España pierde 32.000 millones de inversión extranjera en deuda pública
El peso del capital internacional en bonos cae del 50% al 42% en dos meses El interés de los bonos a 10 años no es sostenible, según la mayor gestora de renta fija
España no es Grecia, ni Portugal, ni Irlanda. Pero los bonos españoles queman en las manos de muchos inversores extranjeros. El dinero internacional está en retirada de la deuda pública española, una muestra —otra más— del clima de desconfianza hacia la economía española y su capacidad de seguir pagando las deudas en tiempo y forma en el futuro. La incertidumbre tiene mucho de emocional, de difuso, pero también puede traducirse en euros contantes y sonantes. El saldo vivo de la inversión foránea en títulos del Estado ha caído en 31.500 millones en un año —de febrero de 2011 hasta febrero de este año, el dato más reciente—, lo que significa un retroceso del 11% que deja la cifra en 244.595 millones.
La participación internacional en el total de la deuda del Estado mengua a marchas forzadas. Si en 2010 era el 54,8% la porción en manos extranjeras, en 2011 quedó en el 50,4%. Pero la caída más abrupta se ha dado hace muy poco, solo dos meses: el peso de los inversores foráneos ha pasado de ese 50% en diciembre a un 42% en febrero. Ocho puntos en 60 días. Porque en ese breve lapso, de la cartera internacional en bonos y letras del Estado se han evaporado 25.000 millones.
Una forma de preguntar al mercado qué ocurre con España es consultar a Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo. Andrew Balls, responsable de gestión de renta fija europea, explica que “España e Italia no tienen un problema de solvencia, no son Grecia ni Portugal, pero en el caso de España el interés nominal de sus bonos a 10 años está en el 6% y eso no es sostenible cuando el crecimiento nominal del producto interior bruto (PIB) será cercano a cero este año”. Así que ese jugoso interés que ofrecen los títulos españoles “crean más dudas que atracción a los inversores”, apunta Balls.
Morgan Stanley, propietario de la mayor firma de corretaje, es uno de los que ha recortado posiciones en los países más endeudados de Europa en los últimos meses. Su exposición neta en el club de los llamados periféricos (los rescatados Grecia, Irlanda y Portugal, por una parte, junto a España e Italia, por otra) ha bajado un 21% desde enero, desde unos 2.315 millones de euros hasta 1.823 millones. De estos, España concentra la principal porción, casi 1.000 millones, según datos recogidos por Bloomberg. La desconfianza se palpa también en el sector privado. La inversión extranjera en cartera (acciones y bonos públicos y privados) encadenó hasta enero, último dato disponible, 11 meses de ventas netas, con una salida global en ese periodo de cerca de 100.000 millones.
Son las ventas de deuda soberana las que suben el interés reclamado y elevan el riesgo país en España. Los bonos del Estado ya emitidos se están intercambiando entre inversores a un interés cercano al 6% y la prima de riesgo (el diferencial que se paga respecto al bund alemán) se mueve por encima de los 420 puntos básicos.
El efecto balsámico de la barra libre de liquidez del BCE ha pasado ya
Pimco, que aun así ha reconocido que sigue invirtiendo en deuda italiana y española, pone sobre la mesa el papel del Banco Central Europeo (BCE). “Si un país toma dinero prestado en su propia moneda puede elegir suspender pagos, pero no será forzado a ello porque su banco central puede imprimir más dinero”, recuerda Andrew Balls. Pero si un país se endeuda en una moneda extranjera, sí hay riesgo de quiebra. “Si el BCE no está preparado para ser un prestamista de último recurso, se genera la impresión de que el país se endeuda en una moneda extranjera”, añade. Esa es la gran diferencia entre España o Reino Unido. Reino Unido comparte muchos retos con España, como el déficit fiscal, los problemas de la banca y del sector inmobiliario. Pero tiene su propia moneda y su propio banco central, con lo que “no hay posibilidad virtual de obligar a Reino Unido al impago, y sus bonos a 10 años están justo por encima del 2%”.
Ha pasado ya el efecto balsámico de la barra libre de liquidez del Banco Central Europeo —un billón de euros de crédito a un 1% de interés— que ha servido a la banca española para invertir en bonos, aunque ha permitido al Tesoro Público tener cubierta ya la mitad de las emisiones de deuda previstas para este año.
La salida de capital extranjero de la deuda pública española podría ser mayor si se descuentan las inversiones de los distintos bancos centrales europeos, advierte Javier Ferrer, director de la mesa de renta fija de Ahorro Corporación. “Los programas de compra de bonos del BCE se articularon a través de los bancos centrales de cada país y estos cuentan con inversores extranjeros si compran deuda de otro socio europeo”, afirma Ferrer.
Ahora el organismo europeo ha frenado su programa de compra de bonos y no hay un mensaje claro sobre sus intenciones. Hoy los activos españoles vuelven al ring.
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