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El BCE critica a Bruselas por la aplicación de las reglas fiscales

El Eurobanco compra 3.200 millones de euros en bonos europeos

Claudi Pérez

Medidas extraordinarias de política monetaria, inversiones y las inevitables reformas y consolidación presupuestaria, pero con un uso más flexible de las reglas fiscales: Mario Draghi, el jefe del BCE, trazó el pasado verano el menú de la política económica adecuado para que la eurozona deje atrás la formidable crisis del último lustro. Europa está haciendo exactamente lo que pedía, con relativo éxito. Pero ahora Draghi emite señales contradictorias: el presidente del Eurobanco ha amonestado en Bruselas a la Comisión Europea por la aplicación flexible de la normativa fiscal. El brazo Ejecutivo de la UE acaba de dar dos años adicionales a Francia para cumplir las metas de déficit y ha evitado sancionar a Italia y Bélgica por sus problemas con la deuda. El objetivo era impedir una política fiscal más contractiva que haga descarrilar la frágil recuperación de la eurozona. Pero al BCE no parece gustarle la jugada. Draghi fue inusualmente directo el pasado lunes, en el Eurogrupo —la reunión de ministros de Economía de la zona euro— y criticó abiertamente la nueva interpretación de la flexibilidad de las reglas fiscales, en especial en lo relativo a la deuda. Ayer, en el Ecofin (la reunión de ministros de Finanzas de los Veintiocho), dijo que no hay razones que justifiquen una ampliación de más de un año del objetivo de déficit para Francia, según han informado fuentes diplomáticas.

Alemania apenas hizo comentarios generales en ambas reuniones, sin nombrar a ningún país en concreto. Su ministro Wolfgang Schäuble avisó ayer de que la propuesta de Bruselas de dar más tiempo a París supone flexibilizar al máximo el Pacto de Estabilidad, y reclamó a Francia —con una diplomacia exquisita— que ponga en marcha reformas estructurales y no se limite a anunciarlas. Pero las tornas han cambiado en Europa: ahora son los países periféricos y rescatados los que exigen mano dura, después del draconiano ajuste que se vieron obligados a acometer. Eslovaquia e Irlanda fueron los más duros el lunes. Irlanda repitió ayer y Portugal se unió a ese corifeo de convertidos a la ortodoxia: ambos países denunciaron las dificultades que tienen para explicar esta decisión a sus opiniones públicas. Dublín fue incluso más allá y reclamó el mismo trato: más tiempo para cumplir el déficit.

Lo curioso es que el cóctel de política monetaria ultraexpansiva —las compras de bonos sumaron ayer 3.200 millones, según el BCE— y más flexibilidad fiscal está funcionando: el euro tocó ayer su mínimo en 12 años con el dólar, la recuperación se afianza en Alemania y España y las primas de riesgo se han volatilizado. Aunque en algunos países más que en otros: el riesgo país de Italia vuelve a ser inferior al de España tras las primeras compras de Draghi. 

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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