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Guindos descarta ayudas para las sociedades de liquidación de la banca

Las entidades que hayan realizado los saneamientos exigidos podrán crear estas empresas de forma voluntaria El Gobierno ultima su regulación

Lluís Pellicer
Guindos, en un momento de su intervención en Barcelona.
Guindos, en un momento de su intervención en Barcelona.ALBERT OLIVÉ (EFE)

El Gobierno está ultimando ya el proyecto que permitirá a los bancos crear sociedades a las que podrán traspasar los activos inmobiliarios que ya tengan provisionados para liberar sus balances. El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, aseguró ayer que la norma que los regulará se aprobará en cuestión de “días o semanas”. A partir de entonces, las entidades que ya hayan realizado los saneamientos exigidos por el Ejecutivo para cubrirse de su exposición al ladrillo podrán empezar a constituir esos vehículos. Guindos aseguró que tras haber hecho esas provisiones y haber valorado esos activos “a precios de mercado”, estas sociedades no requerirán ayudas públicas.

Tras un almuerzo con empresarios en el foro Barcelona Tribuna, Guindos consideró que las provisiones exigidas por el Gobierno han permitido que el valor de los activos inmobiliarios de los bancos se adecúen al mercado. Es decir, las entidades que han realizado los saneamientos para afrontar una bajada de hasta el 90% del precio del suelo respecto a su valor original; de hasta el 80% para las viviendas en curso y de más del 50% para las casas terminadas. El convencimiento de que el ajuste del sector no irá más lejos de estos descensos lleva, pues, a preparar el terreno para que las entidades puedan ir creando estas sociedades de liquidación, que tanto el Banco de España como el Ministerio de Economía rechazan llamar bancos malos porque ni tendrán actividad financiera ni el Estado deberá asumir sus pérdidas.

Una vez provisionadas las cantidades exigidas, Guindos aseguró que los bancos podrán ir “sacando con ventas parciales o a través de sociedades” esos activos. El ministro explicó que estos instrumentos serán voluntarios, tal y como venía reclamando la gran banca. “Cada banco creará su vehículo, que tendrá unas reglas que serán las que definirá el Gobierno en las próximas semanas”, remachó. El Gobierno, según fuentes del ministerio, también estudia que se creen sociedades por tipos de activos.

"Rayos de esperanza"

En el almuerzo, Guindos también anunció a los empresarios que divisa “rayos de esperanza” en la economía española. Según el ministro, España registrará el año que viene por primera vez desde 2007 superávit primario —la diferencia entre ingresos y gastos excluyendo los intereses de la deuda—. “Es un síntoma de estabilidad que demostrará que nuestras finanzas son sostenibles”, resaltó.

El anuncio de Guindos sobre la regulación de las sociedades de liquidación llega justo el día en el que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), con el que debía coincidir en la cena de anoche de la reunión de los gobernadores de supervisores europeos que se celebra en Barcelona, apremió a España para culminar la reforma financiera. Pero además, el portavoz del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gerry Rice, insistió ayer en Washington sobre la necesidad de que España “profundice en sus reformas del sistema financiero” y realice un “diagnóstico integral de los activos problemáticos” de las entidades. El informe que el organismo difundió la semana pasada ya recogía esta demanda.

A pesar del convencimiento del ministro de que la medida no supondrá coste alguno para las arcas públicas, el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, planteó dudas acerca de que el sector privado esté en condiciones de asumir “la financiación” de esas sociedades. En un desayuno organizado por Esade, Rato prefirió no posicionarse aún sobre su creación. Además de preguntarse quién pagará su coste, Rato admitió el “riesgo moral” de la creación de esos instrumentos.

Sin embargo, el presidente de Bankia también apreció algunas bondades de la medida. La principal, que esas sociedades podrían permitir separar los ciclos de las provisiones y los del sector inmobiliario. Estos, recordó Rato, son distintos: los de los saneamientos son a corto plazo, mientras que la crisis inmobiliaria va para largo, por lo menos hasta que el mercado sea capaz de absorber un stock de viviendas que cifró en 688.000 unidades. “Veremos si podemos disociar esos dos ciclos”, concluyó. Rato recordó que el principal reto del sector financiero al comienzo de la crisis era reducir “el exceso de capacidad”. Y, sostuvo, todavía no lo ha hecho “suficientemente”.

La costumbre del aplauso y la colleja

Tres veces ha acudido el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, a Barcelona desde que asumiera el cargo. En las tres ocasiones, para reunirse con empresarios catalanes. Y las tres veces se ha repetido el guion. Los empresarios lo aplauden primero por las reformas que ha emprendido el Gobierno para, a continuación, darle una colleja por lo que consideran un maltrato a Cataluña en inversión y financiación. Este jueves fue Miquel Roca, como presidente de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País, quien le trasladó ese mensaje. "Cataluña quiere ser locomotora, pero sin carbón no funciona", le reprochó. Los empresarios le afearon que Cataluña haya sido precursora de los ajustes y, en cambio, se le castigue con la mayor bajada de inversión en infraestructuras de todas las comunidades.

Guindos trató de hacer lo propio, es decir, no salirse tampoco del guion. "La prioridad ahora es salir de la crisis", repitió. No obstante, el público perseveró en conocer si el Gobierno accederá a un nuevo modelo de financiación y si cobrará las deudas pendientes por la obra pública no ejecutada. Al final, Guindos se vio obligado a ir algo más allá. "El problema de Cataluña no es de balanzas fiscales, sino de acceso al mercado de capitales, de liquidez a corto plazo", respondió finalmente. Y es que el Gobierno central ha accedido a la idea del consejero Andreu Mas-Colell de crear hispabonos para que las comunidades puedan financiarse y a un precio inferior al actual.

Al final de la comida, un asistente le regaló una corbata del Barça, que aceptó a pesar de que confesó ser del Atlético de Madrid. La agenda del ministro no acababa ahí. Por la noche el ministro se unía al presidente del BCE, Mario Draghi; al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en una cena que se celebraba en el Palau de Pedralbes, también blindado por un enorme dispositivo de seguridad.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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