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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por qué crece EE UU y no la eurozona

Juan Ignacio Crespo

Estamos a pocos días de que el Banco Central Europeo (BCE) decida si imita a los bancos centrales de EE UU, Reino Unido y Japón e inicia un programa de compra masiva de deuda pública. ¿Con qué propósito? Con el de hacer subir la cotización y reducir su rentabilidad y, por tanto, el coste que tiene para los estados.

Pero, ¿para qué hacer bajar más la rentabilidad de una deuda pública que en Alemania ya proporciona una rentabilidad negativa hasta el plazo de cinco años (es decir, que le cuesta dinero al que quiere invertir en ella) o que en la propia España renta menos de un 1% para esos mismos plazos? ¿No habrá algo equivocado en los propósitos del BCE?

El problema es que se le está exigiendo al BCE que compre cantidades enormes de deuda pública cuando ya no es necesario. Es más, cuando ya lo ha hecho, bien que indirectamente, a través de los bancos al prestarles hace tres años el equivalente a 1,3 billones de dólares (1,12 billones de euros) para que ellos compraran la deuda. De esa cantidad, más de la mitad le ha sido devuelta por lo que podría decirse (con un poco de ironía) que el BCE ha gastado solo una octava parte de los 4 billones de dólares que ha utilizado la Reserva Federal de EE UU para conseguir (o, incluso, mejorar) el mismo objetivo (aunque hay que reconocer que con ayuda del mecanismo de estabilidad europeo).

Sin embargo, la economía norteamericana acumula casi seis años de crecimiento mientras que la de la zona euro sigue estancada, por lo que es obligado preguntarse, ¿qué han hecho en los EE UU que no se haya hecho en Europa? ¿Han capitalizado los bancos (y compañías de seguros) desde el sector público? Sí, lo mismo que a este lado del Atlántico y con cantidades parecidas: unos 750.000 millones de dólares (ahí habría que incluir el rescate de las cajas de ahorro españolas).

La clave no está por tanto en las medidas de los respectivos bancos centrales o en la inyección de capital a los bancos sino en lo que contundentemente un reciente artículo de PoliticoMagazine ha llamado “El auténtico banco de América”: el sector público. Y es que, según información de Thomson Reuters, tras la recesión de 2008/2009 el sector público de los EE UU incrementó sus activos financieros en 4 billones de dólares (además de los ya mencionados de la Reserva Federal). Esta actividad crediticia y de transferencia de riesgos al sector público se ha llevado a cabo mediante un tipo de instituciones para-públicas creadas por Roosevelt, o inspiradas por él, las llamadas empresas patrocinadas por el gobierno (GSEs, por sus siglas en inglés) de las que el artículo de Politico menciona hasta 30 diferentes con 120 programas de crédito. ¡Sorpresas de la historia el que Roosevelt haya sacado otra vez a los EE UU de una grave recesión!

Algo parecido ha hecho el Banco de Inglaterra prestando casi directamente a las empresas. En la Eurozona lo único comparable serían los activos que han ido a parar al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), la SAREB o a los bancos malos alemanes. Nada de una magnitud comparable a los cuatro billones de los EE UU. Esos cuatro billones son los que marcan la diferencia entre el casi pleno empleo y la cifra récord de paro. No será porque no se conozca la receta. Con todas sus contraindicaciones y efectos secundarios.

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