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Jaque al modelo comercial catalán

El turismo rompe las restricciones horarias de la Generalitat El Gobierno estudia recurrir la semiliberalización comercial de Barcelona por insuficiente

Dani Cordero
Un grupo de turistas, en autobús cerca de la Sagrada Familia, en Barcelona
Un grupo de turistas, en autobús cerca de la Sagrada Familia, en BarcelonaJoan Sánchez

La Roca del Vallès (Barcelona) tiene apenas 10.000 habitantes, pero atrae cada año a tres millones de visitantes, de los que más del 60% son extranjeros. El municipio solo tiene un atractivo para los turistas: los 20.000 metros cuadrados del macrooutlet La Roca Village. Cada día llegan autocares repletos de turistas atraídos por marcas de relumbrón a bajo precio. El complejo comercial se ha convertido en los últimos años en punto de conflicto entre el Ayuntamiento del municipio y la Generalitat. El primero exige que la localidad sea declarada turística, y así el centro comercial podrá abrir todos los domingos del año; la segunda se niega.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) le dio la razón a La Roca del Vallès por un defecto de forma y el Consistorio aplicará la libertad de apertura a partir del próximo 27 de abril. “Nos molesta que se burlen de nosotros diciendo que es un municipio turístico”, se queja Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación del Comercio de Cataluña (CCC). El caso de La Roca Village no solo ha soliviantado al sector del pequeño comercio. También Anged, la patronal de grandes superficies, está en contra, porque considera que “se convertirá en un caso de competencia desleal, ya que no se trata de un municipio turístico”, según Roberto Guirado, portavoz en Cataluña.

El modelo comercial que CiU —y ERC— ha defendido durante décadas en Cataluña, basado en limitar grandes superficies comerciales y restringir al máximo el número de festivos, ha encontrado con una potente amenaza: el turismo, la actividad económica que mejor aguanta la crisis. “El turismo juega un papel fundamental en el cambio del modelo”, afirma el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz.

El macrocomplejo lúdico BCN World ya se ha asegurado libertad horaria

Lo que no han conseguido años de batallas entre patronales y partidos políticos lo están logrando las ganas de agradar a los 7,5 millones de turistas que recibe la capital catalana. La penúltima prueba es el paso dado por el Ayuntamiento de Barcelona: permitirá abrir nueve domingos más, que se suman a los diez que ya permitía la normativa autonómica. Las tiendas podrán subir la persiana los domingos de julio y agosto, así como algunos días relacionados con grandes eventos internacionales. Los comerciantes de los ejes del centro de Barcelona y los hoteleros de la ciudad llevaban tiempo presionando. Y también lo hacía la Secretaría de Estado de Comercio.

Aun así, tampoco este acuerdo ha sido fácil: ha sido de mínimos y no ha convencido, ni de lejos, a los grandes operadores del centro de la ciudad. Se permitirá abrir, pero el horario se limite a entre las diez de la mañana y las dos de la tarde. Las empresas de distribución consideran la propuesta consensuada por el Ayuntamiento y la patronal del pequeño comercio poco ambiciosa y con escasas probabilidades de ser rentable, porque la venta se permitirá muy pocas horas. Tampoco les gusta que pueda abrir toda la ciudad y no una zona acotada. “Es mejor que nada pero nos parece insuficiente”, se une a la crítica García-Legaz, quien advierte: “Estamos analizando jurídicamente si la normativa cumple con la ley estatal; tenemos serias dudas que abrir solo cuatro horas lo haga”.

“Tenemos turistas y no los aprovechamos y con ese nuevo sistema los comercios que abran perderán dinero”, se queja Javier Cottet, presidente de BarnaCentre, el más potente de los ejes comerciales del centro de la ciudad, que reclaman abrir entre las once de la mañana y las seis de la tarde la mayoría de domingos del año.

El gran ‘outlet’ del municipio de La Roca podrá abrir tras una sentencia

Fraile reconoce que Barcelona puede convertirse en un reclamo dominical para los amantes del shopping llegados de toda el área de influencia de Barcelona. “Es una posibilidad que existe, pero con la ordenación que se ha aprobado no podemos llegar todavía a esta conclusión”, dice quien hasta la fecha del anuncio oficial siempre se había negado a que Barcelona ampliara su calendario comercial. La realidad, no obstante, es que Barcelona llevaba meses luchando contra la situación de muchos comercios de ropa y complementos que, en pleno centro de la ciudad, desafiaban a la Administración abriendo sus puertas, presionadas por la crisis y por el atractivo poder adquisitivo de miles de turistas.

Pere Torres, secretario de Empresa de la Generalitat, defiende que la de la capital catalana es una “decisión ponderada y participada por el sector” y niega que el turismo esté haciendo saltar las costuras del modelo comercial autonómico. Más bien acusa de ello a las presiones liberalizadoras del Gobierno de Mariano Rajoy y a la gran patronal del sector, Anged. Defiende que la normativa catalana ya contemplaba la figura del municipio turístico con fines comerciales.

Es cierto: Cataluña es, solo por detrás de Madrid, la segunda comunidad con mayor número de zonas de gran afluencia turística, aunque la ciudad de Barcelona no está dentro de esta consideración. Hay 111 municipios catalanes con esta calificación, lo que permite abrir a su comercio en festivo. BCN World, el macrocomplejo de casinos, hoteles y tiendas que se abrirá junto a Port Aventura (Tarragona), ha querido blindarse también esa posibilidad, y ha pactado poder hacerlo.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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