La factura electrónica también te beneficia a ti
Diez años después de su puesta en marcha, el sistema ha demostrado su eficacia
El 1 de enero de 2004, la Agencia Tributaria empezó a reconocer las primeras firmas electrónicas. Desde entonces, las empresas pueden utilizar la factura electrónica o telemática como soporte de las facturación emitida a sus clientes. Eso permitió eliminar la emisión de facturas en papel con todas las garantías y validez.
Durante este tiempo el sistema ha demostrado tiene algunos inconvenientes pero también ventajas para el consumidor. Entre los contras está el que no todo el mundo —especialmente los segmentos de población de mayor edad— tiene acceso a este tipo de facturación. En segundo lugar, que muchas veces por deseo o necesidad (por si queremos hacer algún tipo de reclamación) acabamos imprimiendo la factura y por tanto haciendo nosotros un gasto en papel y tinta que se ahorra la empresa.
Pero las ventajas también son importantes:
- Ahorro en almacenamiento y fácil consulta en cualquier momento. No necesitamos grandes archivadores: podemos tener la factura siempre accesible en nuestro ordenador (descargándola) o podemos hacerlo cuando lo necesitemos accediendo a la página web de la empresa emisora.
- Plena validez fiscal y jurídica: Las facturas electrónicas no sólo son válidas por motivos fiscales, sino también a la hora de realizar cualquier reclamación en organismos de consumo.
- Recepción más rápida: Lo que permite comprobar antes cualquier tipo de errores e incidencias e incluso solicitar su corrección antes de que sea cargada por nuestra entidad financiera.
Si además de consumidores somos profesionales autónomos, las ventajas son incluso superiores siempre que se puedan integrar automáticamente en nuestra contabilidad.
Al no hacer falta imprimir ni enviar por correo las facturas en papel, la empresa emisora se ahorra, de entrada, los costes de impresión y envío, que según datos de la Unión Europea supone 1,50 euros de media. Es decir, para una empresa como Telefónica, con 17 millones de clientes en España, y que por defecto ha sustituido el medio tradicional por factura electrónica, supone ahorrarse 23,5 millones de euros al mes. A esto habría que añadir otras ventajas, también con coste económico: ahorro en almacenamiento, agilidad en las búsquedas, no deterioro de los documentos o imposibilidad de pérdidas. El beneficio económico para las empresas está claro.
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