“El mundo debe aprender a vivir con un crecimiento bajo en los países ricos”
La actual jefa de gabinete de Jim O'Neill sostiene que la crisis europea propicia oportunidades de inversión en los emergentes
Está llamada a ser la sucesora de Jim O’Neill al frente de la gestora de activos de Goldman Sachs, aunque Katie Koch (Nueva Jersey, 1980), ahora su jefa de gabinete, opta por la prudencia y se limita a asegurar que “estaré muy involucrada en ese proceso”. Sin más. No será fácil meterse en los zapatos de un visionario que, según la propia Koch, “fue capaz de imaginar un futuro muy distinto de la realidad en la que entonces nos movíamos, al crear el concepto BRIC [iniciales de Brasil, Rusia, India y China], primero y mercados de crecimiento después”. Ya se perciben claras diferencias entre ambos: su discurso insiste más en las oportunidades de inversión que en imaginar cómo será el mundo del futuro.
Pregunta. ¿Utilizamos con ligereza el término emergentes?
Respuesta. De los 170 países que podrían considerarse no desarrollados, nosotros hemos destacado a ocho por su especial importancia y los hemos llamado mercados de crecimiento: los BRIC junto a México, Corea, Indonesia y Turquía. Estos países tienen en común que cada uno representa, al menos, el 1% del PIB mundial y que todos tienen grado de inversión. Además, estos países acogen a 16 de las 20 mayores ciudades del mundo y a una cuarta parte de las principales empresas del mundo. Esos son los mercados en los que estamos centrados y en los que construimos el grueso de nuestras carteras.
P. Los grandes países emergentes han decepcionado en estos meses. ¿Será esa la tónica del año?
R. El crecimiento de los emergentes se situará en torno al 6% frente a algo menos del 2% en el caso de los desarrollados, lo que significa que van a crecer tres veces más. En esas condiciones, sus valoraciones son realmente atractivas y creo que están predispuestos a un buen desempeño bursátil, aunque en los últimos años las Bolsas de los grandes países emergentes han tenido un peor desempeño que otros.
P. ¿Hay muchas quejas por el impacto de ciertas políticas monetarias sobre sus economías?
Australia, Brasil o Sudáfrica se resentirán de los cambios en el modelo chino
R. Es cierto que hay mucha inquietud global relacionada con la política monetaria. El crecimiento mundial se ha ralentizado, hasta un punto en el que las políticas de relajación cuantitativa afectan a los tipos de cambio, algo que no es necesariamente bueno para los países exportadores del universo emergente. No obstante, algunos de estos países están poniendo en marcha políticas para propiciar el crecimiento pese a un entorno de debilidad de los desarrollados. Además, eso supone que habrá muchos inversores interesados en invertir en los emergentes ante la depreciación de las divisas de los desarrollados.
P. ¿Descarta el riesgo a una guerra de divisas?
R. Desde luego no es nuestro escenario base. El caso de Japón es distinto porque no han crecido durante años, tienen deflación y tienen que combatir todo eso de alguna forma porque están perdiendo competitividad y sus exportaciones están retrocediendo. Es más, aunque actualmente se necesiten 99 yenes para comprar un dólar, el yen aún está por encima del que creemos razonable. En Europa es una cuestión de que los países recuperen competitividad entre ellos, y en EE UU el dólar se está revalorizando. Así que no creo que vaya a haber una guerra de divisas. Lo que me preocupa es cómo el resto va a ser capaz de vivir en un mundo en el que los países desarrollados van a crecer menos de un 2%.
P. En Europa el escenario es aún peor.
R. Me ha sorprendido la resistencia mostrada por los emergentes más expuestos a la región, gracias a que países como Turquía han diversificado mucho su cartera comercial y se han centrado notablemente en el consumo. Pero si Europa se deteriora mucho más, las Bolsas de los países en crecimiento serán bajistas, y cuando la aversión al riesgo crece mucho, la renta variable emergente cae. Creemos que ahí se generaría una oportunidad de compra, dado que se produciría una dislocación de precios, sin cambiar necesariamente los fundamentales de los mercados emergentes. Hago hincapié en esos puntos porque creo que la crisis europea propiciará oportunidades de inversión en los emergentes.
P. ¿China seguirá siendo el principal motor emergente?
Hay mucha inquietud global por la política monetaria de los países desarrollados
R. Pese a que el Gobierno ha anunciado que la economía irá a un modelo de menor crecimiento, cada vez que se publica un dato del crecimiento inferior al 8%, los inversores parecen sorprendidos. A nosotros nos preocupa más cuál es la composición de esos números que la cifra final. Si en los próximos años las ventas minoristas crecen más que la producción industrial, ese será un buen indicador de que el modelo chino de crecimiento se va reequilibrando. Al igual que la evolución del superávit por cuenta corriente, que se ha reducido a menos de la mitad desde el inicio de la crisis financiera. Dicho esto, es muy difícil realizar una transición perfecta de una economía pobre, que lo es en términos de renta, a una economía de nivel medio. Desde la Segunda Guerra Mundial, hay pocos países que lo hayan logrado.
P. ¿Quién pierde y quién gana con ese escenario?
R. Claramente, los ganadores serán las empresas chinas orientadas al mercado interior de consumo, el tipo de compañías que nosotros primamos en nuestras carteras. La enorme diferencia de renta entre el este del país, con un PIB per cápita próximo a los 15.000 dólares, y el oeste, donde ronda los 1.000 dólares, condicionará la evolución del consumo. Hasta ahora, las marcas occidentales han tenido un buen desempeño en el país, pero la mayoría de la población china que pronto se incorporará masivamente al consumo no va a poder permitirse comprar marcas occidentales, va a tener que comprar marcas locales. También será ganadora la divisa, las empresas dedicadas a investigación y el desarrollo, la automatización de procesos… En el lado contrario situamos a aquellas economías muy dependientes de sus exportaciones a China, como Sudáfrica, Australia, Brasil… Es decir, aquellos que dependen de su comercio con China y con frecuencia están vinculados a las materias primas.
P. ¿Es el sistema financiero el talón de Aquiles de China?
R. La falta de transparencia general del sistema hace más difícil entender la realidad del balance. En los mercados emergentes los bancos son una buena apuesta porque solo están expuestos a las primeras fases del ciclo del crédito al consumo. Los balances de los bancos chinos parecen saneados en términos de capital de máxima calidad, pero lo que nos preocupan son cuestiones “fuera de balance”, el problema del denominado sistema financiero en la sombra, al que recurren muchos ciudadanos que no pueden acceder al sistema convencional. El Gobierno ha admitido recientemente que esa es una de sus prioridades de reforma. Nuestra posición es esperar y ver.
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