Las inversiones reales del Estado retroceden un cuarto de siglo
El gasto directo en obras cae a 4.732 millones, como a finales de los años ochenta El presupuesto para obras y mantenimiento se reduce un 9,7%, hasta los 8.706 millones
La primera línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla apenas había comenzado a construirse, mientras el gasto se concentraba en el plan para desplegar hasta 3.500 kilómetros de autovías. En los estudios de arquitectura ni se proyectaban todavía las atrevidas líneas de las nuevas terminales de Barajas (T-4) y El Prat (T-2), ni los fallidos aeropuertos de Castellón, Murcia o Ciudad Real protagonizaban sueños de grandeza autonómicos. A finales de la década de los ochenta del siglo pasado, las inversiones reales del Estado rondaban los 4.500 millones de euros al año, el mismo punto al que vuelven ahora, un cuarto de siglo después, tras seis años de intensos ajustes presupuestarios. Si la comparación se hiciera en términos reales —descontando el efecto de la inflación—, el reloj de la inversión se retrasaría alguna década más.
Porque las cuentas planteadas para 2014, que desgranó este lunes el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, vuelven a concentrar parte del ajuste en la inversión, más fácil de parar que el gasto corriente, pese a que hasta Bruselas, patrocinadora por excelencia de los recortes, ha advertido reiteradamente del impacto en el empleo y el crecimiento económico que tiene esta medida. “Es que no hay más dinero, en tiempos de crisis hay que elegir prioridades. Y la nuestra, es financiar el gasto social”, adujo Montoro, quien mantuvo que España disfruta ya de unas de las mejores infraestructuras de Europa gracias al alto ritmo inversor en las dos décadas anteriores al descalabro financiero de 2008.
“De esta crisis no se saldrá a base de más inversión pública, porque eso nos llevaría ahora a más déficit público, más deuda, un empeoramiento de la prima de riesgo y la paralización de la actividad económica”, defendió el ministro de Hacienda.
Las inversiones reales (capítulo VI) presupuestadas por la Administración central, organismos autónomos y agencias estatales para 2014 se sitúan en 4.732 millones de euros, un 10% menos que lo presupuestado para este año, cuando el gasto corriente en compras de bienes y servicios para el funcionamiento de la Administración crece al 6%. Es, también, apenas un tercio de lo que llegó a ser: el Presupuesto de 2008 coronó una década ininterrumpida de crecimiento en la inversión estatal, una de las más pujantes de Europa en esa etapa, hasta superar aquel año los 14.000 millones de euros.
Lo que sí se ha recuperado en los dos últimos ejercicios son las transferencias de capital, es decir, el dinero suministrado por la Administración central, organismos y agencias estatales para financiar inversiones acometidas por otras entidades, públicas o privadas. En los Presupuestos de 2014, esas transferencias ascienden a 10.000 millones de euros, un 20% más que lo consignado en las cuentas de 2013. Son partidas que, a final del ejercicio, suelen tener un grado de ejecución menor (alrededor del 85%) que las inversiones directas. Y esa ejecución solo da cuenta de que el dinero se ha transferido, no de que la inversión que financia se ha completado. Además, en esa cifra se incluyen también otros conceptos como costes del sistema eléctrico (que absorben ya más de 4.153 millones), programas de investigación, o becas a profesores.
En total, las operaciones de capital (inversiones reales y transferencias) llegan en 2014 a 14.734 millones, un 9% más que lo presupuestado para este año, pero apenas la mitad de lo que se establecía en las cuentas estatales de 2010 (27.400 millones).
El Ministerio de Fomento, el más inversor de los departamentos del Gobierno, vuelve a ser uno de los más afectados por los recortes. El presupuesto del Grupo Fomento, que incluye a empresas estatales como Aena o Adif, se queda en 17.310 millones, un 6% menos. Y las inversiones retroceden aún más, un 11%, hasta situarse en los 8.980 millones.
“Son unos presupuestos austeros, que se centran en las infraestructuras prioritarias”, sostuvo Ana Pastor, ministra de Fomento, el único departamento ministerial que salió este lunes a explicar los datos presupuestarios (el resto comenzará a hacerlo este martes).
Como en ejercicios anteriores, el Gobierno concentra el gasto en obras ya en marcha, aplazando nuevos proyectos. En la legislatura popular es la inversión en ferrocarriles (incluida la alta velocidad) la que encaja el peor golpe, al pasar de rozar los 7.000 millones en 2011, hasta quedarse en apenas la mitad (3.661 millones) en lo previsto para el próximo ejercicio. Los corredores de alta velocidad del noroeste y del Mediterráneo concentrarán dos tercios del gasto.
En comparación, el descenso en el gasto en carreteras durante la legislatura ha sido menor (ha pasado de 2.565 millones a 2.028 millones), aunque casi todo se producirá en el próximo ejercicio. En términos relativos, el descenso de inversiones en puertos (de 1.158 millones a 779 millones) y aeropuertos (de 1.345 millones a 562 millones) ha sido mucho mayor en estos tres últimos años.
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