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Los inversores siguen con recelo la situación en Turquía

La fuerte dependencia del capital extranjero del país explica la volatilidad de la bolsa y la lira

Alicia González
Los manifestantes seguían este martes con sus protestas en la plaza Taksim, en Estambul.
Los manifestantes seguían este martes con sus protestas en la plaza Taksim, en Estambul. Uriel Sinai (Getty Images)

Hace apenas dos semanas, la agencia Moody's elevaba la calificación de Turquía a grado de inversión, una decisión largamente esperada por el país que llegaba apenas unos meses después de que Fitch otorgara el mismo sello de calidad a la economía turca, el pasado mes de noviembre. Sin embargo, los disturbios de los últimos días han causado un verdadero terremoto en la bolsa, que llegó a caer más de un 10,5% el pasado lunes, la mayor caída en una sola jornada de su historia. Este martes la bolsa recupero parte del terreno perdido con una subida del 4,9%, su mayor subida desde septiembre de 2011, informa Bloomberg. La lira también se ha recuperado algo de los mínimos registrados el pasado lunes, aunque aún sigue en su cotización más baja frente al dólar de los últimos 12 meses, a 1,8742 unidades por dólar.

El déficit corriente y los vencimientos anuales de deuda externa suponen el 25% del PIB

"Las protestas de los últimos días han vuelto a centrar el foco de atención en las vulnerabilidades económicas del país. En particular, en su elevada dependencia de la financiación exterior, lo que soporta nuestra tesis e que la economía turca se encamina por una senda con más sobresaltos de los que muchos parecían prever", subraya William Jackson, de Capital Economics, en una nota a clientes. 

A diferencia de otros países emergentes, Turquía depende mayoritariamente de la inversión extranjera para financiar su fuerte ritmo de crecimiento. De ahí que las señales de inestabilidad política susciten el recelo entre los inversores y deshagan posiciones en activos turcos. El gobierno turco había emprendido un programa para reducir esa exposición y logró rebajar el déficit por cuenta corriente desde el 11% que registró en 2011 hasta el 6% con que cerró 2012. Ese impresionante ajuste oculta, sin embargo, la verdadera dimensión de su dependencia exterior.

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Según los cálculos de Capital Economics, los vencimientos de deuda externa que afronta la economía turca solo en el próximo año sumados al déficit por cuenta corriente representan aproximadamente el 25% de Turquía, una cifra que es el doble de la registrada en 2008. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que Turquía crecerá este año un 3,4% y un 3,7% en 2014.

En los últimos meses parece, además, que las necesidades de financiación de la economía vuelven a aumentar. Las exportaciones han frenado su ritmo de crecimiento, pero no así las importaciones. Si las protestas de los últimos días dañan la campaña turística, un sector fundamental de entrada de divisas para el país, al inicio de los decisivos meses de verano, las reformas para reducir la dependencia de capital exterior del país muy probablemente se verán frenadas, a juicio de los analistas.

"Todo eso significa que Turquía es todavía una de las economías emergentes más expuestas a una perturbación en los flujos de capital, lo que podría verse impulsado por cualquier shock, doméstico o externo. De hecho, nuestro indicador de riesgo sugiere que Turquía es uno de los emergentes más vulnerables a una crisis económica", sostiene Jackson.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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