La prima de riesgo se dispara por el rechazo del BCE al plan sobre Bankia
Fráncfort no ve bien inyectar deuda en la entidad como estudiaba el Gobierno Guindos y el BCE aclaran que no ha llegado a haber una propuesta
La prima de riesgo de la deuda española no encuentra techo, la Bolsa no encuentra suelo y el Gobierno parece no encontrar el norte. Los nervios en el Ejecutivo están a flor de piel y la situación ha escapado de su control. El Gobierno insiste en culpar de todo a Grecia, pero ahora es España, y no Grecia, la que domina los titulares de los medios internacionales y los informes de analistas. El rechazo del Banco Central Europeo (BCE) a que el Gobierno inyecte deuda de forma directa a Bankia para recapitalizar el banco fue el detonante ayer de un nuevo castigo a la deuda y la Bolsa española, en un ambiente de alarma.
La Bolsa española cayó a su mínimo desde 2003 (retrocede ya un 62% desde su máximo histórico) y la prima de riesgo (o rentabilidad extra que se exige a los bonos españoles a 10 años frente a los alemanes, considerados los más seguros en euros) se disparó hasta tocar los 540 puntos básicos, el máximo no solo de la era euro, sino también superior a la de los últimos cinco años de existencia de la peseta. Los tipos a 10 años subieron al 6,66% y se dispararon también las rentabilidades de la deuda a dos y cinco años.
El leve respiro que supuso la propuesta de la Comisión Europea de que el fondo de rescate europeo pueda ayudar directamente a los bancos se diluyó en cuanto quedó claro que esa es una solución sin aprobar para el futuro —como tantas en Europa— cuando lo que apremia es el presente. El año de plazo extra para reducir el déficit ni siquiera cotizó: 2014 está demasiado lejos.
El rechazo frontal del BCE a la posibilidad de inyectar deuda en Bankia fue revelado la noche del martes por el Financial Times (FT) y se difundió como la pólvora. Tan rápido como se había difundido el domingo la información de EL PAÍS que señalaba que el Gobierno tenía esa posibilidad en mente. Ante la información del rotativo británico, el Ministerio de Economía tenía desde primera hora una versión oficial: “España no ha hecho propuesta alguna al BCE sobre la financiación del plan de Bankia, luego difícilmente este puede pronunciarse. Economía mantiene como primera opción acudir al mercado”. Guindos también trató de desmentir airadamente al Financial Times en el Congreso, al señalar que el Gobierno “no ha presentado ningún plan” ante la autoridad monetaria. “Hagan más caso al Gobierno y menos al Financial Times”, dijo.
Y hasta el propio BCE emitió un comunicado, pero a Guindos le acompañó la mala suerte. Un supuesto “error técnico” provocó que el primer comunicado del BCE, luego corregido, más que desmentir la información del FT, la confirmase. O, dicho de otra forma, desmentía lo accesorio y confirmaba lo sustancial.
“Contrariamente a lo que se ha publicado hoy en los medios de comunicación, el BCE no ha sido consultado ni ha expresado su postura sobre los planes de las autoridades españolas de recapitalizar un importante banco español. El BCE está preparado para brindar asesoramiento sobre el desarrollo de dichos planes”, decía el organismo. Pero en esa misma nota añadía en un segundo párrafo: “Debe tomarse en cuenta, sin embargo, que los fondos necesarios para asegurar que los bancos cumplen los requerimientos de capital no pueden ser proporcionados por el eurosistema”. Esa segunda parte era la confirmación en toda regla de que el BCE rechaza la idea del Gobierno, ya fuera una decisión tomada, un plan en marcha o una alternativa en estudio, y sea cual sea el grado de intercambio y comunicaciones entre Madrid y Fráncfort de estos últimos días. Aunque el BCE indicó después que esa era una versión errónea del comunicado y suprimió ese segundo párrafo en una nueva nota, ya había dejado en evidencia la posición española.
“Sería contrario al espíritu de los Tratados. El propio Gobierno ha dado marcha atrás”, terciaron fuentes financieras en Fráncfort familiarizadas con el asunto, que añadieron: “No es posible una financiación monetaria de la deuda pública, pero el BCE tiene instrumentos para estar a la altura de su responsabilidad sobre la estabilidad del sistema financiero europeo”.
Guindos compareció ante la prensa en el Congreso, antes de viajar a Berlín, para tratar de apaciguar los ánimos, pero el efecto de sus palabras en los mercados fue tan nulo como el de la intervención del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del lunes. El mercado teme precisamente lo que dijo Guindos: “La crisis financiera no empieza y no acaba en Bankia”, señaló. Aunque también insistió en que el 70% del sistema financiero está sano, los inversores recelan de que sea verdad o solo tienen ojos para el otro 30%. Ayer cayeron en Bolsa todos, aunque el que más lo hizo fue, un día más, Bankia.
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