Los niveles C1 y C2 ya se puede estudiar en las escuelas de idiomas
Crece el número de comunidades autónomas que acreditan los niveles superiores en el dominio de lenguas
Son muchas las encuestas que se empeñan año tras año en recordar las dificultades de los españoles en el dominio de los idiomas. Un 65% de los españoles otorga mucha importancia al conocimiento de otras lenguas, pero más del 60% confiesa no ser capaz de hablar con soltura el inglés, idioma predominante en el mundo como segunda lengua, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Sin embargo, parece que las cosas van cambiando y el nivel va aumentando. Óscar Cabo, manager de Sales &Marketing en Adecco Professional, división de esta firma especializada en la selección de personal, considera que los conocimientos en idiomas de la población española han ido mejorando en los últimos tiempos. “Están entrando en el mercado laboral nuevas generaciones mejor formadas en esta materia”, asegura el experto. Cabo también apunta a que las empresas se están volviendo más exigentes y demandan cada vez niveles más altos.
La necesidad de contar con un personal que domine diferentes lenguas con más fluidez ha llevado a muchos a tomarse en serio estos estudios y a buscar tanto formación específica como certificaciones que acrediten sus conocimientos. En el caso de los niveles más altos, correspondientes a los C1 y C2, de acuerdo con el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), las titulaciones de las instituciones privadas han monopolizado hasta hace poco este mercado, en el que juegan un papel determinante las Escuelas Oficiales de Idiomas.
Títulos válidos
El Real Decreto 1629/2006 dejaba la puerta abierta a que estas instituciones impartieran cursos de perfeccionamiento correspondientes a dichos niveles, aunque no su certificación. La nueva ley de educación, la LOMCE, sí que contempla esta posibilidad y son varias las comunidades autónomas que ya ofrecen estos cursos y títulos con validez en el territorio nacional a través de sus escuelas. Andalucía, Baleares, País Vasco, Cantabria, La Rioja, Cataluña, Extremadura, Navarra y la Comunidad Valenciana son algunas de las que han comenzado a impartir alguno de los niveles C, pero son otras muchas las que les seguirán a lo largo de este año.
El inglés sigue siendo el idioma en el que estas certificaciones se abren camino, aunque es seguido rápidamente por otros como el francés y el alemán (además de las lenguas cooficiales). En la Comunidad Valenciana fueron 870 los matriculados el curso pasado en el nivel C1 de la lengua de Shakespeare y 360 en el C2. Andalucía, por su parte, ofertó ya en 51 de sus Escuelas de Idiomas (el 70% de las existentes) la formación equivalente al popular Advanced Certificate, C1 otorgado por la Universidad de Cambridge.
Para José Uribe, presidente de la Asociación de Profesores de Escuelas de Idiomas de la comunidad andaluza, el impulso que están viviendo estas instituciones desde las Administraciones para impartir los niveles más altos de la enseñanza de lenguas se debe a la necesidad que existía de cubrir un espectro que hasta hace poco solo tenía cabida en lo privado. “Cada vez son más las personas que requieren este tipo de titulaciones por motivos de trabajo o de estudios y la demanda existía desde hace tiempo”, recuerda. Sin embargo, y pese a los avances conseguidos, no olvida que la cautela reina en este sentido debido a las múltiples implicaciones que tiene la implantación de estos grados elevados.
Desde la Consejería de Educación de Andalucía indican que la elevada exigencia que suponen estos niveles, tanto para el profesorado como para el alumnado, obliga a planificar su introducción de una forma exhaustiva.
Otras comunidades, como la madrileña, todavía no certifican estos niveles altos, pero sí ofrecen los llamados cursos de perfeccionamiento a aquellos alumnos que han concluido los cursos intermedios. Es el caso de la Escuela de Idiomas de San Blas en la capital, que en 2010 abrió la formación de nivel C1 de inglés. “La iniciativa surgió por la propia demanda de los alumnos”, explica Pilar Álvarez, miembro de la directiva del centro. “Lo solicitaban aquellas personas que habían concluido los estudios de grado B2, pero necesitaban una formación mayor, sobre todo en casos de profesores y maestros interesados en enseñar en colegios privados bilingües”, apunta la responsable.
El interés en estos cursos ha ido creciendo y la escuela decidió ampliar su oferta en este sentido el año pasado con el C1 de alemán y el C2 de inglés, a los que este año se sumará el C1 de francés. Álvarez se muestra optimista y considera que la Comunidad de Madrid no tardará demasiado en ofrecer las certificaciones. “Lo vemos más cerca”, señala.
Con certificación o sin ella, para acceder a estos cursos en cualquier centro es necesario acreditar el dominio de los conocimientos intermedios de los idiomas. Estos diplomas no tienen que corresponder necesariamente al nivel avanzado de las escuelas de idiomas, es decir, no es necesario haber superado sus exámenes del B2, pero hace falta alguna certificación de este grado.
Prueba de acceso
La posibilidad de realizar una prueba de acceso flota en el ambiente en el caso de muchas autonomías, aunque todavía no se ha concretado nada en ninguna. Son muchos los profesores que abogarían por realizar un examen de este tipo con el objetivo de homogeneizar los grupos de mayor nivel. Y es que en ellos es posible encontrar desde alumnos que simplemente han ido cursando año a año las enseñanzas de las Escuelas de Idiomas, a personas bilingües (incluso nativos de otros países) que buscan hacerse con un título que acredite el dominio que tienen de su segunda lengua.
Esta situación supone un importante reto para los docentes, tal y como explica el presidente de la Asociación de Profesores de estas instituciones de Andalucía. “El nivel C supone un gran paso con respecto a la oferta educativa que existía hasta ahora ya que, entre otras cosas, encontramos grupos muy heterogéneos con gran disparidad de niveles”, matiza José Uribe.
Ello provoca que la exigencia sea mucho mayor, no solo para los estudiantes, sino también para quienes imparten los cursos. Uribe afirma que para los encargados de la enseñanza participar en estos grados significa un gran reto. “Se trata de algo nuevo que implica una mayor especialización, no solo en lo referente a los idiomas sino también en la pedagogía”, asevera.
Mientras muchos profesores afrontan este desafío con ilusión (impartir los niveles superiores dota también de cierto prestigio a estos profesionales), otros muestran más cautela por las dificultades que entraña.
Todas las partes implicadas en este proceso que se está viviendo en las Escuelas de Idiomas se siguen adaptando al importante paso adelante que supone ir más allá de lo que el MCER denomina “usuario independiente” (nivel B). Óscar Cabo, de Adecco, recuerda que son los puestos de más entidad los que exigen los conocimientos de “usuario competente” (o nivel C). “Las certificaciones más altas se suelen demandar para puestos de gran responsabilidad, como en el caso de los ejecutivos”, puntualiza.
Otra batalla que están librando las Escuelas de Idiomas con estas certificaciones es la de recuperar gran parte del prestigio que parecen haberles arrebatado las titulaciones privadas en los últimos años. Las instituciones públicas apelan a la calidad de su enseñanza como gran aval.
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