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Europa se enreda en la unión bancaria

Berlín, Helsinki y Ámsterdam rebajan las expectativas de la recapitalización directa para España

Claudi Pérez
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.OLE SPATA (EFE)

Europa se encamina a un nuevo encontronazo en ese interminable sainete que es la búsqueda de soluciones a la crisis europea. Los ministros de Finanzas de Alemania, Finlandia y Holanda —los tres países con máxima nota crediticia y los tres más severos en toda negociación: el club de la Triple A— endurecieron este martes sus posiciones ante las trascendentales decisiones que la Eurozona debe tomar a lo largo del otoño.

Se trata en algunos casos de pura retórica de cara a la partida de póquer que viene sobre los rescates y sus condiciones, la recapitalización directa de la banca y sus consecuencias: sobre los dispositivos de seguridad de la UE en la gestión de esta y de futuras crisis. Pero del comunicado inusualmente largo y rotundo que emitieron Berlín, Helsinki y Ámsterdam tras una reunión entre el alemán Wolfgang Schäuble, la finlandesa, Jutta Urpilainen y el holandés Jan Kees de Jager cabe extraer varias lecciones fundamentales para las próximas semanas, que se resumen en una: vienen curvas. En los mercados. Y en la mesa de negociaciones europea.

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Los países ricos, que además tienen peso como para vetar todo tipo de propuestas, dejaron claro este martes que van a estar entre duros y muy duros acerca de Grecia, de la posibilidad de un rescate a España, del calendario y el diseño de la unión bancaria y acerca de prácticamente todo lo que hay encima de la mesa, que es mucho: la nueva arquitectura institucional de la UE, que Berlín quiere sacar adelante con planos y con tecnología alemana apoyándose en ese viejo y persuasivo argumento del quien paga, manda. Esa dureza va a ser la tónica general, pero los tres países adelantaron también varios casos particulares. En especial, que la supervisión bancaria no va a estar lista para enero: y sin ella, tampoco la recapitalización directa de bancos por parte del mecanismo de rescate. Alemania, Holanda y Finlandia dejaron ahí un recado para España: los activos tóxicos que se depositen en el banco malo se los comerá cada país; el mecanismo de rescate no se hará cargo de esa basura ni por asomo.

Los países ricos dejaron claro que van a estar entre duros y muy duros acerca de Grecia y la posibilidad de un rescate a España

Eso es lo fundamental. Madrid pensaba que la recapitalización bancaria directa por parte del mecanismo de rescate iba a tener efectos retroactivos: España inyecta fondos para sanear la banca, pero según la versión del Gobierno cuando la recapitalización bancaria a través de los fondos de rescate sea posible esa deuda dejará de ser responsabilidad española para caer bajo el paraguas europeo. El club de la Triple A es contrario a esa posibilidad: “El mecanismo de rescate (MEDE) tendrá responsabilidad directa de los problemas que sucedan bajo su supervisión, pero los activos heredados [los activos tóxicos que pasen al banco malo] deben ser responsabilidad de las autoridades nacionales”, según el texto. Se trata, según esa interpretación, de poner el contador a cero. El mecanismo de rescate será así accionista de los bancos ya saneados, pero nunca se responsabilizará del banco malo y de las pérdidas que este acarree, según las fuentes consultadas. Pueden parecer tecnicismos en el lenguaje imposible de Bruselas. Pero no: Madrid confiaba en inyectar ahora el dinero en sus bancos —lo que implica más deuda— y en que la supervisión del BCE llegara en enero; para entonces, esa deuda debía desaparecer del balance del Reino de España y pasar al del mecanismo de rescate.

“No hay nada nuevo”, explicaron este martes fuentes alemanas: ese debate, es cierto, está sobre la mesa en todas las reuniones del Eurogrupo, como lo estuvo en Nicosia (Chipre). Schäuble ya emitió una opinión parecida en aquella cita, hace apenas dos semanas. Pero el documento pactado por los ministros alemán, finlandés y holandés es lo suficientemente explícito y va mucho más allá de esa declaración de intenciones: es una posición de partida en toda regla ante las negociaciones.

El conflicto entre Alemania y Francia es más que probable: París ha dado un rotundo apoyo al calendario propuesto por Bruselas para el supervisor único

La tensión está asegurada. Y no solo con España e Italia, que confiaban en una Alemania mucho más benévola. El conflicto entre Alemania y Francia es más que probable: París ha dado un rotundo apoyo al calendario propuesto por Bruselas para el supervisor único, y quiere que el BCE acabe controlando a todos los bancos de la eurozona; Berlín quiere que la supervisión europea afecte solo a los mayores bancos y retrasar todo el proceso, algo a lo que se opone París rotundamente.

Pero si los comunicados son duros, las ruedas de prensa revelan matices de lo que viene. El Gobierno español “tiene problemas de comunicación”, dijo este martes Schäuble. La portavoz de Merkel fue aun más clara el pasado lunes: “Rajoy tiene problemas de comunicación, evidentemente: si necesita ayuda, debe decirlo. Tiene que explicar con detalle cuál es la situación”. Pero Rajoy, a su vez, cree que los socios europeos no son claros acerca de las condiciones asociadas al rescate, ni siquiera en aristas de ese debate que se presumían totalmente pactadas, como el calendario de la supervisión bancaria, que firmaron los jefes de Estado. “Hay que defender el euro a toda costa”, repitió ayer por enésima vez Schäuble en Helsinki. Pero en caso de duda, las reglas las ponen los países que pagan, parece decir el texto que firmó junto a sus homólogos finlandés y holandés.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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