Fitch calcula que España incumplirá los objetivos de déficit por un amplio margen
La agencia augura graves consecuencias sobre las grandes potencias si Grecia sale del euro Ve seguro una nueva barra libre de liquidez del BCE a tres años si se cumple la amenaza
España incumplirá sus objetivos de déficit público en 2012 y 2013 por un margen considerable, según ha vaticinado este martes el director gerente de ratings soberanos de Fitch, agencia que hace apenas cuatro días propinó un fuerte recorte a la nota de solvencia del país. Asimismo, Ed Parker ha advertido durante un encuentro financiero en Oslo que España seguirá teniendo un déficit por cuenta corriente alto y que la tónica del mercado respecto al país es todavía muy frágil pese a la decisión del Gobierno de pedir un rescate de hasta 100.000 millones a sus socios europeos para sanear a la banca.
El augurio del directivo de Fitch se suma a las malas previsiones de los principales organismos internacionales, como el Fondo Monetario Interancional o la propia Comisión Europea, que calcula que el desfase presupuestario del Estado español seguirá sobre el 6% al menos hasta 2014, lo que ya es un incumplimiento significativo. Peor, en cualquier caso, es el escenario que dibuja la institución que preside Christine Lagarde, que avanza que el país no volverá a los límites del 3% que impone Bruselas hasta 2018.
España se comprometió en un principio ante la Comisión Europea a reducir su déficit del 8,9% con el que cerró 2011 al 5,3% este año y al sacrosanto 3% en 2013. No obstante, ante las dificultades que supone alcanzar estos objetivos en plena recesión económica y con el lastre de los recortes de gasto, el Ejecutivo comunitario ha accedido a dar un año más de plazo, lo que sigue representando un formidable esfuerzo de ajustes. Para ganarse este balón de oxígeno, España debe presentar unos presupuestos convincentes para el próximo ejercicio y Bruselas ya ha hecho sus recomendaciones de por dónde deberán ir estas cuentas: subida del IVA, impuestos medioambiantales, más celeridad en el retraso de la edad de jubilación, control del gasto en las comunidades o endurecimiento de las prestaciones por desempleo.
Parker, además, ha lanzado una dura advertencia sobre el conjunto de la eurozona ante el riesgo de una eventual salida de Grecia del euro. "Hay una gran incertidumbre sobre el destino de Grecia", ha añadido al tiempo que otro de los directivos de Ficth presentes en el acto, James Longsdon, ha considerado como "inevitable" una tercera barra libre de liquidez del BCE a largo plazo para la banca en caso de que se cumplieran las peores previsiones sobre el futuro de este país.
Según ha explicado Parker, los países de la Unión Monetaria y sus calificaciones de riesgo están bajo "una fuerte presión", tal y como también han destacado sus colegas de Moody's en las últimas horas. La novedad es que ahora aumenta el riesgo que pesa sobre las grandes potencias cuya deuda está calificada con una matrícula de honor, AAA, y que equivale al máximo grado de seguridad posible para los inversores —aunque hay que recordar que también daban esta nota a las famosas hipotecas subprime que desencadenaron la crisis financiera—.
Si no hay una "luz al final del túnel en un futuro próximo", aumentará el riesgo de ruptura, ha continuado antes de resaltar que si los responsables políticos siguen con su costumbre de tomar decisiones "para salir del paso" y de aplazar las soluciones hasta el último minuto, aumentará el coste de capear la crisis. La principal preocupación que afronta ahora la eurozona es el riesgo de contagio que provocaría una salida de Grecia del euro, algo en lo que Parker coincide con el pensar general del mercado, tal y como demuestran las caídas en Bolsas y el incremento de la presión contra la deuda de los países bajo sospecha —España, sí, pero también Italia, aunque Parker matiza que sus situaciones son "muy diferentes"—. Así, si el impacto directo de la posibilidad extrema de una huida griega sería pequeño en terminos económicos, las consecuencias derivadas del efecto dominó que generaría serían tremendas, ha insistido.
Sobre la comparación entre España e Italia Parker ha explicado en declaraciones a Bloomberg que los bancos del país transalpino es mucho más fuerte que la de los españoles, y ha señalado que el riesgo, en su caso, pivota sobre sus costes de financiación ante el peso de su deuda pública, que alcanza el 120%. En cualquier caso, la previsión de Fitch es de que no tenga que necesitar ayuda de sus socios europeos.
Fitch cree que el rescate afronta "únicamente uno de los riesgos a los que se enfrenta España"
En Europa y tras tres años y medio de crisis, los países que siguen manteniendo esta triple A para las tres agencias de calificación que dominan este negocio a nivel mundial son solo cuatro: Alemania, Luxemburgo, Finlandia y Holanda. España o Italia, que llegaron a 2008 formando parte de este selecto club, han visto como sus notas de solvencia se despeñaban a medida que aumentaban los problemas de deuda, déficit y falta de crecimiento.
La propia Fitch rebajó la nota de España en tres escalones la semana pasada, con lo que ahora está en BBB, una nota calificada como bien pero que está a solo dos pasos de suspender y caer en el nivel considerado como solo apto para especuladores: el bono basura. Además, la dejó en perspectiva negativa, lo que indica que hay más opciones de que vuelva a sacar la tijera que de tomar una decisión en el sentido contrario.
Fitch justificó la rebaja por el coste de la reestructuración bancaria y el elevado endeudamiento de España. Según sus cálculos, el coste de la recapitalización se sitúa entre los 60.000 y los 100.000 millones de euros, el equivalente en el peor de los casos al 9% del PIB del país. Hasta ahora, estimaba el coste del proceso en 30.000 millones el coste del saneamiento financiero. En este punto, dado que el tope del crédito concedido por el Eurogrupo coincide con sus cálculos, ayer ya reconoció que el rescate no supone un riesgo añadido que pudiese desembocar en una nueva rebaja sobre su calificación crediticia.
En su opinión de Parker, "este paquete puede contribuir a estabilizar los ratings al nivel actual, aunque claramente se trata únicamente de uno de los riesgos a los que se enfrenta España y su calificación". Aunque en plena crisis, nunca se está a salvo: "Si apreciásemos un empeoramiento o una intensificación más generalizada de la crisis de la eurozona, estas nuevas noticias negativas podrían conllevar nuevas rebajas de rating", ha advertido.
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