La inflación cierra la primera mitad del año por debajo del objetivo del 2%

La inflación ha cerrado la primera mitad del año una décima por debajo del objetivo oficial del 2% que Bruselas establece para el conjunto de la eurozona. Según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística, el adelanto del índice de precios de consumo (IPC) se situó en junio en el 1,9%. De confirmarse la cifra, el IPC repitirá el dato de mayo, así como se mantiene en su nivel más bajo desde agosto de 2008 en plena recesión de la economía española.

La inflación subió dos décimas de abril hasta el 2,1% por el encarecimiento de luz y tabaco, así como por la incidencia de la Semana Santa en la hostelería y el apartado de viajes organizados. Sin embargo, la media de lo que va de año se mantiene en el 1,9%. De hecho, solo se situó sobre el 2%, además de en abril, en febrero y enero, cuando marcó una tasa interanual del 2%. En otoño pasado, antes de que una nueva recesión hiciera presa en el consumo privado, la inflación estaba por encima del 3%.

Por su parte, el índice de precios de consumo armonizado (IPCA), que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona del euro, alcanzó el 1,8% en el sexto mes del año. Los datos definitivos sobre el IPC y el IPCA se publicarán el próximo 13 de julio.

Con estos niveles de inflación, España se sitúa a la cola del resto de la eurozona. La media de los países que comparten la divisa europea fue en mayo, último dato publicado, del 2,4% en tasa interanual, dos décimas por debajo del nivel de abril. En toda la UE se situó durante el pasado mes en el 2,6%.

Si se mantienen o amplían las distancias en junio, el diferencial negativo con la zona euro sería de al menos cinco décimas porcentuales. Según apunta Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), "aunque este no es el mejor índice de competitividad-precios, sí que indica que la economía española está corrigiendo la desviación de la inflación con la eurozona que se produjo desde el inicio del euro hasta el comienzo de la crisis, lo que a la larga redundará en una mejora de la competitividad y en un reforzamiento del motor de las exportaciones como fuerza de arrastre de la economía española".

Ahora bien, añade, "el proceso de ajuste de este desequilibrio va a ser muy lento e insuficiente, a la par que requiere que la demanda interna se mantenga deprimida".