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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Adaptación bancaria

Las entidades deben reorientar su política al entorno postcrisis

Un reciente informe del Banco Central Europeo (BCE) se hace eco y analiza la profunda transformación que se está operando en el modelo de financiación de la banca europea como consecuencia de la crisis global. El documento, titulado Changes in bank financing patterns [cambios en los modelos de financiación bancaria] y publicado a finales del pasado mes de abril, identifica cinco grandes canales de financiación de la banca: financiación interbancaria, depósitos de la clientela, emisiones de valores de deuda, facilidades del banco central y, finalmente, el propio capital de las entidades. En este estudio, que se basa en una amplísima muestra de entidades de la zona euro entre 1999 y 2011, se confirman algunas tendencias que no por esperables dejan de ser interesantes.

La generalizada y creciente desconfianza entre las entidades se manifiesta con claridad en el canal de financiación interbancaria. Esta se ha reducido significativamente en proporción a los balances, con implicaciones nada despreciables en los flujos de liquidez a corto plazo. Además, el peso de la financiación doméstica ha aumentando, en una suerte de “nacionalización” de la operativa interbancaria. También se manifiesta esa desconfianza en el aumento sustancial de las transacciones realizadas a través de cámaras centrales de contrapartidas frente a la clásica operación bilateral.

No menos significativa es la alteración que se viene operando en la fuente de financiación tradicionalmente más estable de la banca, sobre todo de la banca comercial: los depósitos de su clientela minorista (hogares y empresas). El incremento de la competencia por este “recurso natural” ha provocado un alargamiento en sus plazos así como un encarecimiento notable en su coste. Si bien la ratio sobre los préstamos concedidos no ha dejado de aumentar, ello tiene que ver más con la brusca desaceleración, e incluso la contracción en algunos periodos, del crédito que con el incremento de los depósitos.

El incremento de la competencia por los recursos de clientes ha encarecido su coste

Ni que decir tiene que la financiación mediante la emisión de deuda, independientemente de su naturaleza, se ha venido reduciendo bruscamente, tanto en términos brutos como netos, desde el inicio de la crisis, mientras que su coste ha experimentado un aumento no menos relevante, que ha llegado a ser explosivo en aquellos países más expuestos a crisis soberana. Consecuentemente, con el estrangulamiento de los canales de financiación mayorista, el recurso masivo a las facilidades crediticias otorgadas por el BCE, en particular, aunque no solo, de las entidades de estos últimos países se ha constituido en una fuente muy relevante y, al tiempo, en una anomalía que va a ser difícilmente evitable durante un largo periodo de tiempo.

Finalmente, el capital está aumentado su peso en la financiación de los activos bancarios debido tanto a la reducción de los balances como al cumplimiento de las mayores exigencias regulatorias y de los propios mercados al que estará sometida la industria bancaria tras esta crisis.

Estas tendencias globales en el seno de la eurozona están siendo más acusadas en algunos países. Es obvio señalar que España es uno de ellos. J

Daniel Manzano y Paula Papp son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas de AFI (Analistas Financieros Internacionales).

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