Una recuperación con poco gas
Los empresarios aprecian la mejoría, pero creen que sus negocios no se han modernizado
La economía española retoma un pulso olvidado en los últimos seis años. Y los empresarios quieren creer en él, pese a las amenazas que llegan desde las renqueantes Italia y Francia, que han provocado una revisión a la baja de las perspectivas de la Comisión Europea para la UE, incluida España. Como si de un toque de queda se tratara, los principales dirigentes de las compañías nacionales han tenido unos días muy ajetreados, plagados foros empresariales, casi todos ellos presididos por el rey Felipe VI.
Primero fue el congreso de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), luego el del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) y después el de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) y, entre reunión y reunión, el Consejo Empresarial para la Competitividad también tuvo su minuto de éxito con la presentación de un plan de choque para crear más de dos millones de empleos en España hasta 2018. Todos han hablado de economía, corrupción y política, las grandes preocupaciones del momento para la población, según el CIS.
La realidad es que la economía española ha dejado atrás la recesión y afronta su mejor momento desde 2008 en términos de PIB, justo al contrario que la situación política, tal y como se desprende de la encuesta realizada a 500 dirigentes por el IEF. El 76% de los encuestados confirma una moderada recuperación de la actividad con limitada creación de empleo. “Se han hecho reformas dolorosas que empiezan a demostrar el retorno. Este año la economía española va a crecer un 1,4% y el año que viene crecerá más. Esa es la esperanza”, sostiene la presidenta de Siemens, Rosa García. “El problema —continúa la ejecutiva— es que la economía mundial está globalizada y España no será capaz de permanecer indemne ante nuevas crisis europeas o de los BRICS. Y, además, dado que el 30% de las empresas españolas gastan menos que hace diez años en modernización tecnológica, nos puede ocurrir que ese miedo a invertir nos deje con una economía mirando al siglo XX en lugar de al XXI”.
El futuro pasa por la industria
La industria tiene que ganar peso en el PIB europeo y en el español (donde apenas representa un 14%) para que la actividad económica vuelva a despegar. Esta es una de las principales conclusiones de los recientes foros empresariales, en los que se ha puesto como ejemplo a Estados Unidos, que está consiguiendo relocalizar su industria.
Para que la reindustrialización pueda ser una realidad en territorio nacional hay que hacer frente a cinco grandes retos: elegir en qué industrias se quiere competir, centrarse en aquellas donde España puede competir (como el textil, calzado y confección; la agroalimentaria, o el juguete, en las que ocupa posiciones de liderazgo europeo); lograr que las pequeñas empresas se conviertan en medianas eliminando las trabas fiscales; mejorar la eficiencia de las plantillas mediante una mayor capacitación e invertir más en I+D, según el estudio realizado por Deloitte e IESE Business School. “Si no se invierte en I+D y en tecnología estamos abocados a tener una economía fuera de mercado cuando afrontamos la cuarta revolución industrial”, dice la presidenta de Siemens, Rosa García.
Como el presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, el de Deloitte, Fernando Ruiz cree que “la recuperación en España es sólida y va a seguir adelante. En un mundo cada vez más volátil y con alteraciones cada vez más bruscas, si la crisis en Europa continúa, en vez de crecer un 2% el año que viene, como prevé el Gobierno, el crecimiento será algo inferior, pero será crecimiento”. Según Ruiz, “hemos ganado bastante tracción durante 2014, de manera que la ganancia de competitividad vía reducción salarial ha tocado fondo”. De hecho, “las grandes compañías están empezando a invertir y a generar empleos”, asegura.
“Las reformas de calado acometidas han permitido mejorar la productividad y las exportaciones, lo que nos da una competitividad con la que no contábamos en 2012”, opina Daniel Carreño, consejero delegado de General Electric, para quien la recuperación iniciada (cinco trimestres de crecimiento) va a continuar. “Hasta junio veníamos de una situación clarísima de crecimiento, que ahora estamos digiriendo para retomarla en enero”, apoya Bernardo Velázquez, consejero delegado de Acerinox.
Aunque no todos se muestran tan optimistas, dado que “el mundo después de la crisis no va a ser el que era. Ha habido cambios estructurales. Las reglas del juego se han modificado y no somos los occidentales quienes las imponemos”, indica Elena Pisonero, presidenta de Hispasat. En su opinión, “el estancamiento secular de Europa impone un riesgo alto a la salida de la crisis”, por ello “la UE tiene un potencial que no ha sabido explotar y ahora no tiene más remedio: el mercado único. No podemos competir con un mercado digital fragmentado o con un coste de la energía que en EE UU es de una tercera parte”, explica. Cristina Garmendia, presidenta de Cotec, coincide con ella y cree que España y Europa necesitan dar un impulso claro hacia los escenarios de crecimiento. “El nuevo Gobierno europeo debe establecer un rumbo para que los países se comprometan con él y dejen de hacer lo contrario de lo que dicen”, precisa. “Los nuevos tiempos exigen una forma de trabajar distinta”, agrega.
“Estamos viendo con enorme preocupación que la transformación de los modelos de negocio debe ir mucho más allá del momento coyuntural. Los cambios tecnológicos y el entorno regulatorio complicado crean incertidumbre en una Europa que no acaba de eliminar sus barreras y es la inversión la que sufre. Aunque España está en mejor situación, la fortaleza de la economía Alemana y la centroeuropea es fundamental para que se consolide la recuperación”, asegura John Scott, presidente de KPMG en España y vicepresidente global.
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