Los trasteros, un negocio al alza
El alquiler en centros de almacenaje crece a buen ritmo y la compra como inversión ofrece rentabilidades del 15%
Quien tiene un trastero tiene un tesoro y, quien no, lo alquila. "El elevado número de edificios carentes de trasteros, sobre todo en las viviendas antiguas, y el hecho de que el tamaño medio de los pisos en España es de 60 metros cuadrados, contribuyen al incremento del alquiler de estos espacios", señala Eduard Bosch, director de Marketing de Bluespace, compañía que desde su creación en 2002 ha experimentado un incremento medio anual del 10%. Al despegue también ha contribuido el hecho de que la densidad de población de ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, sea de las más altas de Europa -entre 15.000 y 20.000 habitantes por kilómetro cuadrado-.
El self storage o alquiler de trasteros es un mercado emergente que, tras conquistar las periferias, mira hacia los centros urbanos de las grandes capitales. Aquí, la creciente demanda de espacios de almacenamiento, tanto por parte de particulares como de empresas y autónomos, lleva a las compañías especializadas a invertir en nuevos inmuebles. A esta estrategia de expansión obedece la reciente adquisición por parte de Bluespace del nuevo centro en Madrid, en pleno barrio de Salamanca. Dispondrá de 4.500 metros cuadrados de superficie alquilable, lo que supondrá 1.000 nuevos trasteros.
Ante la eterna pregunta de si comprar o alquilar, los usuarios se están decantando más por el arrendamiento. "No todo el mundo puede permitirse comprar un trastero cerca de su residencia o lugar de trabajo", cree Bosch. Además, los alquileres incluyen extras como servicio logístico de entregas de material, servicio de mudanzas, seguro gratuito, material de embalaje y la posibilidad de cambiar de trasteros en otras ciudades de España. "Se paga solo por el espacio y días que necesitas. Puedes darte de baja cuando quieras, no hay una estancia mínima y puedes cambiar el tamaño del trastero cuantas veces quieras", explica Maite Pacheco, directora general de City Self-Storage, cuya compañía crece en torno al 5% anual. Opera en el mercado español (en Barcelona y periferia), en Noruega, Dinamarca, Suecia, Polonia y República Checa.
Estas habitaciones se han convertido en una prolongación más de las viviendas, las estancias más socorridas. Antes del estallido de la crisis inmobiliaria se alquilaban para guardar las pertenencias cuando los propietarios estaban reformando su casa o esperaban la entregaba de un piso nuevo Ahora, es más que habitual su uso en personas que se mudan, por obligación, a pisos más pequeños o a casa de los padres. También en el caso de trabajadores que han cambiado de empleo y ciudad. Se guardan muebles, electrodomésticos, material deportivo (esquíes, bicicletas, material náutico…), ropa y demás enseres que no se van a utilizar durante un tiempo.
La demanda por parte de los emprendedores es la que más crece
El porcentaje de trasteros ocupados en España es del 69%. El 70% de los clientes de estos servicios son particulares y el 30% restante corresponde a empresas y autónomos. Por superficie de almacenaje contratada, los particulares ocupan el 58% del espacio, mientras que empresas y autónomos el 42% restante, según Bosch.
Los emprendedores se han convertido en los principales demandantes de trasteros en el último año. Utilizan estas instalaciones para el almacenamiento de archivos y documentación, exceso de productos, herramientas o como centro logístico. "La crisis inmobiliaria nos ha beneficiado en el incremento de clientes de empresa pues paga solo por el espacio que necesita en ese momento, lo que les supone un ahorro importante", cuentan en la compañía City Self-Storage.
"Hemos tenido en el último año un incremento del 34% de las solicitudes por parte de clientes autónomos y empresas. Los primeros porque requieren de espacio y de servicios adicionales como business center o el alquiler de salas de reuniones, entre otros. Los segundos, para abaratar costes externalizan el almacenamiento y la recepción de mercancías", indican en Bluespace, que dispone de más de 20.000 trasteros que ocupan 94.000 metros cuadrados y tiene una cuota de mercado superior al 50%. El coste de los alquileres varía en función del tamaño del trastero y del lugar en el que se halle. La media parte de 25 a 29 euros al mes. "Los precios han bajado un 10% en el ultimo año debido a la oferta de empresas que ofrecen self storage sin que realmente lo sea", considera Pacheco.
Este concepto nada tiene que ver con el tradicional guardamuebles. En el primero el propio usuario almacena sus pertenencias en un trastero y decide cuándo y cómo accede a ellas, ya que tiene disponibilidad total todos los días del año y a cualquier hora. Estos centros disponen de circuito cerrado de televisión, alarmas individuales en todos los trasteros, detectores de incendio y entradas controladas. Solo el cliente tiene llaves y código de acceso personalizado a su espacio. Las cuotas incluyen un seguro multirriesgo. En cambio, un guardamuebles es un contenedor donde se guardan los objetos del cliente, quien debe concertar visitas para acceder a ellos.
Aunque el 90% del negocio depende de operadores profesionales, cada vez más particulares ponen en alquiler sus trasteros para sacarse un dinero extra. Pueden hacerlo. Es uno de los negocios que más rentabilidad ofrece actualmente.
Cómo sacarle provecho
Si se decanta por la compra sepa que, además de un espacio extra, es un valor refugio que ofrece rentabilidades de entre el 14% y el 15% (entre el 10% y el 11% si se descuentan gastos fiscales). Aún así, “no existe perfil inversor en los trasteros, no porque no sea bueno, sino por desconocimiento de la gente”, señalan en minialmacenesytrasteros.com, empresa que se dedica a convertir locales comerciales en promociones de trasteros nuevos en venta en barrios donde las viviendas carecen de estos espacios. “Las necesidades de espacio han aumentado y el trastero ha pasado a tener importancia como inversión”, señalan.
Suelen tener en torno a cuatro metros cuadrados y los precios van desde 6.500 hasta 30.000 euros. Si los propietarios se deciden a alquilarlos podrían pedir entre 100 y 120 euros mensuales.
En esta empresa defienden la compra frente al alquiler: “te pasas cuatro años pagando y en ese tiempo ya habrías comprado el trastero”. “Quien no tiene uno es porque no quiere”. Las condiciones de pago son a convenir, financian hasta cinco años y los primeros seis meses son sin intereses.
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