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Lagarde pide nuevas medidas para que la recuperación no sea tan lenta

La directora gerente del FMI alerta de que el crecimiento está siendo mediocre

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine LagardeEFE

Christine Lagarde tiene por costumbre recurrir a citas ilustres para enmarcar su análisis sobre la marcha de la economía global. Esta vez la directora gerente del Fondo Monetario Internacional toma prestada una que pronunció el expresidente John F. Kennedy para decir que los costes derivados de la falta de acción son enormes. Por eso pidió a los miembros que actúen para evitar que “la nueva mediocridad” se convierta en “la nueva realidad”.

Lagarde hizo este comentario ante el Atlantic Council en el marco del discurso previo a la reunión ministerial que se celebrará la próxima semana en Washington, que se utiliza tradicionalmente para hacer una revisión de la coyuntura. Los riesgos, por lo general, “disminuyeron”. Pero la recuperación, advirtió, seguirá siendo “moderada” y “desigual” a medio plazo.

La dirigente del FMI asegura que la economía global se está beneficiando de “la inyección” por el abaratamiento del petróleo y por el “robusto” rendimiento de Estados Unidos. Señala también que las perspectivas “mejoran” para los países de la zona euro. Pero habla de un “ligero” empeoramiento para buena parte de los emergentes por la caída en el precio de las materias primas.

El FMI presentará el martes sus nuevas proyecciones, que no se desviarán mucho de lo dicho en octubre. La directora gerente evita anticipar una cifra. Sin embargo, señala que el 3,4% registrado en 2014 no es del todo malo. Indicó que es un ritmo similar al crecimiento medio de las tres últimas décadas. El problema, añadió, es que “[la recuperación] no es lo suficientemente robusta”.

En este punto hizo referencia al hecho de que la Gran Recesión llevó el paro juvenil al 50% en algunos países. “En muchas partes del mundo, la gente no la siente lo suficiente”, precisa. Por eso Christine Lagarde volvió a repetir en su intervención lo que dijo en otoño: hay que prevenir que la nueva mediocridad -un bajo crecimiento durante un largo periodo- sea la nueva realidad.

“Los riesgos y los costes de la acción”, insistió Lagarde parafraseando a Kennedy, “son mucho menores que los de una cómoda inacción”. Así expuso un escenario para las economías avanzadas de bajo crecimiento y baja inflación combinado con alto endeudamiento y alta tasa de paro. También advierte de que la “nueva mediocridad” eleva los riesgos al sistema financiero.

Desbloquear el crédito

Su primera receta pasa por mantener los estímulos monetarios para apoyar la demanda. En paralelo, defiende el recurso a la política fiscal para “calibrar” la intensidad de la recuperación sin perder de vista el objetivo de sostenibilidad a medio plazo. En el caso de la zona euro, plantea un marco que permita desatascar la deuda privada y lidiar con préstamos por valor de 900.000 millones de euros que están bloqueando el crédito.

Para el caso de los países emergentes, propone una reducción de los subsidios a la energía. Eso permitirá a los países importadores de petróleo ahorros próximos a un punto porcentual del PIB que pueden destinar a inversiones en infraestructuras, educación y salud. Para los dos grupos, vuelve a insistir en que se adopten reformas estructurales para elevar el crecimiento potencial.

Aunque el FMI ve "necesaria" la laxitud monetaria, también advierte de los riesgos de un escenario de bajos tipos de interés por este mediocre crecimiento. Lagarde hizo referencia a la fuerte apreciación del dólar y sus efectos “desestabilizadores” en países o empresas con grandes montantes de deuda denominada en la divisa estadounidense. Su temor es que la liquidez “se evapore rápido si todo el mundo busca a la vez una salida”. Por eso pide a la Reserva Federal que sea prudente al subir tipos.

Lagarde concluyó emplazando a los miembros a que se comprometan con los principios de la cooperación internacional para impulsar el crecimiento. En este punto aprovechó para pedir al Congreso de EE UU que ratifique la reforma estructural del FMI, que da más voz a los países emergentes y en desarrollo en la institución. “Nunca me preocupo por la acción sino por la inacción”, concluyó con la célebre cita de Winston Churchill.

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