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El escepticismo y la batalla política se adueñan de Grecia tras el rescate

El líder conservador pide elecciones y los sindicatos convocan más protestas

Amanda Mars
El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos.
El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos.SIMELA PANTZARTZI (EFE)

Louka Katseli se encendía este martes en la silla de su despacho. Recién expulsada de su grupo parlamentario, el socialista Pasok, tras ser una de las parlamentarias rebeldes que votó contra el plan del segundo rescate a Grecia aquel domingo de discursos, disturbios y hogueras en Atenas, ayer no daba crédito: “Es un acuerdo sin sentido político ni económico, con unas medidas draconianas que agravan la recesión y van en contra del objetivo que se persigue y erosiona nuestra soberanía”, recalcaba Katseli, también exministra de Economía. El plan, asegura quien fuera la ministra de Trabajo hasta julio, “levanta la inmunidad sobre los activos y ahora, si hay un impago, los acreedores tiene derechos sobre los activos del Banco de Grecia, incluso del oro”.

Grecia entra en una suerte de minoría de edad económica dentro del hogar europeo. Los griegos supieron ayer que, finalmente, su Gobierno interino aceptó de madrugada que la troika formada por los inspectores de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) tendrá una representación permanente en el país para comprobar que los recortes sociales que acompañan al salvamento financiero se cumplen. Además, Atenas aceptó también tener una cuenta bloqueada para que el dinero recaudado se sirva para pagar los intereses y el principal de su deuda ante de sufragar cualquiera de sus gastos corrientes.

Es un acuerdo sin sentido político ni económico, con unas medidas draconianas que agravan la recesión y van en contra del objetivo que se persigue y erosiona nuestra soberanía" Louka Katseli, expulsada del grupo parlamentario del Pasok

La política griega, ya propensa al drama, entró en ebullición. Al margen del Pasok y los conservadores de Nueva Democracia (ND), los dos grandes partidos que apoyaron el plan y siguen en el Gobierno de coalición, todas las formaciones políticas arremetieron contra el pacto. Como muestra a un lado y otro del espectro ideológico, para los comunistas se trata de “una quiebra ordenada para el país; una desordenada para la sociedad”, mientras que para los derechistas de Laos supone una “humillación”. Los sindicatos del sector público y privado, Adedy y GSEE, también reaccionaron y convocaron una manifestación, coincidiendo con el debate en el Parlamento para votar las últimas medidas de ajuste, los últimos tijeretazos en las pensiones y los sueldos que han desbloqueado el rescate. Es una segunda ronda de ayudas: créditos 130.000 millones de euros y una quita de unos 100.000 millones de la deuda en manos de la banca, pero los griegos rechazan frontalmente las condiciones.

La crisis griega da para mucho, incluso para oír al presidente de la Cámara de Comercio de Atenas, Constantine Michalos, bramar contra la rebaja del salario mínimo un 22% (superior al 30% en el caso de los menores de 30 años). “¿Cómo le dice a un joven que va a ganar menos de 500 euros?”, se preguntaba ayer en su despacho, al tiempo que alertaba de una fractura en la paz social. Michalos, ex secretario general del Ministerio de Finanzas, lamentaba que el acuerdo “se ha hecho con una pistola en la sien” y se mostró seguro de que “es un mal acuerdo, como el anterior, y fallará, como el anterior”.

¿Cómo le dice a un joven que va a ganar menos de 500 euros?" Constantine Michalos, presidente de Cámara de Comercio de Atenas

En este ambiente, el líder de Nueva Democracia, Antonis Samaras, llamó a la convocatoria de comicios en abril. El Ejecutivo actual nació sin elecciones, en un acuerdo nacional de noviembre, tras la caída del socialista Yorgos Papandreu. A su juicio, el acuerdo alcanzado con Europa aleja el riesgo de bancarrota y “despeja el camino para las elecciones”, algo que preocupa mucho en Europa. Tanto Pasok como los conservadores de Samaras firmaron por petición de Bruselas el compromiso de que, gane quien gane, aplicarían las reformas y recortes sociales a los que está supeditado el rescate.

Hay un pero muy delicado: ambos partidos se han hundido en las encuestas realizadas después de ese domingo 11 de febrero en el que se votó el programa, aún a pesar de la deserción de decenas de sus parlamentarios. El descalabro mayúsculo es para Pasok, que pasa de una mayoría absoluta lograda con el 43% de los votos en 2009 a una estimación del 13,9% en el sondeo publicado en Ethnos, y del 11%, en el del Proto Thema. Nueva Democracia mengua del 33% de los votos al 24% y 18,3%, respectivamente. La matemática es clara y dice que no suman mayoría absoluta, mientras que las formaciones pequeñas contrarias al acuerdo crecen. Por eso gusta tan poco en Europa, sobre todo Alemania, que Grecia celebre elecciones en abril.

Pasok ha pasado de una mayoría absoluta lograda con el 43% de los votos en 2009 a una estimación del 13,9%

El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, insistió en que las condiciones del rescate no son “para festejar”, pero recordó que la “situación del país” no dejaba lugar a otra salida. “¿Qué habría pasado con los salarios y las pensiones si no hubiese habido acuerdo?”, se preguntó.

Katseli, hoy parlamentaria independiente, discrepa. “Si había margen para la negociación. Estoy segura de que nuestros socios no nos querían expulsar de la Eurozona y además, no hay bases legales para ello. Hay que revisar ese acuerdo para poder hacerlo creíble. "El Gobierno no ha sido capaz de presentar un plan alternativo propio”, añade.

El profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini que este martes dio una conferencia en Atenas, aseguró que la permanencia de Grecia en el euro hará que la recesión se convierta en una depresión que empujará al país a la inestabilidad social y política. De momento, la gente volverá a la calle.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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