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Reyal Urbis se acoge a la ley concursal con un pasivo de unos 4.500 millones

La sociedad tiene ahora tres meses para renegociar su deuda y evitar la suspensión de pagos Si entra en concurso, sería el segundo mayor de la historia empresarial española

Pabellón de Reyal Urbis en el Salón Inmobiliario de Madrid (Sima).
Pabellón de Reyal Urbis en el Salón Inmobiliario de Madrid (Sima).

Después de cuatro años de profunda crisis, sin dinero entrando en la caja por el desplome del sector del ladrillo y una deuda desorbitada, Reyal Urbis, una de las mayores inmobiliarias que quedaban sin suspender pagos, tiró la toalla este martes. La compañía comunicó que ha solicitado el preconcurso de acreedores, primer paso hacia el concurso, para intentar renegociar con los bancos una deuda que asciende a unos 4.500 millones de euros para el conjunto del grupo. Sin finalmente Reyal Urbis entra en suspensión de pagos, se trataría de la segunda mayor de la historia empresarial española, solo por detrás de la protagonizada en 2008 por otra inmobiliaria, Martinsa-Fadesa.

La ley que regula las situaciones de insolvencia permite ahora a Reyal Urbis intentar un acuerdo durante tres meses. Si paso ese plazo no lo consigue, debe presentar la solicitud de concurso durante el mes hábil siguiente. El Consejo de Administración de la inmobiliaria presidida por Rafael Santamaría tomó la decisión “por unanimidad” en una reunión celebrada el lunes pasado.

“La sociedad ha iniciado negociaciones para alcanzar un acuerdo de refinanciación o, subsidiariamente, para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio en los términos previstos en la citada Ley Concursal”, según el hecho relevante enviado por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Según sus cuentas consolidadas a 30 de junio de 2012, el grupo tenía unas deudas con entidades de crédito y otros pasivos financieros por importe de 3.809 millones de euros (incluidos derivados por 14 millones y un préstamo participativo de 38,5 millones), a los que se sumaban más de 500 millones en deudas con las Administraciones Públicas por impuestos y otros conceptos, además de deudas con acreedores comerciales y similares por importe de 145 millones.

El Banco Santander es el principal acreedor de Reyal Urbis, con una deuda cercana a los 450 millones. La entidad ya ha provisionado esta cantidad en sus cuentas. También es gran acreedor, con cantidades pendientes de cobro que rondan los 400 millones, Bankia. Además, hay más de 40 entidades financieras que mantienen deudas, aunque de menor importe, con el grupo.

La inmobiliaria se encuentra, de hecho, en una situación de quiebra técnica. Reyal Urbis cerró el primer semestre con unas pérdidas de 211 millones y con un patrimonio neto negativo de 917 millones.

Como muchas otras compañías del sector del ladrillo, Reyal Urbis aprovechó la década de bonanza sin precedentes de la vivienda para endeudarse y comprar a uno de sus rivales. En este caso fue Urbis, la inmobiliaria controlada por Banesto y participada por la constructora ACS, por la que Reyal pagó alrededor de 3.300 millones en 2006 en una operación que proporcionó jugosas plusvalías, de unos 1.200 millones, al banco. Entonces, Reyal ofreció 26 euros por acción de Urbis. Este martes, los títulos valían menos de 15 céntimos tras llegar a desplomarse más del 20% durante la sesión. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria dejó a la compañía con elevadas deudas y cada vez más problemas para intentar vender pisos, con lo que los ingresos se desplomaron.

La decisión de la compañía, que en un 70% es propiedad de Santamaría, de solicitar el preconcurso se produce después de que en el verano del año pasado iniciara un nuevo proceso de renegociación de deuda con sus bancos, el tercero que emprende desde el inicio de la crisis.

La sociedad había refinanciado los vencimientos de su crédito sindicado por 2.975 millones, de modo que tenía que hacer frente a 463 millones en el primer semestre de 2013, 342 millones en el segundo semestre de 2013, 684 millones en 2014, 1.352 millones en 2015 y 132 millones en 2016. Sin embargo, estaba en el aire el cumplimiento de las condiciones de esa refinanciación debido a la parálisis del mercado inmobiliario.

Hasta ahora, la mayor suspensión de pagos es la protagonizada por Martinsa-Fadesa, con un pasivo de unos 7.200 millones de euros, seguida por la de Habitat, con algo más de 2.800 millones. Ha habido otras empresas con deudas mayores que han evitado la suspensión de pagos al reestructurar su deuda y capitalizar parte de ella, entregando la compañía a los bancos acreedores, como en el caso de Metrovacesa y Colonial. Las entidades financieras prefieren evitar el concurso de acreedores, que supone la intervención judicial, con lo que estos tres meses serán decisivos para ver si Reyal Urbis consigue esquivar esta situación.

La solicitud de preconcurso coincide con la puesta en marcha de la comercialización de uno de los proyectos estrella de Reyal Urbis, un complejo comercial y de oficinas bautizado como Castellana 200, y que se encuentra en la parte norte del paseo de la Castellana en Madrid. En diciembre de 2010, en el marco de la refinanciación de la compañía firmado en mayo de ese mismo año, la compañía cedió un 51% del capital de la filial que desarrolla ese proyecto a un grupo de acreedores. La inmobiliaria también se comprometió en mayo de 2010 a parar la actividad de promoción residencial.

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