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Obama conmueve a EE UU

El presidente anuncia en el homenaje a las víctimas en Tucson que Gabrielle Giffords había abierto los ojos

Barack Obama se abraza al marido de Gabrielle Giffords, Mark Kelly, en presencia de Daniel Hernandez (izquierda) y Michelle Obama (detrás).
Barack Obama se abraza al marido de Gabrielle Giffords, Mark Kelly, en presencia de Daniel Hernandez (izquierda) y Michelle Obama (detrás).AFP

Hubo momentos grandiosos dentro de la ceremonia celebrada en la Universidad de Tucson en honor a las víctimas del tiroteo perpetrado por Jared Lee Loughner. Como en el que el mandatario Barack Obama anunció que la congresista Gabrielle Giffords había abierto por primera vez los ojos desde que una bala le atravesase la cabeza en el ataque que sufrió el pasado sábado. Ese fue el más emotivo. Luego llegó el momento en el que el presidente de Estados Unidos instó a los estadounidenses a no utilizar la masacre como una ocasión "para volvernos los unos contra los otros".

"Tenemos que comunicarnos de manera que sane, no que hiera", afirmó Obama para ser callado por los aplausos. Todo el auditorio del McKale Center se puso en pie. El público estaba entregado, en ocasiones parecía con deseos de fiesta, de sonreir y dejar de llorar tras una tragedia que ha conmocionado esta ciudad, al Estado y a toda norteamericana.

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Delores Combs se recostaba sobre su marido y le acariciaba la espalda a pesar de que era ella la que lloraba. Combs lloró en el tercer gran momento del discurso del presidente. Cuando este recordó a Christina Green, la pequeña de nueve años que nació en la tragedia del 11 de Septiembre para acabar muriendo bajo las balas de otro atentado incomprensible. "En Christina vemos a todos nuestros niños", dijo Obama. "Quiero que estemos a la altura de lo que Christina esperaba de nosotros", prosiguió el mandatario, serio y con gesto grave, un Obama que llegó a emocionarse al final de su intervención. "Quiero que nuestra democracia sea tan buena como ella imaginaba. Todos nosotros debemos hacer todo lo que sea posible para que nuestro país esté a la altura de las expectaciones de nuestros hijos".

El recuerdo de Christina Green provocó el llanto de la primera dama, Michelle Obama, a quien sujetaba la mano Mark Kelly, el marido de la congresista que se recupera cada día, poco a poco, en el Centro Médico Universitario de Tucson. Presentes en la jornada de anoche estuvieron también el fiscal general, Eric Holder; la gobernadora del Estado de Arizona, la republicana, Jan Brewer; y la ex Gobernadora demócrata Janet Napolitano, que recibió una calurosa recibida. Junto al presidente Obama estaba Daniel Hernández, el joven que sujetó la cabeza herida de la congresista y que muy probablemente le salvó la vida con su decisión y valentía. "Lo siento, Daniel, aunque no quieras ser un héroe lo eres", le dijo Obama al joven de ascendencia mexicana que insiste en no aceptar esa definición.

Barack Obama, a su llegada a Tucson.
Barack Obama, a su llegada a Tucson.AP

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