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Especial Formación online

Cómo no descolgarte de un curso online

Empezar a estudiar en Internet es fácil, lo difìcil es terminar Un 30% abandona por el camino si el curso es de pago, si es gratis, el 90% deserta Los problemas de diseño del curso y la falta de tiempo conspiran contra los buenos propósitos

Karelia Vázquez
Un 30% de los alumnos online abandona.
Un 30% de los alumnos online abandona.Portra (Getty)

Al principio todo son buenos propósitos. Unos se compran incluso material de primera calidad, que en el caso de la formación en línea puede ser un router más rápido o una tableta, para motivarse con el nuevo curso. Otros se matriculan entusiastas en uno o varios programas a la vez –a la hora de empezar se suele ser ambicioso y poco realista-, pero a las dos semanas la realidad se impone. Faltan horas y sobran asignaturas y volvemos a ser quienes éramos: gente con poco tiempo para todo, también para nuestra formación. La inercia es una ley física estable.

Puede que goce de una voluntad inquebrantable a las leyes físicas pero el curso en el que se ha matriculado no es lo que parecía y sus contenidos le aburren porque usted está por encima o por debajo del nivel que se enseña. En ese caso, también se planteará si no debe invertir su tiempo en algo de mejor provecho.

“El abandono es uno de los problemas de la enseñanza en línea, sean cursos tradicionales o Moocs”, asegura Luis Moreno, profesor de la Universidad de Alicante y director de UniMooc.com. En el caso de los cursos llamados Moocs (Cursos abiertos masivos on line) el abandono es aún mayor debido a la gratuidad. “Nos dejamos dominar por la euforia y nos apuntamos a varios programas a la vez. Terminar un curso con el 10% de los que empezaron se considera un éxito”, explica Moreno. Por su parte, Albert Sangrá, profesor de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) y experto en enseñanza online, reconoce que “en general los cursos en Internet tienen una tasa de abandono mayor”. Aunque es difícil dar una cifra exacta, algunos estudios hablan de un 30% de deserción entre los que se proponen estudiar un curso por Internet. Para el profesor Sangrá un curso solo puede ser atractivo si hay una buena combinación de diseño entre los contenidos y la tecnología y un profesor hábil, capaz de motivar a unos alumnos a los que rara vez les verá las caras.

El abandono es un problema de la enseñanza on line. Terminar con el 10% de los matriculados se considera un éxito. 

 Algunas de las causas de deserción de los cursos online tienen que ver con la falta de planificación y un exceso de optimismo respecto al tiempo disponible real. Una de las razones más frecuentes para descabalgarse es que toma mucho más tiempo del que el estudiante había previsto. Una confusión que a veces proviene de cierta ambigüedad de los que ofrecen el programa porque exageran la flexibilidad de las materias para adaptarse a cualquier estilo de vida. En realidad para estudiar online hay que planificar unas horas libres a la semana como si se fuera a asistir a un curso presencial. Creer que uno va a ir sacando tiempo de aquí y de allá, robándole horas a unas cosas y a otras para estudiar no es una buena idea.

Otra de las causas de abandono es que el curso o el alumno en cuestión dan por hecho que se tiene un conocimiento mucho más alto. Por ejemplo, muchos cursos de programación o de escritura de código asumen que los alumnos tienen una base de álgebra imprescindible para avanzar en el aprendizaje. A veces es el estudiante el que ignora los requerimientos del curso. Otras veces, ocurre lo contrario, las materias son demasiado primarias y el nivel del alumno muy especializado, algo que también produce cansancio y frustración.

Si está usted en proceso de comenzar o de adaptarse al ritmo de un curso online le recomendamos que se comporte como un cliente. Es decir, piense en sus necesidades, teste el producto, compare con la competencia y quédese con el que le pueda ser útil o el que tenga la mejor relación calidad-precio.

Aquí hemos recopilado algunas pistas para empezar, y sobre todo, terminar un curso en Internet con buen pie.

Hay muchas instituciones que ofrecen enseñanza online, y no todas las plataformas tienen igual diseño ni la misma calidad de profesores. Pruebe cursos similares en varias universidades antes de decidir. Hable con exalumnos y profesores y entre a la web para comprobar si es suficientemente clara, si se maneja en ella con soltura, o si es suficientemente intuitiva. Piense que cuando el curso comience tendrá otras cosas que aprender y si la interfaz le resulta del todo ajena se convertirá en un engorro para el aprendizaje de la materia del curso. Vea los vídeos, los elementos interactivos, use el chat. Simule su vida de estudiante como si ya el curso estuviese en marcha. Hágalo en varias plataformas y quédese con la que lo haga sentir como en casa. La recomendación viene de Coursera, una de las mayores plataformas mundiales de cursos por Internet.

No fantasee con pasarse cuatro horas diarias frente al ordenador si usted no tiene hábito de estudiar en Internet. No se cree falsas expectativas sobre su capacidad de concentración y sea conservador. Escoja un curso o una materia que le apetezca, le interese y le vaya a ser útil para su currículum. Esa motivación tirará de usted en los momentos de debilidad. Haga un curso que le proporcione alguna ganancia concreta. Pregunte a exalumnos y busque al profesor que mejor encaje con su personalidad en intereses. Póngaselo fácil al principio porque la cuesta arriba la tiene garantizada. Se trata de que cuando lleguen los momentos duros tenga suficiente fuerza y motivación para seguir adelante. Lo dice Feynman Liang, un programador de la Universidad de Dartmouth que se describe a sí mismo como un MoocAlcoholic (léase yonqui de los Moocs)

No vaya como un electrón libre e intégrese en el curso. Para conseguirlo deberá intentar ir a la par que el resto de los estudiantes. Si se salta los deberes se retrasará y perderá información. Además, empezará a prestar menos atención y a aburrirse. En breve, le empezará a pasar por la cabeza la idea de abandonar.

Si entre los requisitos para empezar el curso se pide que usted debe tener conocimientos de Álgebra Lineal, créalo, los necesitará. En poco tiempo no podrá avanzar por falta de conocimientos básicos. Es posible que usted crea que sobre la marcha podrá estudiar con manuales básicos de Álgebra y alcanzar el nivel requerido para iniciar el curso, pero esto es poco realista. Es difícil incorporar la información básica al mismo tiempo que se aprenden nuevas materias. Acabará desanimado y frustrado y lo dejará a las dos semanas.

¿Cuántas horas tiene realmente disponible a la semana? Esa es una pregunta fundamental para no plantearse metas imposibles. Por ejemplo, más de doce horas a la semana es demasiado si usted tiene un trabajo a tiempo completo. Como la mayoría de los que se apuntan a cursos fffligaciones, familia, trabajo, vida social … En fin, el tiempo no le sobra. Para poder aprovechar el curso, aprender y llegar al final debe dejar tiempo disponible para estas tareas. Imagine que va a un curso presencial con un horario (a veces la flexibilidad de estos cursos son un arma de doble filo) y fije unas horas a la semana para estudiar. Intente cumplir siempre, y no lo deje todo para el fin de semana. Mejor hacer un poco cada día y dedicar el fin de semana para los deberes más largos y el descanso. "La tasa de abandono es más baja entre quienes distribuyen la carga de trabajo en varios días a la semana que entre aquellos que la concentran en los dos días del fin de semana", señala un estudio realizado por la Universidad de Pennsylvania y publicado en la revista New Scientist.

Entre 15 días y 21 es lo que tarda una persona en formar un nuevo hábito. Al menos otórguese ese tiempo cuando ha empezado un curso online antes de decidir que abandona. Quizás las primeras clases no sean las más entretenidas porque aportan un conocimiento básico, pero luego la materia se puede animar. No tome decisiones precipitadas.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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