Las empresas, a examen
Los beneficios recurrentes de las corporaciones arrojan una caída del 20%
Entre la información publicada en las últimas semanas que no habíamos tenido la oportunidad de comentar está la contabilidad nacional de los sectores institucionales del primer trimestre del año, concretamente la de las empresas no financieras. Dicha información es muy importante, pues nos da la evolución de los ingresos y gastos, el ahorro, los déficits o superávits, todo lo cual determina el comportamiento presente de la economía y avanza el del próximo futuro. Estos datos tienen una pauta estacional muy acusada a lo largo del año y se publican sin desestacionalizar, por lo que las comparaciones intertrimestrales que utilizamos para analizar el PIB y sus agregados no son significativas en este caso. Por ello, utilizaremos las sumas móviles de cuatro trimestres. Otra característica a tener en cuenta es que estas cifras se expresan a precios corrientes, no a precios constantes, como se hace generalmente con el PIB y sus agregados de demanda u oferta.
La renta generada por las empresas no financieras (valor añadido bruto, VAB) va moderando su crecimiento, aunque este aún alcanzaba un 3,4% en los últimos cuatro trimestres respecto a los cuatro anteriores. Esta renta se reparte entre remuneraciones salariales, los impuestos sobre la producción e importaciones y el excedente de explotación. Las primeras, medidas en los mismos términos, disminuyen un 1,5%, debido a la caída del empleo, y también muestran un cambio de tendencia a peor. Dejando al margen los impuestos, que en este caso son de escasa entidad, ello se traduce en un fuerte aumento (10,3%) del excedente de explotación, que es el punto de partida, y el principal, en la generación de los beneficios de las empresas.
El alza de los beneficios no es un indicador que anticipe inversión futura
Desde mediados de 2008, el excedente crece notablemente por encima de los salarios, lo que ha hecho que la cuota de beneficios (excedente como porcentaje del VAB) aumente desde el 35% en ese año hasta casi el 43% en el primer trimestre del actual. La evolución de esta cuota es muy diferente de la observada en la zona euro en su conjunto, como se puede ver en los gráficos. La cuota española era bastante inferior a la europea en 2008, pero, mientras esta última disminuyó en los años de recesión, la española aumentó hasta situarse a la par en 2010, y ya notablemente por encima en el último año. Ello puede tener varias explicaciones, entre ellas, que las empresas españolas, ante la restricción del crédito y el aumento de las cargas de su elevado endeudamiento, han reaccionado disminuyendo todo lo que han podido los costes laborales, lo que les ha permitido generar flujos de caja con los que hacer frente a dichas cargas y aumentar su ahorro (beneficios no repartidos después de impuestos) para autofinanciarse y hacer frente a los vencimientos de su deuda. Si ello es así, el aumento de los beneficios de las empresas no habría servido para estimular la inversión (suele decirse que los beneficios de hoy son la inversión de mañana y el empleo de pasado mañana), sino que se lo habría llevado, como tantas cosas, la crisis y los procesos de saneamientos y reequilibrios en marcha. Por la misma razón, la elevada cuota de beneficios actual tampoco debería interpretarse como un indicador adelantado de la recuperación de la inversión a corto plazo.
En todo caso, y aunque estos datos tengan cierta coherencia y nos muestren las tendencias generales de la economía, el fuerte crecimiento del excedente de explotación comentado no queda contrastado por otras fuentes estadísticas procedentes de las empresas, concretamente la central de balances del Banco de España. Según ella, el VAB de los últimos cuatro trimestres no aumenta, sino que disminuye a un ritmo del 2,5%; los gastos de personal también disminuyen, pero menos, un 0,2%, y el resultado económico de la explotación cae un 4,5%. Si de este restamos las amortizaciones y los gastos financieros netos, el resultado ordinario neto (beneficios recurrentes) da una caída del 20%. Salvando las diferencias entre la información que recoge una y otra estadística, esta es una foto bien distinta de la que nos da la contabilidad nacional. Quizá esto no parezca importante ahora, en plena crisis de supervivencia financiera, pero alguien debería ocuparse de dar coherencia a nuestras estadísticas.
Aunque ahora no parezca importante, alguien debería ocuparse de dar coherencia a las estadísticas
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
Comercio exterior en mayo
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