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OBITUARIO

John Byrne, mago del reflote empresarial

Logró evitar un gran descalabro en el sector del seguro de EE UU al sacar a Geico de una situación límite

John Byrne, ejecutivo estadounidense.
John Byrne, ejecutivo estadounidense.

En Wall Street apasionan especialmente las historias del perdedor que despunta, sobre todo cuando una compañía tropieza hasta el punto de desaparecer y se recupera hasta convertirse en un referente en el mundo corporativo estadounidense. Es lo que pasó con Geico cuando John Byrne estuvo al mando. El ejecutivo, convertido en leyenda en la competitiva y compleja industria de la aseguración, murió de cáncer el 7 de marzo a los 80 años.

Geico es uno de esos purasangre corporativos estadounidenses en los que inversores como Warren Buffett creen y apuestan. El oráculo de Omaha la tiene en cartera junto a otras sociedades de renombre como CocaCola, Wells Fargo, General Electric o la recién adquirida Heinz. De Byrne se dice en el parqué que era un artista a la hora de manejar, con cautela pero con sabiduría, la tijera de los recortes.

Byrne nació en Paterson, Nueva Jersey. Su padre era propietario de una pequeña compañía aseguradora en el patio de Nueva York. Se graduó en matemáticas por la Universidad de Michigan. Su carrera profesional comenzó en Lincoln National Life Insurance. No solo era una cuestión de números. Además sabía vender muy bien lo que se traía entre manos. Saltó al rescate de Geico en 1976, desde la rival Travelers. Le ficharon para salvarla, pero sobre todo, para evitar un trauma mayor en el sistema financiero. El vuelco que dio a la sociedad es un caso de estudio cuatro décadas después. Su nombre está inscrito por todo esto en el Insurance Hall of Fame, el mayor reconocimiento de la industria. De paso, hizo ganar miles de millones a Buffett.

Geico ofrece seguros para vehículos a bajo precio. La historia del desplome de la sociedad puede sonar mucho a la de AIG, que sí tuvo que ser intervenida por el Tío Sam para evitar daños mayores en la economía. Problemas contables, mala gestión del riesgo, un crecimiento desenfrenado, precios disparados y un exceso de regulación que hizo el negocio inviable. Pero en lugar de negociar con Washington, Byrne lo hizo con sus rivales.

Las otras compañías de seguros en EE UU le tendieron la mano, porque sabían que su suerte dependía de la de Geico. Y en una de sus maniobras habituales, Buffett salió en apoyo de Byrne adquiriendo acciones preferentes de la sociedad en el momento más complicado, como hizo en la pasada crisis con Goldman Sachs y Bank of America. Berkshire Hathaway, su brazo inversor, acabó haciéndose con el control pleno de Geico en 1996.

Eso fue una década después de que Byrne pasara a American Express para hacerse con la gestión de Fireman Fund, también en números rojos. Fue otra historia de éxito, que también acabaría engordando la cuenta bancaria de Buffett.

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