Diez alturas para modernizarse
El sector vasco de la madera se implica en el proyecto de un edificio de 10 pisos con estructura de ese material
Las personas, las empresas y los grupos suelen marcarse retos como una manera de mejorar sus productos, su organización y, finalmente, sus resultados. Es más raro que lo haga todo un sector como estrategia regenerativa y luego ofensiva.
La asociación Cluster de la Madera en Euskadi lo ha extendido como filosofía de modernización, desde la ladera de la montaña, municipios y forestalistas hasta los aserraderos o empresas químicas y de domótica, pasando por varios centros de investigación público-privada y al final la ingeniería Idom.
El reto final es lograr que esta última incluya en su catálogo de productos la posibilidad de levantar un edificio modular de hasta 10 pisos de altura construido íntegramente con estructura y muros de madera y acabado con ese material. Pero no con cualquier madera, sino con la materia prima que ocupa el 90% de la superficie forestal industrial vasca, el pino radiata.
“El objetivo se describe en cuatro líneas”, explica Oskar Azkarate, el responsable de la división de madera en Habic, la Asociación Cluster del Hábitat, Madera y Oficina, pero esconde el esfuerzo coordinado de toda la cadena de valor. El sector público optimizará los registros de suelos en relación con las calidades de la madera, y los forestalistas mejorarán sus técnicas de crecimiento y selección de especies, mientras que las firmas de domótica, químicas y centros tecnológicos vascos se centrarán en eliminar las sustancias tóxicas asociadas a la construcción y dar soluciones de aislamiento sostenibles.
“Hemos identificado nichos de mercado en Europa”,
Los aserraderos tendrán que mejorar las técnicas de corte y la selección de las calidades para poder normarlas y entregarlas a demanda, y así facilitar que las empresas que hacen las vigas laminadas, los muros cortina y los forjados puedan certificarlas y acreditar que están estandarizadas. “Parece una utopía, pero la construcción en madera en altura ya es un hecho. Hay un edificio en Londres con nueve pisos y con parte de vivienda VPO, y los proyectos cada vez son más habituales. Hay que estar preparados para hacerlo y para construirlo de manera modular”, asegura Azkarate.
El proyecto, con un coste de 7,7 millones, que lidera la empresa de construcción en madera Egoin junto a otras nueve empresas y cuenta con la colaboración de los centros tecnológicos IK4 y Tecnalia, quiere ir más lejos para competir entre los más exigentes. Persigue que sus edificios tengan las certificaciones que los acrediten como medioambientalmente sostenibles gracias a los ahorros energéticos que proporcionen sus aislamientos y por las soluciones constructivas aportadas a la madera. Pero también por la reducción radical de los plazos de construcción, montaje y afección al entorno durante la realización de la obra.
“Ahí está parte de su rentabilidad. Aquí toda la ingeniería es previa, en la fase de desarrollo, no en la obra. Evita incrementos indeseados de gastos que se producen con la construcción tradicional, con sobrecostes como hemos visto de entre el 20% y el 100%”, explica Unai Gorroño, el responsable de Egoin.
Incrustada en lo alto de los montes de Ea (Bizkaia), Egoin terminó en dos días la colocación de cinco pisos sociales totalmente acabados en madera para el Ministerio de la Vivienda francés en Biarritz. “Esto rompe definitivamente el mito de que la madera no es competitiva”, explica Gorroño. “Si así fuera, el Gobierno francés no lo haría, y sus exigencias térmicas y de sostenibilidad son muy elevadas”.
“Hemos identificado nichos nuevos de mercado, y el que nos interesa es la construcción de edificios con estructura de madera y con criterios de sostenibilidad”, asegura Oskar Azkarate. Francia y Reino Unido, de momento los dos mercados naturales, ya no tienen reparos en abordar este tipo de obras —en Londres hay un edificio de nueve alturas íntegramente en madera y con parte de viviendas VPO.
Según explica, la demanda de edificios sostenibles que ahorren energía —pueden lograrse ahorros del 66% al 83% con un buen aislamiento— y que garanticen que en sus materiales no hay toxicidad es cada mayor, impulsada por una creciente conciencia colectiva vinculada a la preservación del medio ambiente e impulsada por las grandes organizaciones ecologistas.
Se trata de cambiar el concepto del sector desde la base. De exportar barcos llenos de madera de pino a Centroeuropa, a proporcionar a sus mercados productos acabados y soluciones constructivas con variedad de calidades tasadas y con mucho valor añadido. “Estamos invitando al Gobierno vasco a que con su ayuda a este proyecto sea un referente español y europeo de construcción sostenible”, emplaza Azkarate.
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