Talgo niega vinculaciones con el Gobierno argentino y abandona el país
La empresa española asegura que había sido contratada por una empresa privada La compañía de trenes abandona el mantenimiento de los convoys por impagos
Talgo ha desmentido hoy que el Gobierno argentino haya suspendido su relación contractual porque nunca ha existido tal vínculo. Florencio Randazzo, ministro de Interior y Transporte del Ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner, anunció la semana pasada que rompía el contrato de mantenimiento de unos trenes de Talgo que había incorporado a su servicio ferroviario porque suponía "un coste excesivo". La empresa española ha explicado esta mañana en un comunicado que la única vinculación que tenían con Argentina era la que habían firmado con una compañía privada de metalurgia del país, Emepa, y que ya no está en vigor desde hace dos meses.
Renfe firmó con el Gobierno argentino la compra de material rodante de segunda mano para cubrir el servicio ferroviario de alta calidad entre Buenos Aires y Mar del Plata. En el trato, de 2010, figuraban seis composiciones de coches Talgo IV. El Ejecutivo argentino adjudicó el mantenimiento a la empresa Emepa, que contrató a su vez el servicio de Talgo, tal como explica la empresa española en el escrito de esta mañana.
La compañía española asegura que no existía "ninguna relación comercial entre Talgo y el Gobierno argentino ni sus empresas públicas sino un contrato de importe poco significativo con la empresa" mencionada. Aun así, Talgo explica que incluso esa relación contractual se había roto con anterioridad a las declaraciones de la semana pasada, concretamente hace dos meses, por "la falta de pago de los servicios". "No se puede hablar de cancelación sino más bien de dejar de prestar un servicio", asegura la compañía. Como concluye en su escrito, ha querido aclarar las palabras del Ejecutivo de Kirchner para no dejar lugar a dudas: lo único que ha habido es "el desistimiento de Talgo de un contrato con una empresa privada".
Malas relaciones Argentina-España
Las declaraciones del Gobierno de Kirchner suponen la enésima batalla en la guerra declarada entre España y Argentina los últimos meses. Después de anunciar la nacionalización del 51% de la petrolera YPF que pertenecía a Repsol, el Ejecutivo español respondió con el veto al biodiésel argentino, una decisión que finalmente corrigió debido a lo que se estaban encareciendo los precios de los combustibles. Otras medidas, como el bloqueo de las importaciones de jamón de Kirchner para contentar a los productores de cerdo autóctono no hicieron más que ahondar en una herida que parece que nunca se termina de curar. El episodio de Talgo es la muestra más reciente.
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