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Una segunda oportunidad para la ropa

Intercambiar prendas y comprar de segunda mano son algunas alternativas para renovar nuestro vestuario a bajo coste

Los talleres de costura de Altrapo Lab ayudan a transformar ropa.
Belén Hernández

Empieza una nueva estación, y con las primeras lluvias es el momento de guardar la toalla playera y el biquini y sacar del armario el paraguas, la gabardina y los abrigos. A la pregunta de qué me pongo le siguen otras muchas: ¿Dónde está aquel jersey del año pasado? ¿Me seguirá sirviendo? ¿Qué hago con lo que no me puedo poner? Y quizás la pregunta más temida: ¿Cuánto me va a costar renovar el vestuario? Los españoles han gastado un 10%menos en ropa y calzado, después de que el gasto medio de un hogar cayera en un 3,4% en 2012, según el último estudio de la Asociación empresarial del comercio textil y complementos (ACOTEX). Ante esta situación existen alternativas para vestir a la última y que el bolsillo no se resienta, además de hacer un consumo responsable.

Los mercadillos, las tiendas de segunda mano en Londres y el armario de su madre y de su abuela son lugares a los que Adriana Faverio, jefa de publicidad online de un grupo editorial de revistas, acude para renovar su vestuario: “Cuando voy a mi casa familiar en Tenerife arraso con el armario de los años ochenta de mi madre y algunas cosas de mi abuela. La última vez me traje un jersey de punto con el que la vi toda la vida y ahora me lo combino con un collar llamativo y vaqueros”. Su lema es que “todo se puede tunear”. Y no es la única fórmula mágica para ahorrar que sigue Faverio, que confiesa gastar “mínimo” 100 euros mensuales en ropa y complementos. Además, aprovecha sus escapadas a distintos países para estirar su presupuesto, después de que descubriera las charity shops (tiendas benéficas en inglés) cuando vivió en Inglaterra. “Cuando fui a México a ver a mi hermana me traje casi toda la maleta llena de ropa de un mercadillo de segunda mano y no me gasté más de 20 euros”, explica. Y es a su hermana a quien cede esta misma ropa que deja de usar para que tenga una segunda vida.

Adriana Faverio en Londres con un abrigo de segunda mano (30 libras) y botas UGG australianas (200 euros).
Adriana Faverio en Londres con un abrigo de segunda mano (30 libras) y botas UGG australianas (200 euros).A. Faverio

Con ese mismo espíritu de darle una segunda oportunidad a la ropa y a los complementos nació Armario Compartido. “La idea principal es que el fondo de armario se amplia”, explica Sara Vijandi, socia y fundadora de la plataforma. Desde esta red, que estará en funcionamiento próximamente en su versión beta, los usuarios podrán alquilar y prestar ropa y complementos, además de compartir su armario a otros usuarios: “Habrá desde ropa náutica a vestidos de novia, como también ropa de bebé y de deporte”, asegura Vijandi, quien también explica que habrá un apartado en el que se podrán alquilar prendas y complementos “para eventos sociales a los que tienes que asistir pero no te apetece gastarte el dinero que vale un vestido nuevo”.

Este proyecto nació en 2012 de la propia necesidad de su fundadora: “Aunque hubiera querido compartir mi ropa entre mi círculo de amigas, tengo una talla 32-34 y es difícil que alguien más de mi entorno la tenga. La ropa de mis amigas me cae como un saco y no se adapta a mí”, comenta Vijandi, que asegura que ya hay 800 personas interesadas en formar parte de la plataforma.

Junto a su socio, Aitor Calvo, Vijandi trabaja en que el método sea lo más seguro posible: “La pregunta que se hace la gente es cómo voy a dejar algo a alguien que no conozco”. Por eso, al igual que en otras plataformas de intercambio de favores o servicios, en los perfiles de cada persona se podrán dejar buenas o malas referencias, además de que habrá un sistema de fianza por la que si la prenda vuelve manchada o con algún desperfecto, se hará cargo en el depósito que se haya pedido en el momento del alquiler. “La gente podrá mandar 4 kilos de ropa por 12 euros y hasta 10 kilos por 24 euros”, explica Vijandi respecto a los gastos de envío.

Moda sostenible

“Hay que ser más creativos a la hora de renovar el armario y aprender a saber que tenemos en él. Usamos el 20% de lo que tenemos, y el otro 80% que no usamos es inútil. Sobre todo, hay que aprender a tener estilo personal. Yo, cuando compro ropa, invierto en imagen”. Gema Gómez, fundadora de SlowFashion Spain, una plataforma desde la que se apuesta por una moda sostenible y cuyos objetivos son divulgar y asesorar en una tendencia de consumo responsable -cada día más extendida en el mercado- y crear una moda limpia "en España dentro de toda la cadena de aprovisionamiento". "Lo bueno de la moda sostenible y responsable es que como nace de pequeñas iniciativas, hay para todos y hay mucha diversidad. Y estas iniciativas son más amables con las personas que la moda convencional".

"Yo, cuando compro ropa, invierto en imagen”

Gema Gómez, fundadora de SlowFashion Spain

Con esta misma conciencia social y de consumo se unieron Zaloa Basaldua y Natalia Castellanos cuando pusieron en marcha Altrapo Lab, un laboratorio de reciclaje textil en el que enseñan a transformar ropa y darle una segunda vida a una misma prenda. "Con creatividad e imaginación se pueden hacer muchas cosas", asegura Castellanos. Antes de poner en marcha sus talleres de costura, que van desde el nivel más básico hasta monográficos de cómo hacer un bolso o transformar una camisa masculina en un vestido, hicieron una recogida de ropa entre sus familiares y amigos de aquellas prendas que no usaban y se dieron cuenta que les llegaban algunas incluso con etiquetas: ”Ahora que hay una mayor conciencia medioambiental y atravesamos un momento de crisis, es el momento de apoyarnos más en la idea de que podemos alargarle la vida a la ropa", comenta Natalia Castellanos.

“Arreglo todo lo que se rompe o se descose, y cuando me aburro de alguna prenda la transformo, la recorto o la coso. Hago minifaldas de faldas largas y con la tela que sobra me hago riñoneras”. Laura Rodríguez, estudiante de trabajo social en Málaga, es un firme defensora de crear su vestuario y ejercer “un consumo responsable”. Gastar, señala, no gasta prácticamente nada. En lo que asegura que invierte algo más de dinero es en las botas, que no las tira hasta que las tiene llena de agujeros. “Tenemos un nivel de consumo que es totalmente insostenible, y consumimos mucho más de lo que necesitamos. Me da igual qué es lo que esté de moda o no. Una prenda de ropa no debe tirarse hasta que esté realmente estropeada, y si tenemos ropa o cosas que no usamos, debemos dejar que otra persona las aproveche”, explica Rodríguez, que aporta su granito de arena colaborando con La Casa Invisible de Málaga en un proyecto llamado la tienda gratis: “Este proyecto consiste en habilitar una de las estancias de la Casa Invisible como una tienda, donde todo es gratuito, es decir puedes llevarte lo que te haga falta, así como dejar lo que ya no necesites".

Experiencia online

El comercio electrónico se ha extendido como una nueva forma de consumir ropa y complementos a buen precio. El showrooming, que consiste en que los compradores consultan y experimentan con el producto en la tienda y luego compran online, es una tendencia cada vez más generalizada, según un estudio sobre consumidores realizado por Acotex. "La gran oferta de marcas que tienen y la relación calidad-precio en comparación con otras grandes marcas low cost”. Esta es una de las razones por las que Francisco Javier Marcos Gil, diseñador gráfico y asiduo del portal Asos, compra en Internet. Muchos de los compradores se lanzan a la compra online por la búsqueda de ofertas en grandes marcas y por la comodidad de comprar desde casa.

Moda infantil

Los peques tampoco se libran de que cada temporada haya que renovar vestuario. Además de por el cambio de estación, el otro motivo es evidente: crecen muy rápido y la ropa se les queda pequeña muy pronto. Tanto Alicia Hinajeros como Mariel A. usan Segunda manita para intercambiar la ropa de sus hijos, un niño de 20 meses, otro de 4 años y una niña de 2. “Gracias a la plataforma he conseguido ropa que te apaña el invierno y el verano”, asegura Alicia Hinajeros. “Una amiga ha sido madre en septiembre y le voy a dar la ropa de mi hija que se le ha quedado pequeña”, explica Mariel A.

La red de Segunda manita, que ya tiene más de 10.000 usuarios y desde hace más de un año el portal de Ropa Dona, los dos gestionados por Carlos Martínez, fundador de Ecoeureka, fomentan el consumo colaborativo: “No hay gastos de envío porque la plataforma induce a que la red de tu misma ciudad sea la que contacte contigo para dar, regalar o donar. Así también se apoya el medio ambiente, porque el transporte es el justo e indispensable. No tiene sentido que mandes un carrito a Navarra cuando puedes conseguirlo en tu zona”, explica su fundador.

La red de Segunda manita ya tiene más de 10.000 usuarios en toda España

La idea de organizar algo así nació de la propia experiencia de Martínez: “Tengo dos hijos, un niño de 5 y una niña de 3 años, y al final acabas teniendo muchas cosas que no quieres vender porque son regalos y no tienes a quien dárselos de tu propio entorno, porque todo el mundo tiene de todo”. Y desde estos canales no solo se puede ampliar el armario, sino también el mobiliario. “Se han llegado a dar habitaciones enteras a través de segunda manita”, asegura Martínez. Además de un consumo más responsable, su fundador considera que es una nueva forma “de ver y hacer las cosas”: “Hay gente con posibilidades económicas que usan este método y no lo hacen por una actitud tacaña sino porque no quieren tirar las cosas y quieren alargarle la vida”.

Alquilar alta costura a precio de Prêt-à-Porter

¿Cuántas veces me pondré este vestido otra vez? Los eventos sociales y familiares se suceden en la vida de cualquiera, y comprar un conjunto adecuado para cada uno supone un desembolso económico importante. Una de las soluciones a esta situación es alquilar alta costura a precio de Prêt-à-Porter: "Nuestras clientas son mujeres modernas y prácticas que buscan estilo y tendencia a un precio accesible. Saben que son vestidos que usarán sólo una vez y no ven la necesidad de pagar fortunas por ellos", asegura Ángeles Ibarra, jefa de compras del portal La más mona. El ahorro que supone alquilar un vestido a través de esa web es de un 85%, dependiendo del tipo de producto. Vestidos de firmas como Alberta Ferretti, Moschino, Luisa Beccaría, Valentino, Dsquared, o primeras firmas españolas como Roberto Torretta, Amaya Arzuaga, Miguel Palacio, Angel Schlesser o Hoss by Miguel palacio oscilan entre los 35 hasta los 300 euros -vestidos cuyo precio de venta al público va desde los 250 a los 4000 euros.

María Fernanda no se lo pensó dos veces y es asidua de este servicio: “Lo que más me gusta es que me da la posibilidad de variar, y además encuentro mis marcas favoritas. Ya he alquilado dos veces y alquilaré muchas veces más". Los vestidos se pueden reservar con seis meses de adelanto y el precio te garantiza una entrega en 24 horas y puedes tenerlo durante cinco días.

"Le apasiona conducir, así que después de dejar su trabajo en banca en Londres, se alquiló un deportivo. Pensó que haciéndose una ruta encontraría algo de inspiración. Y así fue", recuerda Ángeles Ibarra al explicar uno de los motivos por los que Polo Villaamil, fundador de LMM, creó el portal de alquiler de alta costura. "Pensó en lo mucho que disfrutaba del coche sin la preocupación de tenerlo que pagar para luego usarlo en pocas ocasiones. Pensó en sus tres hermanas que aunque tenían los armarios llenos de ropa, aseguraban no tener nada que ponerse y pedían prestados vestidos a amigas para no repetir modelo. Los vestidos que compraban los usaban una o dos veces y la inversión que hacían era alta". El otro motivo fueron los cambios sociales. "El momento era perfecto", relata Ibarra. "España atraviesa una crisis que nos está haciendo cambiar los hábitos de consumo. Nos pensamos dos veces antes de invertir en algo y si puedes alquilarlo y disfrutarlo, mucho mejor".

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Sobre la firma

Belén Hernández
Redactora de Estilo de Vida, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde escribe sobre cultura y tendencias, pero también sobre infancia, medio ambiente y pobreza en países en desarrollo. Antes trabajó en El Mundo y Granada Hoy. Es granadina, licenciada en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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