos en que ha habido un comportamiento desacorde con la ética del sindicato, aunque no haya habido proceso judicial.
CM. Cuando hemos tenido que actuar lo hicimos con prontitud. Asegurando los derechos de los afiliados, que posteriormente se apartaron del sindicato. ¿Hemos sido convincentes? Supongo que sí para unos y no para otros. En ningún momento tuvimos ánimo de ocultar ni tampoco de linchar públicamente a nadie. Es cuestión de convicciones democráticas y del Código Ético que rige la vida en UGT. Si algo es fraudulento o no, lo determinará un juez.
P. ¿Cómo adaptar unas organizaciones creadas en el siglo XIX a una economía de servicios globalizada?
IFT. Los sindicatos nos estamos adaptando continuamente. Mientras haya un mundo desigual y exista la explotación laboral los trabajadores necesitarán organizarse y habrá sindicatos. Unas relaciones laborales modernas, desde una adecuada regulación política del conflicto capital/trabajo, permiten que las empresas y los trabajadores afronten los nuevos retos tecnológicos, medioambientales, de internacionalización de la producción. Pero también debemos adoptar cambios en la organización, la acción sindical. Tenemos que hacerlos más participativos, eficientes y transparentes y ya hemos avanzado en esa dirección.
CM. El sindicalismo y el periódico en papel son hijos del siglo XIX. Los derechos de libertad de prensa y de libre sindicación aparecen juntos en la Carta Universal de Derechos Humanos en 1947 ¿Coincidencias? Seguro que no. La libertad de prensa, que convive con el libelo, y los sindicatos, sabedores de que estamos en una continua tensión evolutiva, somos partes constituyentes del Estado Social y de Derecho. Quizá por eso ambos hemos tenido en esta crisis problemas similares. UGT está en un importante proceso de renovación que se aprobará en el próximo Congreso.
P. ¿Tienen sentido los sindicatos, como hoy funcionan, en un contexto de nuevas relaciones laborales, con cada vez más autónomos y mejor formados, y una mayor descentralización?
IFT. Una mayor cualificación de los empleados no es un desincentivo a la afiliación. En Suecia el 73% de los trabajadores de cuello blanco son miembros de un sindicato. Gran parte del incremento de los autónomos es por las reformas laborales. Recientemente se ha creado el Sindicato de Desarrolladores de Android para enfrentarse a los intentos de Google de reducir sus salarios. La economía informal a la que nos remiten estas prácticas es propia de países subdesarrollados.
CM. ¿Los sindicalistas de SEAT que, en el Comité Mundial de VW, lograron traer la fabricación del modelo Q3 de Audi a la Zona Franca para mantener el empleo, supieron adaptarse al contexto? Para muchos tenía todo el sentido lo que hicieron. Por cierto, UGT ha revalidado la mayoría absoluta en SEAT. Otro ejemplo, en Nepal el sindicato de sherpas, afiliado a la CSI como UGT, es una de las principales organizaciones. Su líder, Dorje Khatri, pasó muchas horas sindicalizando a sus compañeros para conseguir sueldos decentes y derechos en materia de empleo. Murió el año pasado. Seguro que su trabajo tenía también todo el sentido para los sherpas. Nunca ha habido más asalariados que ahora, por eso, el sindicalismo del siglo XXI, la CSI, es una pujante Internacional con 168 millones de trabajadores en 153 países.
P. La tasa de paro está en niveles históricos. ¿Qué han estado haciendo los sindicatos durante la crisis contra esta situación?
IFT. Tres huelgas generales contra las políticas de austeridad que han acentuado la crisis y han retrasado la recuperación. Impulsar una iniciativa legislativa para que los parados dispongan de una mínima cobertura. Proponer medidas de reforma fiscal, de política industrial, un plan europeo de inversiones que ha sido ignorado por el Gobierno de la derecha española...
CM. Negociar con la CEOE moderación salarial por empleo. Con el Gobierno, acordar que los desempleados sin ninguna ayuda la tuviesen y facilitarles encontrar un trabajo ¿Qué proponemos? Hoy toca mejorar salarios y pensiones. Crear empleos de calidad. Es necesario para asentar la salida de la crisis. Hay que potenciar nuestra industria e invertir en I+D+i. Modificar paulatinamente nuestro sistema productivo.
P. La reforma laboral les despojó de elementos básicos de la negociación colectiva y redujo notablemente su poder. ¿Cómo convencería a un joven empleado precario de 25 años que un sindicato le puede beneficiar? ¿Y a un profesional que prefiere negociar directamente con la empresa sus condiciones?
IFT. La reforma laboral ha debilitado la capacidad de negociación de los trabajadores con menor poder sindical, los de las pequeñas empresas, los precarios. Pero por eso mismo hace más necesarios a los sindicatos. Tanto al joven con empleo precario como al profesional, con herramientas de atención distintas, el sindicato puede y debe atenderles.
CM. La reforma despojó a los trabajadores de derechos básicos. Los convenios, la jornada, el salario mínimo, la pensión, no surgen de la nada. Podríamos preguntar a los trabajadores de Coca Cola o de algunos importantes grupos mediáticos si hubiesen preferido negociar individualmente sus despidos o colectivamente, con el apoyo de un sindicato y la protección legal del ERE. El joven sabe cómo defender sus derechos. Lo que necesita es un empleo digno.
P. ¿Estarían dispuestos a vivir solo de las cuotas de afiliados y dejar de recibir subvenciones?
IFT. El 80% de nuestra actividad se cubre con las cuotas. Los convenios que negociamos defienden los intereses de todos los trabajadores, no solo de nuestros afiliados. Con el más estricto control y fiscalización institucional defiendo una ley de financiación pública para los sindicatos como organizaciones imprescindibles de la democracia, que la propia Constitución proclama.
CM. ¿Modificaría el Constitucional la sentencia sobre el canon de negociación para que el trabajador no sindicado contribuyese por beneficiarse del convenio? Las subvenciones cubren solo una parte del trabajo sindical que favorece a todos.
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