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La OCDE exige reformas más ambiciosas al Gobierno francés

El informe bianual sobre Francia sostiene que no es necesario añadir más rigor al rigor en 2012 París comparte algunas de las recetas de la organización pero apunta a Berlín

Merkel observa a Hollande, el pasado lunes en Berlín.
Merkel observa a Hollande, el pasado lunes en Berlín.KAY NIETFELD (EFE)

El gobierno socialista francés debe seguir recortando el gasto público y hacer más reformas —entre ellas, la del sistema pensiones— para que el país sea “más competitivo” y favorecer así el crecimiento de Francia y de Europa, según ha dicho este martes el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, al presentar el informe bianual del club de las 34 economías más avanzadas del mundo, cuya sede está en París.

El estudio coincide con las últimas previsiones de la Comisión Europea, al destacar la atonía de la economía gala, que según la OCDE crecerá el 0,1% este año y el 1,4% en 2014. En una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Finanzas, Pierre Moscovici, Gurría ofreció una pequeña satisfacción al cada vez más impopular Gobierno de François Hollande al afirmar que París no debería hacer nuevos recortes este año aunque eso implique incumplir las previsiones de déficit. “No sería sensato añadir rigor al rigor este año”, dijo Gurría, “aunque es fundamental permanecer vigilantes para mantener la credibilidad”.

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El déficit público de Francia sobrepasará este año el 3% comprometido con Bruselas al menos en medio punto, según la Comisión Europea, y Francia confía en que la Comisión Europea le conceda un año más en abril —como a España y algunos otros países— para cumplir con el compromiso. Hollande ya ha advertido de que en 2013 París no podrá poner sus cuentas al día, y su anuncio fue criticado por el director del Banco de Alemania, Jens Weidmann, que dijo que “los pesos pesados de la zona euro, como Francia y Alemania, deben dar ejemplo para reforzar credibilidad de las reglas presupuestarias”.

Utilizando el nuevo tono suave que parecen haber adoptado los organismos internacionales ante el creciente malestar social que recorre el viejo continente, Gurría elogió los pasos dados por el Gobierno francés para recortar el déficit, reducir los costes laborales y flexibilizar el mercado laboral, pero animó a Hollande a ir bastante más lejos aprobando “vigorosas y ambiciosas reformas”, ya que, según señaló, “una economía francesa más productiva y competitiva no es solo un objetivo nacional sino un elemento clave para una Europa más fuerte”.

Sí a una parte, pero no a todo

En su discurso, Moscovici intentó dejar claro que París comparte algunas pero no todas las recetas de la OCDE, y entre líneas otorgó a Berlín la responsabilidad de estimular la economía europea. “La economía francesa está afectada por el parón de la actividad económica en la zona euro”, dijo el ministro, destacando que Francia no sufre desequilibrios macroeconómicos importantes, tiene una deuda privada limitada, una demografía es dinámica y un sistema bancario sólido. Y concluyó: “Tenemos un claro potencial de rebote, pero eso dependerá de la actividad de nuestros socios económicos y de las políticas colectivas que decidamos todos”.

El informe de la OCDE ve la situación con menos optimismo que Moscovici, y recuerda que Francia ha sido “uno de los países avanzados donde el crecimiento del PIB per cápita ha sido más débil en los últimos 20 años”, es el segundo país en gasto público, y su deuda pública alcanzará el 96% del PIB en 2014.

Sobre las áreas a reformar, la OCDE subraya las pensiones, “cuyo gasto anual está entre los más altos” de Occidente, la sanidad y los “generosos” subsidios familiares y de desempleo, además del gasto de regiones y ayuntamientos. El informe también cita las elevadas cargas sociales de los empresarios y trabajadores como las más altas de la OCDE.

Promesas de recorte del gasto

Hollande, cada vez más hundido en los sondeos, ha prometido rebajar el gasto público en 60.000 millones de euros en cinco años, y planea dirigirse al país por televisión en los próximos días para anunciar nuevas medidas “dolorosas”, según ha adelantado el Elíseo. Tras entrar en escena en mayo pasado como paladín del crecimiento y enemigo de la austeridad, la recesión europea y el creciente poder de Alemania en la toma de decisiones de Bruselas han frenado en seco sus expectativas y las esperanzas de cambio que se hicieron muchos ciudadanos franceses y europeos.

Con el paro sobre el 10%, el máximo desde 1997, un desempleo juvenil superior al 24% y una presión fiscal cada vez más elevada, París se ve con las manos atadas para salir del estancamiento y se dispone a aplicar las mismas soluciones neoliberales que Berlín impone a los otros países del sur. Según el analista económico Mathieu Lis, “en realidad Hollande nunca tuvo otra idea en la cabeza, porque desde la campaña electoral la base de su equipo económico está formada por economistas de estirpe liberal. El discurso es socialista, la política liberal”.

La OCDE pide también a París una nueva reforma laboral que facilite los despidos, simplifique las negociaciones colectivas y mejore la formación profesional. Y aconseja bajar progresivamente el salario mínimo, y desregular los sectores de los servicios, profesional, inmobiliario y minorista. El librillo habitual, sin faltar una coma.

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