Agricultura lanza un plan para fortalecer la integración cooperativa

El Ministerio de Agricultura ha puesto en marcha el Plan Estatal de Integración Cooperativa con el objetivo de lograr unas entidades con más dimensión y una mayor capacidad competitiva en los mercados para defender el valor de sus producciones. Este Plan es una de las medidas derivadas de la Ley de Integación Cooperativa, aprobada el pasado año en la misma dirección, y donde tambien se prevé la constitución de entidades asociativas prioriotarias de carácter supra autonómico. El desarrollo de este plan se llevará a cabo desde 2015 hasta 2020.

Las cooperativas agroaolimentarias suponen actualmente uno de los pilares de la actividad agraria con casi 4.000 entidades con una facturación de unos 19.000 millones de euros, lo que supone casi el 45% del valor de la Producción Final Agraria. Tienen un millón de socios y generan 100.000 empleos directos.

Las cooperativas españolas tienen un millón de socios y generan 100.000 empleos directos.

Para el logro de estos objetivos, la Administración contempla actuaciones en cinco direcciones: Aumentar y modernizar sus estructuras; mayor formación de los equipos gestores; aumento de las ventas en el exterior; más orientación hacia los mercados y un seguimento del desarrollo cooperativo. Agricultura prevé la realización de planes de redimensionamiento entre las entidades asociativas y un tratamiento preferencial para las cooperativas consideradas una prioridad. 

La integración coooperativa es un proceso que se desarrolló hace ya varias décadas en el resto de países comunitarios, donde hoy media docena de grandes grupos suman una facturación superior a todas las cooperativas españolas. En España, los grupos más importantes no pasan de una docena, a cuya cabeza se halla la cárnica Coren, con más de 1.000 millones de euros de negocio, seguida de otras como Iparlat, Central Lechera Asturias, Agropecuaria de Navarra, Guissona, Anecoop, Acorex, Covap u Hojiblanca

A pesar de tener ese peso tan importante en los procesos de producción fundamentalmente en los sectores de vino, aceite, frutas y hortalizas o productos láctes, la realidad es que el grueso de este tipo de entidades se enfrenta hoy a dos problemas claves. En primer lugar, no disponer del poder suficiente para negociar en pie de igualdad con los grandes grupos de la distribución o los grandes operadores de los mercados. Un segundo problema es su escaso desarrollo en los procesos de transformación de sus productos, lo que les impide lograr por los mismos un mayor valor añadido.