El ministro Wert evita establecer plazos para las leyes más urgentes de Cultura
No hubo ayer grandes novedades ni concreciones en la comparecencia de José Ignacio Wert para explicar su programa cultural en el Congreso. Las grandes líneas maestras habían sido expuestas en distintos foros durante las últimas semanas. Faltaba encararlas en el Parlamento con los grupos políticos, que mantuvieron con el ministro de Educación, Cultura y Deporte un debate amable y sin salidas de tono salvo en los casos más polémicos, como su nueva defensa explícita de los toros.
Wert tendió la mano a todos los presentes y nada más comenzar anunció su intención de que la política cultural sea una política de Estado. Es decir, basada en pactos y consensos. Lo más urgente será la Ley de Propiedad Intelectual y la nueva de Mecenazgo.
La primera, para restaurar los derechos de autor, "tanto social como económicamente". La segunda, por la crisis. Es necesario incentivar los mecanismos de la sociedad civil para cofinanciar la cultura con mayúsculas.
Esta última será amplia y ambiciosa. Y para ir resolviendo interrogantes, Wert se inclinó más por modelos como el francés -que prevé exenciones de hasta el 30% para empresas- que por el anglosajón. Pero no planteó ni cifras ni plazos. Para el cine también anunció un modelo mixto de financiación. Una opción, dijo, "en la que las ayudas directas se complementen de forma progresiva con una política más decidida de incentivos fiscales".
La decidida apuesta por las industrias culturales y el impulso económico que debe suponer la ventaja del idioma fue otro vértice. Pero de menor intensidad ayer y sin alusiones al Instituto Cervantes al día siguiente de la toma de posesión de Víctor García de la Concha como nuevo director de la institución.
Los museos fueron otra piedra de toque. Tanto el Prado como modelo de gestión, una institución que ya genera el 50% de sus recursos por sí misma, como el Reina Sofía con su nueva ley, que le permitirá, entre otras cosas, "más facilidad en las adquisiciones", ocuparon parte de su tiempo. Por la política de promoción de las Artes Escénicas y de la Música pasó de puntillas, sin audacias más allá de la promoción de estas disciplinas entre los niños y los jóvenes.
Pero lo más polémico fue su alusión y su defensa de la promoción de los toros. Ahí encontró la oposición nada sorprendente de Esquerra Republicana de Catalunya y Izquierda Plural. El portavoz de esta formación, Chesús Yuste, comparó la fiesta con Auschwitz, mientras que Joan Tardà, de ERC, avisó de que para volver a ver toros en Cataluña habría que recurrir a la legión. ¡Qué violencia...!
Babelia
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