Los bancos no estadounidenses podrán acogerse al plan de rescate
Demócratas y republicanos dsicuten a contrarreloj en el Capitolio la petición de 700.000 millones de dólares de la Reserva Federal
"Limpio y rápido". El secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, trazó ayer de forma clara y concisa los dos objetivos del plan de intervención del Gobierno de Bush para rescatar al sector financiero del huracán que a punto ha estado de llevárselo por delante. Demócratas y republicanos discutían ayer a contrarreloj en el Capitolio la histórica solicitud gubernamental: 700.000 millones de dólares (casi medio billón de euros) y amplios poderes sobre el sector financiero. Además, Paulson avanzó que podrán acogerse al rescate entidades no estadounidenses.
Apenas hay tiempo. Paulson y la Reserva Federal (el banco central) presionaron a los congresistas durante toda la jornada para acelerar al máximo la aprobación del plan, en interminables reuniones que duran ya más de tres días. La respuesta no se hizo esperar, y varios senadores de ambos bandos aseguraron que la luz verde llegará a finales de semana. Si no fuese así, se augura una nueva debacle de Wall Street.
Los demócratas piden que no se deje de lado a la clase media
Convertido ya en la gran estrella del último capítulo de la crisis, Paulson se dio ayer un maratón de entrevistas televisivas, en las que ofreció algunos detalles adicionales del rescate, pero se mostró inflexible ante la demanda demócrata de que la clase media estadounidense, cuyos problemas se han multiplicado en los últimos meses con la subida de las hipotecas y el repunte del desempleo, reciba también auxilio. La cercanía de las elecciones -apenas seis semanas- dificulta el acuerdo. Los demócratas reclaman que el salvamento de Wall Street no deje de lado a la clase media estadounidense, y piden un nuevo plan de estímulo para dinamizar la inversión pública y evitar un mayor contagio de la crisis financiera a la economía.
Sin embargo, sí hubo un guiño al sector financiero internacional. Paulson aseguró que finalmente las entidades no estadounidenses podrán también deshacerse de los activos tóxicos. Ante las más que previsibles críticas de proteccionismo de la comunidad internacional, Paulson aseguró que los bancos no estadounidenses "deberían" beneficiarse del plan de rescate.
"Si una institución financiera tiene negocios en EE UU, contrata a estadounidenses. Y si tiene problemas por los activos tóxicos recibe el mismo impacto que cualquier otra institución", argumentó, para después animar a otros Gobiernos a impulsar también operaciones de rescate. Eso sí, las condiciones están claras: "Las instituciones financieras participantes deben tener operaciones significativas en EE UU", según un comunicado del Tesoro.
La lista de activos dañados que adquirirá la Administración de Bush comprende prácticamente toda la deuda intoxicada a raíz del estallido de la crisis subprime, en agosto de 2007. El secretario del Tesoro explicó que la intervención del Gobierno en la economía "es de largo la mejor alternativa", ante un sistema que estuvo al borde del desastre la semana pasada. "Las circunstancias son extraordinarias", aseguró, y la intervención "costará dinero a los contribuyentes", aunque destacó que la factura no llegará a la cifra de 700.000 millones si el mercado se estabiliza y el Ejecutivo logra revender posteriormente los activos dañados.
Los efectos secundarios del millonario plan de rescate no se han hecho esperar. Los mercados han decidido esperar y ver, y entidades como Morgan Stanley y Wachovia, que parecían condenadas a una fusión ante los ataques especulativos de la última semana y el deterioro de sus balances, han enfriado esa expectativa.
Además, pese a que los mercados aplaudieron las medidas con fuertes subidas, las primeras críticas no se han hecho esperar. "Está pidiendo un inmenso poder. Pero esto no es una monarquía", subrayó ayer el economista de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini.
El secretario del Tesoro pasó por la ABC, la CBS, la FOX y la NBC con la lección bien aprendida. "Yo no apostaría contra la economía estadounidense. Saldremos de ésta", repitió varias veces. El veredicto no tardará en llegar: Wall Street y el resto de Bolsas mundiales reabren hoy tras la euforia del viernes.
Los países del G7 rechazan tomar medidas similares a las de Bush
Los países miembros del G7 (EEUU, Canadá, Japón, Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña) rechazan complementar, con medidas similares, el paquete de ayuda estadounidense para paliar la crisis financiera, según ha anunciado hoy el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück.
Steinbrück ha hecho esa afirmación en Berlín tras celebrar una ronda de consultas telefónicas con ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales de los países del G7, al que pertenecen Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá, Japón y EEUU, además de la propia Alemania.
El ministro alemán ha dicho que la situación en los otros países del G7 es distinta a la que hay en Estados Unidos por lo que en ninguna parte se piensa en un programa similar al de Washington, que costará previsiblemente al contribuyente estadounidense 700.000 millones de dólares.
Steinbrück ha añadido, sin embargo, que el paquete de ayuda del gobierno de Estados Unidos es un aporte importante para superar la crisis de los mercados financieros y señaló que éste debe ponerse en práctica rápidamente. De manera indirecta, Steinbrück apeló a la Comisión Europea a mostrar flexibilidad en sus controles, en caso de que algunos bancos europeos afectados por la crisis tengan que recibir ayudas estatales.
La quiebra de Lehman costará 1.500 millones a los bancos franceses
A la espera de conocer los detalles del plan de rescate de la Administración de George W. Bush, lo que se está conociendo son las pérdidas que supondrá la quiebra de Lehman Brothers, el último en sumarse al rosario de víctimas de la crisis, en las entidades europeas. Después de que el Gobierno español cifrase en unos 300 millones de euros el impacto de la bancarrota del cuarto mayor banco de inversiones del mundo -aunque las asociaciones de banca como Adicae elevan esta cifra a los 2.000 millones-, hoy ha sido el Ejecutivo francés el que ha revelado que
"Los bancos franceses han sufrido pérdidas. No lo oculto. Han sufrido alrededor de 20.000 millones de pérdidas por el año de crisis que acabamos de vivir y la quiebra de Lehman Brothers les ha costado 1.500 millones. Se sabe muy bien dónde están las pérdidas, cuántas son y ello ha llevado a algunos a recapitalizar. Tienen activos ampliamente suficientes, tienen en cuenta el tamaño de sus balances", ha explicado la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde.
En este orden de cosas, el administrador del banco de inversión estadounidense, PricewaterhuseCoopers (Pwc), ha asegurado hoy que la identificación de los clientes de la división europea de Lehman Brothers para una posible devolución de dinero y activos llevará "varios meses". Además, la casa de valores japonesa Nomura ha llegado a un acuerdo para adquirir la división asiática de Lehman Brothers por unos 225 millones de dólares (154 millones en euros).
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